La volatilidad extrema sigue reinando en los mercados de aquí, allá y otras partes. Ayer hubo un combo de situaciones que determinaron cambios notables: petróleo arriba de US$ 90, derrumbe en las bolsas, más tensiones por Ucrania con Alberto Fernández con Vladimir Putin, y por supuesto todo esto tuvo un efecto negativo en el mercado argentino, con bonos y acciones orientados a la baja, riesgo país en alza, con el blue tranquilo pero con el dólar fuga presionando de nuevo.
Por otro lado, la nueva ola de Covid no solo impacta en el temor de la población sino también en la actividad económica, con un creciente ausentismo laboral, por cuestiones de contagios, aunque no haya síntomas demasiado graves. Y eso se vio con claridad en los números que repartió ayer la Asociación de Fabricantes de Autos (Adefa), que informó que la fabricación de autos se hundió 23,3% al comparar enero de este año contra enero de 2021 y la exportación de vehículos también se hundió, al desplomarse 22% si se compara lo enviado al exterior el mes pasado contra lo exportado en enero de 2021.
Detrás de esta sensible baja en los números de actividad está apareciendo una condición que muchos especialistas habían adelantado, sin que el Gobierno hiciera demasiado caso: todos los planes de cuotas que se fueron ofreciendo desde agosto del año pasado para intentar ganar la elección de medio término, tienen a muchísima gente con las tarjetas de crédito al límite: queda menos dinero libre para gastar y eso también se está transformando en un problema a la hora de intentar mantener el consumo.
Igualmente, con el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, insistiendo con los Precios Cuidados, ahora con los útiles escolares, ya que están apareciendo aumentos de hasta el 80% anual, el funcionario ya empieza a abrir el paraguas, indicando que la inflación de enero será tan alta como la que se anotó en diciembre.
También está en curso el ajuste de tarifas de electricidad y gas, tras la estocada de los combustibles realizada por YPF, y con una paritaria en los empleados públicos que les agregará dos aumentos del 7%, uno en febrero y otro en abril, que les llevará la suba de salarios al 54% anual. Y hay que tener en cuenta que uno de los problemas más graves que sufre Argentina es la suba de empleos estatales, y la baja de empleos privados, por lo que las empresas y los desocupados deberán poner más de sus bolsillos para alimentar los sueldos de los que trabajan como planta permanente para el Estado.
Pero lo que quizás más sorpresa causó fue la declaración del extitular del bloque oficialista en Diputados, Héctor Recalde, autodeclarado seguidor de Cristina y no de Alberto, que dijo que "el Congreso no podrá modificar ni una coma el acuerdo alcanzado por Alberto y Guzmán con el FMI, tendrá que votar por sí o por no, nada más que eso. Y a nosotros lo único que nos importa en este momento es mantener la unidad en el Frente de Todos”. Se sabe, la amplia cantidad de legisladores que objetan lo acordado están esperando conocer la letra chica, y hacer enmiendas, cosa que por lo visto no estaría planeado.
La negociación con el FMI
Atentamente, siguiendo al minuto la visita de Alberto a Putin, y las trabas que está encontrando el acuerdo en el Congreso, la titular del Fondo Monetario Internacional hizo una curiosa declaración que hizo girar la cabeza a muchos. Dijo: "sobre el programa del FMI con Argentina queda trabajo duro por delante",
A todo ese combo local se agregó ayer una situación internacional con doble pinza. Hubo una ola polar que dejó sin electricidad y con muchos problemas energéticos en EE.UU. y en Europa, algo que llevó al petróleo a anotar un nuevo aumento, superando los US$ 90 por barril. Y como ya hay países que están dando por terminada la pandemia, liberando por completo todo tipo de circulación, las tecnológicas ven que su ventaja empieza a perder terreno y eso provocó un cataclismo en Wall Street.
Ayer hubo caídas de gran magnitud en la Bolsa de Nueva York, como derrumbes del 8% al 26% en papeles como Facebook (Meta), Snap, Spotify, Shopify y Mercado Libre, en un desplome que derivó en un cierre de Wall Street en rojo profundo, con bajas del 3,7% para el Nasdaq, del 2,4% en el S&P y del 1,6% en el Dow Jones. Y eso por supuesto arrastró a los ADR argentinos que tuvieron una baja en bloque de hasta el 6,6%, con Mercado Libre, YPF, Bioceres, IRSA P y TGS como las más afectadas, y la única que pudo subir fue Edenor, que está frotándose las manos a la espera de las nuevas tarifas.
Esa onda bajista en Wall Street afectó poco a San Pablo, que bajó 0,2%, pero castigó a México, que declinó 1,7%. Y la Bolsa de Buenos Aires también sufrió ya que con menos volumen $879 millones operados en acciones y $5.056 millones en Cedears, el índice Merval bajó otro 1,7%.
Detrás de ese componente, con los inversores refregándose los ojos por las movidas estratégicas de Alberto, que ahora se va para China, persistió la oferta de bonos, que volvieron a mostrar bajas del 1,4%, por lo que el riesgo país trepó otras 16 unidades hasta 1.755 puntos básicos, en un clima completamente negativo, abandonando por completo el pulso positivo que se había iniciado el viernes, con el anuncio del acuerdo.
Y lo que probablemente estuvo con dirección menos definida fue el dólar, tanto afuera como adentro. En el exterior, el dólar subió 1% en Chile, 0,5% en Brasil y Japón y 0,1% en México, pero bajó 0,1% contra la libra y cayó 1,1% contra el euro, con todos los anuncios realizados por el Banco Central Europeo. Y a pesar de que EE.UU. sigue mejorando su condición laboral: los pedidos de seguro por desempleo cayeron en 23.000, hasta 238.000. Y como eso anticipa una Fed efectivamente dura desde marzo, las tasas largas de sus bonos se empinaron: subieron al 1,7% anual a 5 años, 1,8% a 10 años y 2,2% a 30 años.
A nivel local, el dólar fue un disloque. El blue bajo apenas, hasta $216, mientras que el MEP achicó, pero el contado con liquidación y el Senebi volvieron a subir de manera consistente, hasta acercarse a los $225, lo cual refleja que con este marco los inversores grandes y las empresas siguen fugando capitales de Argentina. Eso sucede mientras el BCRA no junta ni una gota en reservas, y ayer chupó de los bancos la friolera de otros $317.072 millones en Leliq al 40%, con los bancos pagando 39% por los depósitos, por lo que a la gente se le está licuando el ahorro.
La danza de las commodities, salvo el petróleo, pareció bailar toda al compás de la varita que empezará a mover Powell dentro de pocas semanas. El petróleo vuelve a volar, subió 2,1%. Los metales preciosos estuvieron entre quietos y débiles, y los metales básicos actuaron mixtos. Algo parecido pasó con los granos tanto en Chicago como en Rosario, con debilidad sobre todo en EE.UU. Y los criptoadictos siguen meta-lexotanil, ya que el Bitcoin cayó otro 2,5% y hubo bajas de hasta el 3% en el resto de las criptomonedas.
