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Bolsas alocadas

Volatilidad: mejor asegurarse que tomar demasiado riesgo

Los analistas avisan: son tiempos muy inestables y hay que ser cautelosos.

Los commodities saltaron ayer, impusados por la suba del petróleo.
Los commodities saltaron ayer, impusados por la suba del petróleo.
Luis Varela 03 junio de 2022

En medio de un planeta que sigue vibrando por la lenta salida de la pandemia de Covid, la guerra rusa en Ucrania y la imparable revolución tecnológica, el politólogo Andrés Malamud destacó ayer un razonamiento absolutamente evidente, que mantiene a los mercados globales en medio de una volatilidad infinita y con tendencia sin dirección: "Los trabajos mediocres que permitían vivir bien y con sensación de prosperidad ya no funcionan y eso sume a todos los países en un gran desconcierto".

Para plantar una imagen imborrable en la cabeza de los que lo escuchaban, Malamud recordó lo que sucedía con la familia creada hace 56 años por el genial dibujante Quino: "El papá de Mafalda tenía un trabajo para nada destacado, y sin embargo tenían un autito, se iban de vacaciones a la costa, y contaban con la sensación de que cuidando más o menos las cosas el futuro se les planteaba más o menos tranquilo". Hoy eso no sucede en casi ninguna parte, ni en Argentina, pero tampoco en Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos o muchos otros países.

Datos en Estados Unidos

En reiterados informes laborales que se están presentando en el mercado norteamericano (que dará hoy los datos de empleo de mayo, un número muy esperado) se está haciendo notar que tras la pandemia mucha gente no está volviendo a sus tareas anteriores por considerar que están mal pagas o que ya no son prácticas por ubicación o comodidad. Y eso está generando, de manera muy desgastante para las empresas, una sucesión de renuncias, que obligan a las compañías a tener que pagar sueldos mejores para conseguir personas que acepten realizar las tareas requeridas.

Toda esta situación tiene impacto directo en el mercado, con reacciones diferentes en cada país, según los ahorros que hayan acumulado las familias en cada lugar. En EE.UU., por ejemplo, es usual que las personas ahorren en acciones, por estar cansados de estafas bancarias o diferente tipo de papeles que prometían pagos extraordinarios que al final no se cumplían. Por eso se desarrolló tanto la Bolsa de Nueva York, que concentra el volumen bursátil más grande del mundo.

En Argentina, en cambio, la gente no ahorra en acciones: el volumen operado en la Bolsa de Buenos Aires es mínimo. Tampoco invierten en bonos, porque los nueve defaults marcaron a fuego a la población. De igual modo tampoco juntan fondos en plazos fijos, apenas mantienen dinero en ese tipo de colocación por cuestiones transaccionales, para pagar las cuentas de cada mes. Y el ahorro preferido por excelencia es el dólar, ya que a lo largo de la historia el billete verde se agachó cien veces, pero a la larga vuelve a equilibrarse, y encuentran en esa vía una compensación.

Sin embargo, a lo largo de los últimos 19 meses, desde fines de octubre de 2020 a esta parte, el valor del dólar blue subió apenas de $195 a $206, lo que significa un incremento del 5,6%, cuando la inflación acumulada en todo ese período fue de nada menos que 107%, que destruyó por completo los ahorros de quienes tienen dólares guardados en cajas de seguridad o debajo del colchón, sin que nadie pueda comprender fácilmente por qué ocurre esta situación.

A nivel global, parte de este recorte en la capacidad de compra que tienen los dólares guardados es explicado por la notable inflación que sufre EE.UU. (de más del 8% anual) por la súper emisión de dólares que realizó la Reserva Federal norteamericana durante toda la pandemia, con Trump primero y luego con el actual presidente Joe Biden. Pero esa inflación de EE.UU. no explica todo el deterioro de los dólares apolillados de los argentinos.

El dólar en Argentina

Y una persona que salió a explicar ayer, en blanco sobre negro, las causas reales de este notable freno en el tipo de cambio fue el empresario Eduardo Costantini, que aludió al viejo dicho conocido "hecha la ley, hecha la trampa". ¿Qué sucede según Costantini? Algunos importadores están sobrefacturando importaciones, trayendo menos productos que los que declaran en el BCRA para acceder al dólar oficial de $126. Y al mismo tiempo algunos exportadores subfacturan exportaciones, realizando la operación al revés. De ese modo, tanto unos como otros acceden a dólares baratos, que luego ofrecen en los mercados libres, manteniendo la cotización del blue planchada.

Al mismo tiempo, como siempre ocurre, Argentina transita por el semestre abundante de dólares porque entre marzo y junio se concentra el grueso de la liquidación del campo. Argentina, con petróleo y gas para 50 países como el nuestro en Vaca Muerta, no los desarrollo por mantener un valor de barril criollo ficticiamente bajo, no hubo inversiones, no se realizaron obras, y hay faltante de energía, gas, gasoil esencialmente. Y eso hace que el Gobierno se vea obligado a importar ese tipo de productos, que los barcos no entregan si nos reciben los dólares enteritos, uno sobre el otro.

Entre las maniobras de comercio exterior y las compras de energía, se está dando la peor de las condiciones: el Banco Central ve pasar los dólares y no los puede agarrar. Ayer pudo sumar US$ 32 millones, una cantidad ínfima para lo que acordó con el FMI, y que no le permitirán ir cumpliendo con los pagos futuros que se van acercando (el 9 de julio se pagan cupones más altos de los bonos surgidos del canje de Guzmán). De ahí que el valor de los bonos siga sumergido en el fango, con el riesgo país en las nubes: aunque ayer, porque se acerca el pago de un cupón los papeles del estado subieron apenas y el riesgo país bajó 16 unidades, hasta 1.896 puntos básicos.

El rumbo de las bolsas

Toda esta alocada realidad viene acompañada por mercados financieros que están vibrando por varios factores. En medio de un claro canal bajista, del que muchos expertos quieren salir cada vez que se produce una suba, se repiten todo tipo de anuncios maravillosos para que los inversores menos experimentados pongan su dinero y compren activos con precios que todavía pueden estar altos. Por eso ayer se repitió en torno a la Bolsa de Nueva York que a lo largo de todo junio se viene un tsunami de pago de dividendos en muchas compañías, como Kellogg, Ebay, McDonald's, Goldman Sachs, Pepsi, Bank of America... y la lista podría extenderse a medio centenar de empresas. Por lo que ayer, a pesar de todas las advertencias, la Bolsa de Nueva York volvió a mostrar subas importantes.

En números concretos, ayer el índice Nasdaq saltó 2,7%, el S&P subió 1,8% y el Dow ganó 1,3%, con todos los compradores esperando recibir pronto dinero de ganancias maravillosas. Y lo paradójico del caso es que este movimiento se dio después de que un alto ejecutivo de JP Morgan, Jamie Dimon, advirtiera el miércoles que la economía está a punto de sufrir un "huracán". Y ayer mismo, un también experto de Goldman Sachs se hizo eco del tono pesimista de Dimon, y advirtió que se avecinan tiempos más difíciles en medio de una serie de impactos que sacuden la economía mundial. “Este es uno de los entornos más complejos y dinámicos, si no el más, que he visto en mi carrera”, dijo ayer el presidente de Goldman, John Waldron, en una conferencia de inversionistas. “La confluencia de la cantidad de impactos al sistema para mí no tiene precedentes”.

Al mismo tiempo, para agregar otro condimento a la confusión general, la presidenta del Banco de la Reserva Federal de Cleveland, Loretta Mester, dijo también ayer que podría pasar "algún tiempo" antes de que el banco central se convenza de que la inflación se está enfriando y que es hora de frenar las subidas de tasas de interés. Y con pelos y señales advirtió que el aumento de los alquileres de viviendas está generando lecturas de inflación más altas, al igual que los precios más elevados de las materias primas. "Por eso -afirmó. soy reacia a declarar que habrá una victoria (sobre la inflación) demasiado pronto".

Y, por si todo ese mareo fuera poco, ayer mismo la revista Newsweek sacó un informe sobre la salud de Vladimir Putin, detallando que tiene fuertes resistencias dentro del Kremlin. Pero el líder ruso se las ingenia para organizar otro encuentro con la Opep+, por lo que pronto habrá novedades con el petróleo, principal factor para mantener los precios del mundo en el cielo. Y la reacción de esto determinó que ayer las materias primas siguieran volando, riéndose de las advertencias que viene haciendo Jerome Powell desde la Fed, advirtiendo que ya saca del mercado US$ 45.000 millones por mes vendiendo bonos del Tesoro y papeles hipotecarios. Y no pareció hacer mella tampoco la chance de que la tasa corta llegue al 3% a fin de año, o al 5% como quieren otros directores del organismo. De hecho ayer las tasas largas estadounidenses s volvieron a subir: 2,9% anual a 5 años y 3% a 10 años.

Commodities para arriba

Sin embargo, el barril de petróleo saltó otro 2,2%, los metales preciosos también estuvieron marcadamente hacia arriba, hasta 2% sobre todo la onza de plata. No hubo buenos precios testigo para los metales por el feriado en Londres por la reina. Pero en Chicago la soja y el trigo volvieron a subir, aunque en Rosario solo el "yuyito estuvo para arriba". Y con un clima tan caótico reinando, las criptomonedas pudieron tener otro día de suspiro, con repunte del 2,3% para el Bitcoin y con subas aún mejores en el resto los valores del panel.

Los analistas que saben siguen afirmando lo mismo. Se vienen tiempos complejos, desconocidos. Todo parece indicar que habrá o estancamiento e incluso una posible recesión. Son tiempos de alta volatilidad, y cada suba generada por la ambición debe ser tomada como una opción de venta, para tratar de ir ampliando en la cartera posiciones cautelosas. Puede haber grandes ganancias tras los derrumbes acumulados: Netflix por ejemplo cayó 71% en siete meses. Pero en momentos tan volátiles, más vale pájaro en mano, que 100 volando.

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