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5 series y películas para ver este fin de semana en Netflix, HBO Max y Star Plus

Una selección con las nuevas películas, documentales y series recomendadas para este fin de semana.

Las 5 mejores películas y series para ver este fin de semana
Las 5 mejores películas y series para ver este fin de semana Archivo
Oscar Mainieri 23 junio de 2023

Con tantas plataformas de streaming a nuestra disposición, puede parecer casi imposible decidirse por algo para ver durante el fin de semana

Por eso reunimos en una selección especial las mejores series y películas, que incluye también estrenos en salas de cine, para convertir ese menú interminable en un problema del pasado.

Estas son las series y películas para ver en el fin de semana en HBO Max, Star Plus y Netflix.

1. Miniserie para ver en Star Plus: Diciembre 2001

Este drama histórico se basa en el libro El palacio y la calle de Miguel Bonasso, periodista y ex diputado nacional por el Partido de la Revolución Democrática, para narrar los hechos que enlutaron al país en aquel triste diciembre en que se produjo la caída del gobierno de la Alianza. 

Los dos primeros episodios sirven para establecer el contexto de la situación: asunción de Ricardo López Murphy como ministro de Economía, pronto a ser reemplazado por Domingo Cavallo, responsable de la convertibilidad durante el gobierno de Carlos Menem. 

Si hubiera algo parecido a un punto de vista con el que el espectador puede identificarse se daría a través del personaje de Javier Cach (Diego Cremonesi), un militante político que se desempeña como asesor de la Jefatura de Gabinete, que nos permite atisbar de cerca las marchas y contramarchas del presidente de la Rúa, que se aferra -al igual que su superministro- a la hipotética llegada de un préstamo del FMI para aplacar el descontento existente en las calles, descontento popular que lo llevará a establecer el estado de sitio, con una brutal represión posterior que dejará un saldo de 39 argentinos muertos.

El de Cach es un punto de vista limitado porque no alcanza para entrever las maniobras del Peronismo. Si bien hay otro personaje imaginario, el del asesor de Eduardo Duhalde interpretado por Nicolás Furtado, la información que le otorga a Cach es acotada, y tampoco alcanza para desnudar todos los tejes y manejes que se dan entre los dirigentes de ese partido.

Los dolores de la clase media se vehiculizan a través del personaje de la madre de Cach (una siempre efectiva Cecilia Rosetto), una ahorrista desesperada porque no puede extraer sus ahorros del banco y, al mismo tiempo, una médica que atestigua -al igual que su hijo- la represión in situ, ya que debe hacerse cargo de los heridos que van poblando las calles del centro de nuestra capital.

Las penurias de la clase baja tienen su representante en Héctor "El Toba" García (Sergio Prina), que trata de evitar los numerosos saqueos de supermercados y consigue asistencia médica para una de las víctimas de la represión policial. También aparece por ahí Gabriel Almirón como Luis D'Elia.

Manejar este mosaico de situaciones planteadas desde el guion por Mario Segade no debe haber sido fácil, y en este sentido el director Benjamín Ávila (Infancia clandestina) sale airoso. La narración es fluida y recurre a abundante material de archivo de los noticieros, muy bien entreverado con las intrigas palaciegas. Hay cierta voluntad estilística e ideológica en la caricaturización de ciertos personajes, pero tampoco es tan extrema como para transformarlos en grotescos. 

El elenco es de primer nivel. Destacan Jean Pierre Noher, como Fernando de la Rúa, y Luis Machín como Domingo Cavallo, representado de a ratos con aires de divo. Luis Luque como Chrystian Colombo, el jefe de gabinete, hace su numerito habitual del hombre pasado de revoluciones. No desentonan César Troncoso como el futuro presidente Duhalde, ni Alejandra Flechner como su esposa Chiche. La caracterización de Fernan Mirás como Chacho Álvarez no tiene nada que ver con cómo era físicamente el ex presidente, pero el actor de Tango feroz es tan buen intérprete que sabe otorgarle cierto candor a esa figura. 

Párrafo aparte merece Manuel Callau como el ex presidente Raúl Alfonsín, figura representada con sumo respeto (no sucede lo mismo con, por ejemplo, el ex presidente Adolfo Rodríguez Saá), tanto cuando trata de aconsejar a De La Rúa como cuando le da la venia a Duhalde para que se haga cargo de esta tragedia.

Los cuatro últimos episodios desarrollan cierto suspenso a medida que los conflictos se van multiplicando debido a la impotencia de unos y la ambición de poder de otros. 

El final, con su aliento cínico -el pacto entre los jóvenes asesores políticos, uno desalentado por la debacle de su gobierno, otro henchido de entusiasmo por lo que se avecina- deja un sabor acre en el espectador. 

2. Miniserie para ver en HBO Max: La carga de la prueba

En 1987 Jennifer, una joven de 15 años, se fuga de su casa. A su hermano Stephen siempre le quedó la duda de si sus padres tenían algo que ver con el hecho. Dos décadas más tarde, reactiva la investigación que había llegado a un punto muerto en lo que hace a la policía local, contratando a un detective. 

Este apasionante documental (4 episodios de una hora) sigue a Stephen a lo largo de 7 años en su búsqueda incansable de la verdad, entrevistando a distintos expertos, a la mujer policía que llevó a cabo la investigación. También hay encuentros con la madre: el hombre teme que haya encubierto a su padre.

Muy tensa es la entrevista de la directora Cynthia Hill con el padre, un contador ex veterano de Vietnam, que regresó con gloria y con un diagnóstico de stress post traumático y que trataba muy violentamente a su primera esposa y a sus hijos.

Por su parte, el investigador privado, revela otros cabos sueltos que fueron dejados de lado por la investigadora policial por centrarse sólo en el padre. Vemos a Stephen envejecer a lo largo de los años, encontrando un callejón sin salida tras otro. Finalmente, hay una luz incierta al final del túnel.

Con recursos variados, como mostrar la filmación de un interrogatorio policial a la madre o la entrevista a un manco veterano de muchas batallas, más los testimonios de compañeros de colegio de Jennifer, Hill consigue hacer de este docudrama algo apasionante para el espectador, amén de crear empatía con Stephen, cuya vida familiar ha quedado destrozada por la desaparición y ha tensado la relación con sus padres. Muy recomendable.

3. Miniserie para ver en Star Plus: El paciente

La temática del asesino serial es dada vuelta en este thriller psicológico. Sam (Domhnall Gleeson) siente una compulsión incontrolable a asesinar a aquellos que le faltan el respeto. Ya se ha cobrado varias víctimas y eso lo atormenta. Inicia un tratamiento terapéutico.

El especialista elegido es el Dr. Alan Strauss (Steve Carrell), que acaba de perder a su esposa. Tras varias sesiones en las que no ve adelantos, Sam opta por secuestrar al doctor y mantenerlo cautivo en la planta baja de su casa en las afueras, en la que vive con su madre (Linda Emond). Ahí tendrá al profesional al alcance de la mano, las 24 horas.

Si bien el planteo en los primeros dos capítulos parece un tanto artificioso, el guion de Joel Fields y Joseph Weisberg se las ingenia para no circunscribir la acción a esa habitación. Veremos al asesino en acción mientras el tratamiento no da los resultados deseados, al Dr. Strauss sufrir estoicamente el cautiverio mientras monologa interiormente con su propio terapeuta (David Alan Grier).

¿Encontrará Sam la cura que tanto ansía? ¿Saldrá Strauss con vida de esta encerrona? Hay bastante suspenso a lo largo de los 10 episodios de 30 minutos. Carrell, que también desempeña funciones como productor, dota de humanismo las interacciones con su ambivalente paciente, aunque por más que le crezca la barba tiene una dentadura postiza tipo barracuda que distrae mucho la atención del espectador. 

Por su parte, Gleeson -que es un irlandés hijo de Brendan, también escritor y director de obras de teatro- conmueve cuando su personaje se bifurca en busca de la sanación y aterra cuando es víctima de la ira que lo atraviesa y carcome. 

4. Serie para ver en Netflix: The End of the F***ing World

Con sólo dos temporadas (16 episodios de 25 minutos cada uno), esta serie inglesa es de lo mejor que Netflix tiene para ofrecer. Narra la historia de dos adolescentes que viven un romance tan excepcional como cautivante, dadas las características de cada uno de ellos.

James (Alex Lawther) tiene 17 años, no tiene amigos y viene con un pasado de tendencias psicopáticas. Alyssa (Jessica Bardem) es avasallada por ataques de ira y una conducta asocial. Ambos son infelices tanto en la escuela a la que concurren como en la vida cotidiana con sus familias. Deciden fugarse robando el auto del padre de él.

La primer temporada adopta la estructura de una road movie con distintas paradas, que incluyen un homicidio, robos diversos, la búsqueda de un familiar perdido que les posibilite un refugio, ya enterados de que les sigue la pista una peculiar pareja de detectives policiales.

La segunda temporada está más focalizada en una zona boscosa de Inglaterra que rodea al restaurante al paso de la tía de uno de los personajes. Allí se les suma Bonnie (Naomi Ackie), una morocha que tiene su propia agenda con respecto a la pareja.

Con ecos de películas como Malas tierras, Escape salvaje y Asesinos por naturaleza, lo que hace tan exclusivo y cautivante a cada episodio es la relación de la pareja protagónica, que siempre encuentra alguna traba interna que impide expresar de manera transparente el amor que el uno siente por el otro. Entre la cortedad de James y lo mandada que es Alyssa para ciertas situaciones, los cortocircuitos son abundantes.

Por otro lado, los adultos en general, y los progenitores en particular no quedan bien parados, ya sea por su incapacidad o su negligencia al criar a los hijos o brindarles la atención debida.

Con abundantes toques de humor negro y más de una situación de tensión, el producto se beneficia de una banda sonora impresionante (Brenda Lee, Bernadette Carroll, Julie London entre otros intérpretes) que adosa tonalidades diversas y ayuda a crear las extrañas atmósferas que envuelven a los personajes. 

The End of the F***ing World es la serie ideal para consumir sin pausa una tarde de invierno.

5. Miniserie para ver en HBO Max: Heridas abiertas

La protagonista de esta miniserie de 8 episodios, basada en el best seller de Gillian Flyn -la misma de Perdida-, vuelve a su pueblo natal para informar sobre la desaparición de una adolescente. El dueño del diario para el que trabaja, una especie de figura paterna, tiene otras motivaciones para asignarle esa tarea: cree que Camille debe superar los traumas que la tienen sumida en una nube de embotamiento perpetuo, entre botellas de vodka disfrazadas de agua mineral y entradas y salidas de clínicas psiquiátricas.

Camille Preaker está protagonizada por Amy Adams (Escándalo americano, La llegada), una de las mejores actrices de su generación, que aquí tiene la oportunidad de desarrollar un personaje aquejado por recuerdos que se presentan en la pantalla de su mente como esquirlas de una batalla que todavía no ha concluido. 

La muerte temprana de una hermana joven, una cabaña en el bosque donde suceden cosas atroces, una conocida madura (excelente Elizabeth Perkins) que parece ser una bisagra entre el pasado y el presente y sabe mucho más de lo que expresa, otra hermana menor siempre coqueteando en las fronteras del abismo, muchachas a las que se las mata y se le extraen los dientes, una madre que detrás de las conductas de manual de etiqueta se esmera en cuidar a su progenie hasta extremos impensados.

La madre, una ricachona dueña de la empresa que da abundantes puestos de trabajo al pueblo -un criadero de chanchos- está interpretada por Patricia Clarkson, en uno de los mejores papeles que le han tocado. Esta belleza ajada y caricaturesca, con algo de heroína de las obras de Tennesse Williams, -pensamos en la Violet Venable que vampiriza De repente, el último verano- pura calma diáfana estragada por hirientes frases irónicas, parece albergar un encono profundo hacia la hija. A lo largo del desarrollo nos enteraremos por qué.

Heridas abiertas, tal el título en español, es un proyecto ideado para el lucimiento de sus actrices, como lo fuera también Big Little Lies. Y tiene el mismo director, Jean-Marc Vallée, como responsable, empeñado en crear atmósferas tan densas como el calor que abate a la población del ficticio Wind Gap, en Missouri, al sur de los Estados Unidos. 

El modelo es Twin Peaks, aunque en escala menor en cuanto a personajes y situaciones, y anclado el gótico en un realismo ajeno a los delirios de David Lynch. Tenemos un padrastro que se la pasa ambientando los interiores de la casona señorial con música easy listening de los años 50, 60 y 70 (en contraste con una hijastra que se acuna con Led Zeppelin); ventiladores que giran siniestramente; adolescentes con conductas altamente autodestructivas; jóvenes varones heridos por su exceso de sensibilidad; matronas que exhiben la maternidad como único logro y trofeo para tapar una angustia sin fin; padres traumatizados por pérdidas irreparables; policías de ciudad y de pueblo que se miden en sus hallazgos...

El realismo no le viene mal a este thriller psicológico, donde importa menos la resolución de los misterios que el detalle en la evolución de los personajes femeninos, la densidad de sus traumas -enriquecidos por el montaje fragmentado de Vallée, que acumula flashbacks y flashforwards creando un estado de confusión y estupor en el espectador similar al que habita la protagonista, un nivel de saturación que puede resultar asfixiante, sobre todo en los capítulos 5 y 6. Pareciera que la trama no avanza, se estanca, pero en realidad la que gira sobre sí misma como un trompo -al igual que los infinitos vinilos bajo el peso de la púa- es la protagonista.

Quien acompañe el proceso del personaje central y llegue hasta el desenlace -con dos finales, a lo Carrie (Brian de Palma, 1976)- se verá recompensado. El horror es lo suficientemente oscuro y estremecedor para garantizarle a Sharp objects un lugar perdurable en la memoria del espectador.

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