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El antagonismo Irán-Israel: ¿cómo estos países pasaron de ser aliados a enemigos?

Aunque hoy en día estos países son enemigos acérrimos, en el pasado supieron mantener buenos vínculos.

El antagonismo Irán-Israel: ¿cómo estos países pasaron de ser aliados a enemigos?
Manuel Ignacio Carreras 03 mayo de 2024

El conflicto actual entre la República Islámica de Irán y el Estado de Israel no sorprende si tenemos en cuenta el trasfondo histórico que envuelve a ambos países desde hace décadas.

Israel se constituyó como Estado en el año 1948, tras la resolución 181 de las Naciones Unidas (ONU), y, como consecuencia, la partición de Palestina. 

El plan consistió en dividir el territorio de Palestina en 2 Estados: uno árabe y el otro judío, mientras que la ciudad de Jerusalén quedaría bajo un régimen internacional de administración fiduciaria.

Irán, antes de establecerse como lo conocemos actualmente, fue un gran imperio (el persa) y luego se sucedieron distintas dinastías que gobernaron por siglos hasta las últimas décadas del siglo XX, cuando, a través de Revolución de los Ayatolás, el 22 de abril de 1979, puso fin a las monarquías de los sha (título que recibían los monarcas de Irán), creando a la República Islámica de Irán.

Una vez que Israel se conformó como un Estado, su futuro se vio asestado por sucesivas guerras (la de liberación en 1948, la de los seis días en 1967 y la de Yom Kipur en 1973, todas con el mismo resultado: triunfo del país hebreo), en las cuales luchó contra países como Jordania, Irak, Líbano, Siria y Egipto. Sin embargo, Irán jamás participó en ningún conflicto bélico contra Israel de manera directa. 

La relación entre ambos fue de suma cordialidad desde la existencia de ambas naciones (compartían alianzas con los Estados Unidos de América e Irán fue el segundo país islámico en reconocer oficialmente al Estado de Israel, solamente detrás de Egipto), hasta el año 1979, en donde aconteció una de las mayores revoluciones en el mundo islámico, como lo fue la del Ayatolá Jomeini a finales de los años setenta.

Un giro de 180 grados

La dinastía Pahlavi (1925-1979) en Irán fue la última en reinar previo a la revolución: caracterizada por la tendencia a las alianzas estratégicas con occidente, tanto con los Estados Unidos como con el Reino Unido. 

Durante esa monarquía, no existieron conflictos relevantes con el Estado de Israel, incluso el primer Jefe de Gobierno que tuvo Israel (David Ben-Gurion) siempre buscó consolidar los buenos lazos con Irán, para lograr contrarrestar al resto de los países árabes, opositores a la existencia de un Estado judío en la región y pertenecientes a la Liga Árabe (Egipto, Siria, Irak, Líbano, entre otras naciones).

Incluso, previamente a la creación del Estado de Israel, Irán no se opuso a la creación de un Estado judío frente a la Organización de las Naciones Unidas, sin embargo, sostenía la imperiosa necesidad de la existencia de un plan que defienda al pueblo palestino.

Pero, a partir de 1979, la relación entre ambas naciones se modificó radicalmente: el nuevo gobierno iraní, comandado por el Ayatolá Ruhollah Musavi Jomeini, promulgó una política de rechazo absoluto hacia los Estados Unidos y a su gran aliado en la región, Israel.

Para el Ayatolá, (representa al líder supremo del país persa), la República Islámica de Irán tenía tres objetivos que resultaban trascendentales para el interés nacional: lograr sustituir a Israel por Palestina; la expulsión de Estados Unidos de Oriente para evitar su influencia de todo tipo en la región y alcanzar el derrumbamiento del orden mundial creado por Estados Unidos en los últimos años. 

Para cumplir con estos objetivos, actualmente cuentan con dos ejércitos profesionales: su ejército regular (el Ejército de la República Islámica de Irán) y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (creada a partir de la revolución del 22 de abril de 1979).

Por ello, el régimen de los ayatolás se encargó de romper relaciones diplomáticas con Israel, dejó sin efecto el reconocimiento de la validez del pasaporte de los ciudadanos israelíes y se apoderó de la embajada israelí en Teherán, con el objetivo de cedérsela a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), la cual luchaba por un Estado palestino contra el gobierno israelí.

En materia religiosa, en la República Islámica existe una población judía que habita desde hace más de dos mil años, coexistiendo con otras religiones, especialmente con el islam.

Luego de la Independencia de Israel (1948) y la Revolución Islámica (1979), el judaísmo se comenzó a ver como un enemigo, provocado la migración de miles de judíos. Actualmente existen menos de 10.000 judíos viviendo en Irán, mientras que antes de 1948 la cifra ascendía a más de 100.000. 

Pero, por otro lado, los vínculos comerciales entre ambas naciones luego de la independencia de Israel fueron más sólidos de los que se piensa: a partir de 1955, Irán comenzó a vender petróleo a precios más reducidos del nivel de mercado y uno de sus compradores era efectivamente Israel. 

Luego de la guerra árabe-israelí en 1967, la postura de los países árabes se radicalizó aún más, en donde se buscaba no reconocer al Estado israelí, negar la paz y oponerse a al reconocimiento de Israel como un Estado oficial. 

No obstante, Irán no detuvo su cooperación económica con Israel, a través de entidades como Trans-Asiatic Oil (con operaciones en Panamá y Suiza) y mediante la empresa Eliat-Ashkelon Pipeline proporcionaba petróleo iraní a Israel y de esa manera ambos países podían continuar fomentando sus vínculos económicos de manera camuflada.

Incluso, en 1973 ocurrió uno de los boicots petroleros más grandes de la historia: la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió no vender petróleo a Estados Unidos y muchas naciones europeas, como represalia por el soporte militar y armamentístico que esos países le otorgaron a Israel. 

Dicho boicot puso en jaque a las economías occidentales, las cuales eran dependientes del petróleo extranjero pero, a pesar de la decisión de los países de la OPEP, Irán no se plegó al boicot y continuó vendiendo e incluso aumentando considerablemente sus ingresos en moneda extranjera.

En el plano militar, en el año 2011, durante la guerra civil de Siria, Irán e Israel se encontraron en veredas opuestas de la contienda: las fuerzas iraníes apoyaron mediante financiamiento a las fuerzas del presidente sirio Bashar al Assad para lograr mantenerlo en el poder y lograr ser un aliado de peso en la región. 

Por otro lado, Israel se manifestó en contra del régimen de Al Assad y de la presencia iraní en Siria, realizando ataques a objetivos iraníes en suelo sirio.

Por último, otro punto de conflicto entre ambas naciones es el enriquecimiento de uranio por parte del gobierno iraní. 

El uranio enriquecido en un 90% permite su utilización para fabricar armas nucleares mientras que enriquecido en un 5% se utiliza para hacer funcionar una planta nuclear (Irán actualmente logró un enriquecimiento del 60%). 

Esto último, produce una desconfianza absoluta desde Occidente sobre el uso del uranio iraní con fines civiles y por ello Israel es de los países de la comunidad internacional que más presión realiza para evitar la expansión nuclear del país persa.

Dos naciones antagónicas, enemistadas ideológicamente y religiosamente, difícilmente logren solucionar sus controversias en el corto plazo, sin embargo, es pertinente señalar que no siempre existió tensión entre ambas. 

Por lo cual, en un futuro, podría existir una coexistencia pacífica, sobre todo, si los intereses comunes comienzan a ser mayores que sus disidencias geopolíticas.

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