El Economista - 70 años
Versión digital

vie 03 May

BUE 14°C
Cine

El auge y la caída de Pixar: revolucionó Hollywood y ahora enfrenta su peor momento

Elementos, la última película de Pixar y Disney, es un fracaso de taquilla y tuvo críticas mixtas. Atrás parecen haber quedado las épocas en las que producciones como Ratatouille, Up o Toy Story recaudaban millones, ganaban premios, encantaban al público y a los críticos.

El auge y la caída de Pixar: revolucionó Hollywood y ahora enfrenta su peor momento
Pablo Planovsky 23 junio de 2023

Cuando Steve Jobs se reunió con George Lucas, el director de La Guerra de las Galaxias le advirtió que el Departamento de Tecnología de Lucasfilm estaba obsesionado con la animación. Al fundador de Apple le interesaba el potencial de una sección dedicada a la tecnología para crear imágenes en tres dimensiones por computadora, concepto que tenía el aroma del futuro en 1986, pero que no muchos podían imaginar en esa época. 

La visión de Jobs, como nuevo propietario de la nueva empresa, llamada Pixar, era combinar el arte y la tecnología.

Elementos es la nueva película de Pixar, que en alguna época supo ser el estudio más elogiado de Hollywood. No es difícil entender por qué. En 1995 estrenó Toy Story, la película que revolucionó a la industria del cine. Pixar probó con Toy Story que podía combinar la maestría tecnológica con la maestría narrativa: si hay una razón por la cual la película se convirtió en un clásico, más allá de la técnica empleada para dar vida a sus personajes, es porque sus personajes cobraron vida más allá de la pantalla. Woody, Buzz y compañía se convirtieron en nombres conocidos por el mundo entero.

Bichos, Toy Story 2, Buscando a Nemo, Monsters, Inc. y Los Increíbles probaron que Toy Story no había sido un proyecto con suerte. 

En Pixar había talento y pasión por contar historias. Se diferenciaba de la competencia que empezaba a aflorar en el campo de la animación por computadora en cuanto al estilo de la animación y cómo narraban los temas que decidían contar. 

Las películas no tenían el estilo de humor característico de las producciones de Dreamworks, como Shrek o Madagascar. Pixar tenía otra sensibilidad.

La época de oro de Pixar

Aunque todas fueron sucesos de taquilla, la consagración del estudio empezó en el año 2007, con Ratatouille. La historia es la del chefcito, una rata que controla a un humano que no sabe cocinar para triunfar en el mundo culinario parisino. 

Con un presupuesto de US$ 150 millones, recaudó más de US$ 600 y tuvo una nominación al Oscar a mejor guión original. La misma nominación recibió en 2008 WALL-E, la historia de un robot que tiene que salvar a la humanidad en un escenario postapocalíptico, donde los humanos obesos se dedican a consumir en una nave espacial controlada por una inteligencia artificial. WALL-E recaudó US$ 521 millones para un presupuesto de US$ 180 millones.

Pixar no parecía tener techo. En 2009 se estrenó Up, la historia de un hombre viudo que vive amargado hasta que decide hacer que su casa, atada a miles de globos, salga volando por los aires. 

Up costó US$ 175 millones y recaudó US$ 735 millones en todo el mundo. Se convirtió en la segunda película en la historia en estar nominada al Oscar mejor película, una hazaña que solo había logrado La Bella y la Bestia, el clásico musical animado de Disney, en 1992. 

Nada se comparaba con lo que estaba por llegar. Toy Story 3, estrenada en el mejor momento del estudio, recaudó más de US$ 1000 millones con un presupuesto de US$ 200 millones. La película fue la que mejores críticas recibió en 2010, tuvo varias nominaciones al Oscar, incluyendo mejor película y fue una de las más taquilleras del año.

Auge y caída

john-lasseter-toy-story
 

Toy Story era la excepción que confirma la regla: a diferencia de sus estudios rivales, Pixar no se dedicaba a hacer secuelas. En el estudio preferían contar historias originales, arriesgadas, antes que explotar franquicias. 

Pero desde 2006 la empresa había sido adquirida por Disney. Los nuevos proyectos en conjunto con los nuevos dueños empezaron a tomar forma en la siguiente década. Empezó la época de las secuelas para Cars, Monsters, Inc., Los Increíbles y Buscando a Nemo. La crítica ya no fue tan favorable y tampoco los resultados en taquilla. El brillo, poco a poco, se fue desvaneciendo.

Un joven con talento había impresionado a Steve Jobs en su paso por Pixar. El muchacho era John Lasseter, que había ganado el Oscar para los estudiantes de cine con un cortometraje, La Dama y la Lámpara. Lasseter era un apasionado por la animación y las películas de Disney. Jobs le dio libertad creativa a Lasseter en Pixar y el resultado fue una nominación al Oscar por Luxo Jr. Desde ese momento, el creador de Macintosh quedó tan impresionado por el talento de Lasseter, que decía orgulloso que "Pixar combinaba arte y tecnología".

Lasseter dirigió y escribió el guión de las dos primeras películas de Toy Story, Bichos y Cars. Estuvo nominado al Oscar como guionista por Toy Story 3. Era uno de los talentos preferidos por Steve Jobs y de los hombres con más poder en Pixar.

Las cosas cambiaron en 2017, cuando surgieron denuncias de acoso sexual en el estudio. Varias trabajadoras acusaron a Lasseter de conductas abusivas, alegando que el director las tocaba, besaba y comentaba sobre sus atributos físicos en el ambiente de trabajo. Lasseter abandonó Disney (y, en consecuencia, Pixar) en 2018, pidiendo disculpas por su "conducta inapropiada". En 2019 fue contratado por la división de animación de Paramount. La nueva empresa se preocupó en aclarar que no encontraron arreglos judiciales secretos hechos entre Disney y Lasseter en torno a los casos de abusos.

Elementos, nuevo fracaso comercial

Elementos es una de las películas más caras de Pixar. Tuvo un presupuesto de US$ 200 millones y tuvo un estreno récord para el estudio: menos de US$ 50 millones recaudados en todo el mundo en su primer fin de semana. 

Es, comercialmente, el punto más bajo en la historia de Pixar. Tampoco tuvo buenas críticas cuando se estrenó durante el festival de Cannes, una decisión arriesgada de Disney que no tuvo los resultados esperados. Así, la película confirma la caída en desgracia para el estudio de animación, cuyos últimos títulos (Lightyear y Red, por ejemplo) o no tuvieron buenas críticas, fracasaron en su paso por las salas o fueron enviados directo a streaming por Disney. 

Los tanques de Hollywood, en caída libre

Flash es una catástrofe comercial para Warner y DC: con un presupuesto de US$ 220 millones (sin contar publicidad), es probable que apenas pueda superar los US$ 400 millones a nivel mundial. Las probables causas de (la más reciente) debacle económica para DC en el cine pueden ser variadas: un universo cinematográfico sin rumbo, peleas internas entre nombres propios que quieren construir poder en el nuevo conglomerado de Warner Bros. Discovery, o una creciente indiferencia del público hacia el cine de superhéroes. 

Spider-Man: A través del Spider-verso va a superar los US$ 500 millones con un presupuesto de US$ 100 millones y Guardianes de la Galaxia vol. 3, US$ 820 millones recaudados contra una producción de US$ 250 millones. 

Los dos casos son exitosos y parecen ser las excepciones que confirman la regla, considerando el desempeño pobre que tuvieron casi todas las películas de Marvel (excepto Doctor Strange en el multiverso de la locura) que fracasaron en taquilla o recaudaron menos que títulos anteriores.

Pero, se puede argumentar, el cambio cultural impactó a algo más que al cine de superhéroes. Transformers: El Despertar de las Bestias, La Sirenita, Rápidos y Furiosos X, Ant Man y la Avispa: Quantumania, Calabozos y Dragones: Honor entre Ladrones y Shazam: Furia de los Dioses, decepcionaron en su paso por las salas. Más allá del debate sobre la calidad de cada título, la única certeza que arrojan los números es que algunos directamente fracasaron (como la secuela de Shazam) y otros podrían haber tenido un resultado más "aceptable" (como Rápidos y Furiosos X) si no hubieran tenido un presupuesto excesivo. 

No se trata de la "muerte del cine" sino del resultado que muchos en la industria agoraron hace varios años: es una implosión propia de un modelo productivo donde las películas cada vez son más caras y las salas cada vez más dependientes de los tanques de Hollywood. Lo advirtió Steven Spielberg en 2013, refiriéndose al cine de superhéroes, pero se puede aplicar a todas las franquicias, secuelas y reinicios que están fallando: colapsan todas al mismo tiempo.

Como contracara, en años anteriores fueron Top Gun: Maverick y Avatar: El Camino del Agua; pero en 2023 se suman John Wick 4, Evil Dead: El Despertar (y casi todas las películas de terror recientes), Scream 6 y Super Mario Bros. La película (la más taquillera del año: pasó los US$ 1000 millones en todo el mundo), como los títulos que triunfaron en recaudación. 

Si Indiana Jones y el Dial del Destino (otro título con un presupuesto muy alto que apela a la nostalgia para una franquicia que parece haber agotado el entusiasmo) no tiene buena venta de entradas, entonces Hollywood tendrá que reorganizar qué tipo de producciones financia de cara al futuro. Y, más importante, cuántos millones destina para financiar cada una de esas. Menos puede ser más.

En esta nota

LEÉ TAMBIÉN


Lee también

MÁS NOTAS

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés