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Inflación internacional, conflictos bélicos y su impacto en Argentina

Si la inflación de EE.UU. tocó un techo o no está por verse. En cualquier caso, la Fed no puede darse el lujo de relajarse

Jerome Powell, en la mira.
Jerome Powell, en la mira. .
Juan A. Serur 18 abril de 2022

La inflación de Estados Unidos alcanzó en marzo un máximo desde 1981. El martes se respiraba un aire de tensión en Wall Street previo al comunicado del Departamento de Trabajo. 

Al conocerse el avance de precios de 8,5% en términos anuales, el más alto en los últimos 40 años, los inversores esperaban una reacción negativa en los mercados, puesto que esto conduciría a la Reserva Federal (Fed) a acelerar su retracción monetaria, subiendo las tasas de interés para evitar mayores picos inflacionarios e impactando en el nivel de actividad económica. 

Sin embargo, el desenlace fue el opuesto. Las tasas de interés de los bonos del Tesoro americano bajaron, dado que, a pesar de que el índice general subió fuertemente, el aumento en la tasa de inflación núcleo, que excluye los precios de alimentos y energía, fue menor al esperado.

Esto envió un claro -pero no permanente- mensaje al mercado: la Fed podría tener más grados de libertad para decidir el camino de su política monetaria y retrasar el aumento de tasas. Consecuentemente, una de las hipótesis que más resonaba en Wall Street era que la inflación estaría pronto a tocar un techo, reflejando la idea de que la inflación núcleo aminorando induciría a una baja en el resto de los precios de la economía.

A pesar de la euforia inicial, el índice S&P 500 cerró en terreno negativo. Eso es esperable, dado que la “tenue” suba en la inflación núcleo fue solo consecuencia de la caída en los precios de autos y camiones usados, bienes que el año pasado habían subido significativamente. Esto podría indicar que existen precios de la economía que aún tienen espacio para continuar con el sendero alcista, quitando peso a la hipótesis de que la inflación llegó a su techo.

Más evidencia de esto puede observarse en las expectativas inflacionarias, es decir, la inflación esperada por el mercado. En los últimos meses, se dispararon y desanclaron con respecto al objetivo de la Fed. Por ejemplo, las expectativas a 10, 5 y 2 años se encuentran cercanas a máximos históricos. ¿Qué implica? Que el mercado está lejos de ver un final en el espiral inflacionario y que la Fed, cuya credibilidad cada vez es menor, está perdiendo la capacidad de actuar como atenuante. 

En esta instancia, el nerviosismo persiste y la Fed no puede darse el lujo de relajarse. Si la inflación tocó un techo o no está por verse. Probablemente haya presión de precios por muchos sectores. Ben Bernanke, expresidente de la Fed, solía mencionar a menudo la importancia de anclar las expectativas para evitar peores desenlaces.

¿Cuál es la causa de la inflación?

Una de las principales causas se viene sembrando desde años atrás: la desmedida política monetaria de los principales bancos centrales, que aumentaron sus balances a niveles extremos, y volcaron billones de dólares al mercado. Por ejemplo, el total de activos en el balance de la Fedse duplico en los últimos dos años. Un fenómeno similar ocurrió con la base monetaria en Argentina. Adicionalmente, esto se agrava por la guerra Rusia-Ucrania, cuyo impacto en precios internacionales es muy significativo.

La pregunta del millón es cómo se ve afectada Argentina. La respuesta simple es que la situación es negativa. Argentina arrastra un proceso inflacionario hace décadas que es muy difícil de frenar sin costos políticos. Aún más, la inflación se aceleró en los últimos meses y no hay señales del Gobierno para intentar atenuarla, más allá de culpar al contexto internacional e intentar imponer control sobre los precios.

Asimismo, no existe duda de que el contexto internacional impacta negativamente. Si bien el fuerte aumento en los precios de materias primas, como país exportador neto, es positivo para Argentina, se espera una caída del volumen de producción en la campaña actual por factores climáticos.

Por otro lado, nuestro país, a pesar de contar con una de las reservas de energía más grandes del mundo, es importador neto de esta, que también sufrió grandes subas debido a la guerra. 

En términos del mercado de capitales, la situación tampoco es alentadora. Nuestro país viene atravesando un periodo de gran incertidumbre. Por ejemplo, el Indice de Incertidumbre Económica de la UCA superó el máximo histórico de agosto de 2019. Esto se refleja en los precios de activos locales, que se encuentran cercanos a mínimos históricos.

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