Joe Biden y Donald Trump enfrentan su primer debate de este jueves 27 en un momento, aunque por diferentes razones, de debilidad para ambos.
Las encuestas muestran que solo el 40% de los estadounidenses aprueba la gestión de Biden mientras que el 55% la desaprueba y su calificación es particularmente mala en el terreno económico.
Obtiene peores números que sus antecesores recientes a esta altura de sus respectivos mandatos. Los analistas consideran que no tiene muchas posibilidades de revertir esa evaluación a pesar de que los indicadores económicos vienen mejorando y lo seguirán haciendo hasta la fecha de las elecciones.
Los problemas de Trump tienen que ver más con su persona que con sus políticas. Ser declarado culpable de varios delitos tiene consecuencias negativas en varios segmentos del electorado, aunque no afecte a su núcleo duro.
Por otra parte, muchos independientes, que son los que en definitiva decidirán la elección, rechazan el estilo de confrontación permanente de Trump. Un reciente editorial de The Wall Street Journal señala que el rechazo que produce el estilo del expresidente es lo que explica que su ventaja en las encuestas sea mínima a pesar de la evaluación negativa del actual presidente.
Si el electorado privilegia la gestión, Trump tendría ventaja, pero si considera más relevante a la persona, el beneficiado será Biden.
Salvo un error muy grave de alguno de los candidatos, los debates no cambian el curso de la campaña electoral. Este jueves ambos apelarán al voto de los independientes con Biden tratando de mostrarse vital y Trump menos polarizador.
Los próximos hitos de la campaña que sí podrían tener consecuencias serán las respectivas convenciones partidarias y la definición de quien acompañará a Trump en la fórmula.
