mar 18 Nov
mar 18 Nov
Nuestra Comunidad
Esta en nuestra misión. Queremos que seas parte.
¿Cómo progresan los países o, más en general, las comunidades? Muchos se han hecho, y se siguen haciendo, esta pregunta. Nunca hay una sola causa o una sola respuesta. Son procesos multicausales y cada caso es distinto porque el punto de arranque, las fortalezas, las debilidades y las expectativas son distintas.
A mí me gustaría sumar un ítem a la lista clásica porque es un tema que no suele estar presente. ¿Saben cuál es? LA INFORMACIÓN.
Sociedades informadas tienen una gran ventaja en su camino hacia el progreso. El oscurantismo, la mentira, los "relatos" y el miedo a la circulación de datos e ideas solo son funcionales a los poderes establecidos que quieren preservar el estado actual de las cosas. Saben que si quieren mantener sus privilegios, tienen que hacer lo posible para que la gente no se informe (o se informe mal) y obturar el flujo de información.
Las sociedades tienen que estar informadas y tener libertad para poder intercambiar información y opiniones. Son derechos consolidados en muchas sociedades del mundo. En otras, sin embargo, el atraso es notorio. Obviamente, las primeras corren con enormes ventajas.
Ahí, el rol de los medios de comunicación es decisivo. Es fundamental. Más allá de las críticas que reciben los medios (algunas acertadas, otras interesadas), ¿se imaginan una sociedad sin medios?
Si las sociedades informadas tienen grandes ventajas en la carrera hacia el progreso, lo mismo puede decirse a nivel individual. Personas más informadas están expuestas ante un auditorio de ideas y datos más amplio y toman mejores decisiones para sus vidas y sus familias.
Los medios, y El Economista en particular, sabemos que tenemos un rol importante y que podemos ayudar -y mucho- al progreso de la comunidad acercando información, opiniones, opciones, contrastes. Ayudando a pensar.
Gracias a El Economista, mucha gente empezó a interesarse por el mercado de capitales, se inclinó por estudiar carreras ligadas a la economía o los negocios, se inspiró con historias de emprendedores para hacer su propio emprendimiento, disfrutó la reseña de algún evento o fenómeno, aprendió sobre algunos de los nuevos temas que surgen casi a diario en el mundo de hoy, entendió qué crédito hipotecario era más conveniente para su sueño de tener una casa propia o se cautivó con alguna historia empresaria. O, simplemente, se informó sobre lo que dijo el Presidente, un ministro o algún dirigente.
La penetración de los medios, gracias a los teléfonos celulares (como el que probablemente estás usando para leer este manifiesto), nos permite estar en contacto con los más de 45 millones de argentinos. Y, también, con lectores de todo el mundo.
Queremos seguir ofreciendo nuestros contenidos gratis para que TODOS puedan leer nuestras notas o newsletters, mirar nuestros programas o seguir nuestras redes sociales. Queremos llegar a todos y no tener una barrera monetaria le da una potencia ilimitada a nuestra misión.
Pero, como alguien dijo alguna vez, que algo sea gratis no significa que no tenga costo.
Hacer periodismo cuesta. En el equipo de El Economista hay periodistas, diseñadores, editores, programadores y administrativos que están detrás de todo.
Queremos seguir ofreciendo todos nuestros servicios a la mayor cantidad de gente posible porque creemos que la información es clave para que las sociedades progresen. No queremos dejar a nadie afuera.
Si te gusta lo que hacemos y querés ayudar a nuestra misión (y, a la vez, ser parte de ella), tu aporte es más que bienvenido.
Un abrazo,
Alejandro Radonjic
Director de El Economista