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En especial en el mercado argentino

Como una veleta, todo pasó del rojo al verde en los mercados

Tras el susto, ahora dicen que Omicron no es tan peligrosa y los mercados mejoraron

Pero probablemente donde la veleta del cambio de tendencia más enloqueció fue en
Pero probablemente donde la veleta del cambio de tendencia más enloqueció fue en
Luis Varela 07 diciembre de 2021

Como si fueran una veleta, ese viejo dispositivo giratorio que se mueve de un lado al otro al compás del soplo del viento, los mercados de aquí, allá y todas partes abandonaron el rojo carmesí y las caras largas que predominaron la semana pasada y abrieron el primer lunes de diciembre pletóricos, con casi todo en verde, con sonrisas de oreja a oreja en casi todos los inversores, salvo los criptoadictos, que siguen tomando ansiolíticos, porque sus precios no paran de caer.

El motivo de este violento cambio de ánimo tuvo que ver, esencialmente, con diferentes informes sanitarios, que esta vez abandonaron la siembra de pánico de la apertura del mes, con la amenaza de la cepa sudafricana, más contagiosa y virulenta, y esta vez dijeron que no es tan dañina, que se puede superar incluso sin hospitalización y que en principio plantea una amenaza mortal muchísimo más débil que el Covid-19 original y que la cepa Delta, que tuvieron a maltraer al mundo a lo largo del último año y medio.

Cambio de escenario

Esta nueva información, que veremos cuánto tiempo se mantiene, provocó un violento cambio de expectativas: comenzaron a surgir en los bancos de inversión estimaciones de que la perspectiva de freno económico por la nueva variante del virus no es tan riesgosa, e inmediatamente el primer elemento que saltó por los aires fue la cotización del petróleo: si el virus no inmovilizará tanta gente, habrá viajes, consumo de combustibles y con eso el barril de crudo anotó un brutal brinco de más del 6%, ubicando a las variantes WTI y Brent en los mejores niveles de este mes.

El resto de las materias primas no registraron una reacción semejante: en general hubo valores mixtos para los metales básicos y los granos a nivel internacional, aunque en Argentina las cotizaciones del trigo y el maíz anotaron una suba importante, colocando al valor promedio de los cereales en niveles  récord, lo cual significa que los productores se preparan para recibir altos ingresos y que, una vez que liquiden, gran parte de ese valor quedará mordido, con un tarascón, por las reservas del Banco Central, que hoy está vacío, con los ojos de todo el Gobierno mirando hacia el campo con altísima ansiedad.

Por supuesto, la suba del petróleo genera a nivel mundial un problema que se viene agravando: la inflación global marcará otro escalón problemático. Y pronto sabremos cómo está ese tema, ya que mañana China informará cuál fue su inflación de noviembre, el jueves dará su número mensual México y el viernes llegará el turno de difundir sus índices de precios al consumidor países como Brasil y Estados Unidos.

Por el momento, diferentes analistas calculan que la inflación norteamericana de noviembre estaría en el 6,7% anual, más que en octubre, por lo que el motor de Powell del la Fed para apurar el tapering seguirá encendido. De hecho, ayer mismo, las tasas largas de los bonos del Tesoro norteamericano estuvieron todas para arriba: pagaron 1,2% anual en los papeles a 5 años, 1,4% a 10 años y 1,8% a 30 años.

La decisión de la Fed de recortar sus estímulos volvió a favorecer ayer al dólar global: en el exterior el billete verde subió 0,8% en Chile, 0,7% en Brasil, 0,6% en Japón y 0,2% contra el euro, pero bajó 0,2% contra la libra y en México. Y todo esto no alcanzó ni para hacerle cosquillas a Wall Street, ya que la Bolsa de Nueva York terminó con recuperaciones muy importantes, del 1,4% promedio, con un gran recorrido para las aerolíneas y las empresas vinculadas al turismo, y con una baja consistente para los laboratorios que ganarán menos si la enfermedad no es tan peligrosa.

Pero probablemente donde la veleta del cambio de tendencia más enloqueció, girando como si fuera una calesita, fue en el mercado argentino. A pesar de que los rumores sobre la negociación con el FMI no muestran avances concretos, y que economistas como Juan Carlos De Pablo o Adolfo Sturzenegger aseguren que "un acuerdo con el Fondo no será nada relevante", el mercado argentino de ayer fue una fiesta: el dólar estuvo tranquilo, los bonos y las acciones subieron fuerte, el riesgo bajó y el Banco Central perdió reservas, pero muchas menos que las que venía perdiendo hasta la semana anterior.

Quizá lo que mejor defina el pulso que mostraron ayer, y durante los últimos días, los mercados del mundo y de Argentina, es el análisis de un viejo lobo de mar, extremadamente experimentado, como Charlie Munger, el vicepresidente de Berkshire Hathaway, la empresa del llamado oráculo de Omaha, Warren Buffet, uno de los inversores más exitosos de todos los tiempos.

Ayer, los que no sonrieron en absoluto fueron los tenedores de criptomonedas. El bitcoin de desplomó 7%, vale 26% menos que cuando fue lanzado en su ETF debut hace exactamente un mes. Y Munger, sabio por tantas batallas ganadas y perdidas, sentenció desde sus 97 años de edad: "Ojalá que nunca hubieran creado las criptomonedas, están generando una distorsión que terminaremos pagando todos duramente y encima pueden usarse para fines espurios". Dicho de alguna manera Munger calificó que los inversores jóvenes, sin experiencia, ayudan a que los mercados vibren de un lado al otro, como veletas, y esas distorsiones nunca terminan bien.

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