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Dilema

Los "chicos" crecieron, Máximo es un millonario adulto, Cristina está "condenada" y un "avatar" (L. Carrió) generador de rating, agita la melena, promete quemar todo y se llevó el voto joven.

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Carlos Leyba 16 noviembre de 2023

Desde 2012 se puede votar a los 16 años. "Derecho", gestado por el kirchnerismo, sólo superado por Irán: se puede votar a los 15, acompañado por Cuba, Nicaragua, Ecuador y Brasil y creo, por Austria. 

No pareciera un "derecho" en países de mayor tradición democrática e igualdad. 

Jóvenes que no pueden trabajar, sin autorización de sus padres; no punibles respecto de delitos de acción privada o reprimidos con pena privativa de la libertad que no exceda de dos años, con multa o inhabilitación. Pueden decidir el destino del país.

A la muerte de Néstor (10/2010) se construyó el reemplazo del mito Perón por el del "Nestornauta" de "La Cámpora" que gerenciaba Máximo. Imaginaban que el "mito del Nestornauta" y la invocación a "la juventud maravillosa", resultaría en cosecha electoral: ocurrió por una década. 

Los "chicos" crecieron, Máximo es un millonario adulto, Cristina está "condenada" y de golpe  un "avatar" (L. Carrió) generador de rating, un rockero que dice malas palabras, agita la melena y promete quemar todo, se llevó esos votos sin distinción de clases, sin apegos ideológicos, sin cuestiones históricas; sólo con la identidad de los años. Votan en contra de todo lo que Milei condene. Arrastran a los padres. Un tiro por la culata. ¿Será que nadie piensa las consecuencias: voto de los jóvenes, moratorias de los mayores, jubilaciones de "no discapacitados", derechos sin acumulación de años, de aportes, de discapacidades. ¿Ministerio de las consecuencias?

Dicen los expertos que los jóvenes votan a Milei; 60% en la pobreza y los que no están están desencantados y confluyen en el voto "rompé". Indignación que no canaliza un futuro visualizable sino la supresión del presente. Extraño. Eso pasó antes y sus consecuencias fueron devastadoras. 

Milei ha conquistado con gestos (rompiendo la maqueta del Banco Central), con insultos, con el video incendiando no sé qué, proponiendo la destrucción del presente, pero -según sus dichos- para volver al pasado. 

A un pasado mítico basado en una mentira histórica. Nunca la Argentina fue el país más rico del mundo. Desde 1820/30 hasta 1975, nunca dejó de tener un PIb ph 70% más pequeño que el de EE.UU. y nunca desde 1900 hasta 1975, su PIB ph dejó de ser el 75% del de Australia. 

Pero, desde 1975, todo se derrumbó. Desde el rodrigazo y hasta la crisis de 2001 la gestión de la economía, estuvo dominada por la filosofía que predica Javier. No es casualidad: la doctrina Zinn, que está detrás del rodrigazo, fue la doctrina con que se fundó el CEMA que inspiraron P. Pou y R.Zinn, ambos precursores del neoliberalismo en la Argentina. 

La síntesis perfecta, años después, la declamó, la por Milei admirada, Margaret Thatcher: "la sociedad no existe". No existe el Bien Común y carece de sentido la existencia misma del Estado. R. Reagan expresó ese corolario: "El Estado es parte del problema, no de la solución". 

El problema se resuelve pulverizando al Estado. Por supuesto si entendemos por Estado al elefante criollo desarrollado por el kirchnerismo, inútil a la totalidad de los objetivos que se propone, entonces el Estado es "un problema". Pero si observamos la estructura de la economía de los 20 países de más alto coeficiente de desarrollo humano observaremos que, en esas economías, el Estado representa 40/45%  del PIB. Un Estado eficiente, burocracia profesional que no aparece y desaparece con las administraciones de turno. 

No hay proyecto de país que pueda ignorar la prioridad de un Estado eficiente y transparente. 

Hace 50 años la Argentina, con sus más y sus menos, lo tenía. 

Las afirmaciones doctrinarias a la Thatcher- Reagan - Milei nada tienen que ver con la disciplina económica que, como parte de la política, es una materia que se desempeña desde el Estado Nacional: no hay política económica sin Estado Nación. Milei es un predicador al igual que su alterno, que también supo encandilar juventudes. Me refiero a Axel Kicillof. Hemos experimentado, con Kicillof, las consecuencias de los doctrinarios a cargo de la economía alentados por mayorías juveniles. 

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Milei no estuvo muy lejos en tanto que soporte de la fórmula Scioli-Zannini, junto a G. Francos. Diría Cristina, entonces, "todos tienen que ver con todos". La familia Eurnekian unida, Javier, Bielsa, Vilma Ibarra, Eduardo Valdes, G. Francos, la cuenta interminable, están en todos lados.

Con Javier vamos por la predica filosófica como con Kicillof, en dirección contraria. Ambas direcciones terminan en un "cul de sac", el retorno sin salida. "El éxito" de un programa económico está en la facilidad de la salida. Un "cul de sac" es el fracaso recurrente. 

En materia económica estamos en un "cul de sac" desde hace largos años: una suerte de permanente "día de la marmota". Todo se repite, pero las decisiones y las herramientas se desgastan y los resultados son cada vez más débiles y efímeros. 

Sergio -no tiene, como tuvo Cristina en su apogeo, el voto de los jóvenes tributarios del nuevo derecho- se desgasta en una suerte de puerta giratoria que es "volver a empezar" sin nunca salir de este estado transitorio que es dar una vuelta entre la entrada y la salida y cambiando de dirección, siempre en el mismo lugar. 

Al igual que Milei, Sergio, no puede anunciar una épica del futuro, porque ninguno de los dos la tiene. No son los únicos. 

Nuestro problema básico es que desde hace 50 años creemos que deshacer lo que está presente es "la solución". 

Ejemplos hay a rolete. La Dictadura se propuso (y avanzó muchísimo) destruir la industria nacional: pero no construyó nada en su reemplazo. C. Menem, terminó de destruir el FFCC  y no construyó nada en su reemplazo. Desde el punto de vista material la destrucción acumulada, la desorganización del capital físico y social, acaecida en el país es única en el Planeta. Destrucción de la oferta e "invención" de la demanda artificial. 

Una economía patológicamente inflacionaria que no se cura con la economía vudú. Sino con un programa de desarrollo propio, imposible de ejecutar con un Estado ineficiente y, además, políticamente débil. 

Políticamente débil porque a pesar que se sostiene que la Argentina tiene un régimen presidencialista fuerte, progresivamente y a causa del régimen de proporcionalidad que reemplazo la relación 2/3 para la mayoría y 1/3 para la minoría; el voto directo, que reemplazo al acuerdo de los gobernadores; el período de 4 años con reelección, hacen del Presidente un candidato en campaña permanente, sometido a elecciones cada dos años y sin la posibilidad de ejecutar un programa de grandes transformaciones cuyos resultados son inverificables en los brevísimos períodos de compulsa electoral. Y además por el enorme peso que, sobre la burocracia, han adquirido los concesionarios que se han hecho cargo de las funciones productivas del Estado y por el enorme peso que tienen las nuevas estructuras del comercio internacional, las cadenas de valor y las normas de los organismos internacionales. 

  • Además el balotaje, en esta ocasión, no es una elección, es un dilema. Participan dos opuestos, dos contrarios. Y sin embargo y por lo dicho, si no generamos un amplio consenso a nivel político, parlamentario, de los intereses sociales, divididos profundamente, empresarios y el mundo feliz de los concesionarios, si no fijamos la centralidad del largo plazo, será inevitable un permanente barajar y dar de nuevo. 

Massa se presenta en un presente que tiene que ocultar. No tienen ningún logro para ofrecer que demuestre que hay algo con lo que puede empezar. 

Y sin ningún presente, Milei que ni siquiera puede hacer gala de un equipo razonable, ha decidido apelar a un pasado que es absolutamente falso. Veamos.  

Dice que hasta 1860 fuimos un "país de barbaros".  Antes de esos años no teníamos esclavos censados como EE.UU.; la Patria criolla, la de los descendientes de la Colonia y del mestizaje, desde 1621 tenía en Córdoba una Universidad, mientras que la primera en Estados Unidos se fundó en 1636, luego sería Harvard. 

El país de barbaros según Milei es el de los héroes de la Independencia, de los intelectuales de la generación del 37, la de Sarmiento y la de un Alberdi cuyo últimos escritos Milei ignora absolutamente. 

Sin nada más que destrucción del presente y sin nada que ofrecer sobre el futuro, Javier se repliega en una historia que desconoce. 

Sus últimos gestos de campaña han consistido en negar todo aquello cuya violencia le acumuló el voto de los jóvenes indignados. Ahora es "continuidad", salud y educación públicas, subsidios, la dolarización en seis meses, ¿quién paga las Leliq si no hay emisión?  

La conquista de los jóvenes es una materia peligrosa en tiempos de crisis. Nuestra generación, los abuelos de estos jóvenes, sufrimos el aluvión policlasista de la guerrilla, el reguero de sangre, la inutilidad de una causa impropia por el socialismo que puso en armas a aquellos adolescentes que aspiraban a destrozar ese mundo burgués que sentían como la barrera a la esperanza del "hombre nuevo", un grito similar a "viva la libertad carajo", pero con armas. Pero con el mismo contenido de violencia destructiva. 

A esos años siguió medio siglo de decadencia. La violencia de los "estúpidos imberbes", reformadores sociales, doctrinarios, ahuyentó las inversiones, luego se decidió el "industricidio" para retornar a la Argentina primaria una vez que ya habíamos cruzado el Rubicón de la industria naciente y habíamos demostrado una extraordinaria potencialidad en la industria exportadora. Ese proceso fue deliberadamente abortado y la provocación guerrillera, la fuga de inversores por temor a lo que prometían y por lo que peleaban a sangre y fuego, fue el justificativo doctrinario expuesto por aquellos que profesaban las mismas doctrinas filosóficas que hoy suenan jóvenes: el fin y la condena de la compasión.

Estamos en un dilema: eso no es una elección. "La vida hay que vivirla hacia adelante, pero sólo se puede comprender hacia atrás", dijo S. Kierkegaard.

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