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Macron busca la reelección

Las elecciones presidenciales en Francia ante el nuevo contexto en Europa y el mundo

De triunfar, Macron enfrentará grandes desafíos, ya que no ha logrado en su primer mandato consagrar muchas reformas de corte liberal que intentó hacer

Emmanuel Macro busca ser reelecto en un contexto global complejo.
Emmanuel Macro busca ser reelecto en un contexto global complejo.
Alberto L. Davérède 04 abril de 2022

El presidente Emmanuel Macron procurará revalidar su mandato el domingo 10 de abril próximo – o en la segunda vuelta del 24 de abril – en circunstancias que difieren notablemente de las que imperaban en su país, en Europa y en el mundo cuando, 5 años antes, derrotara a la líder de extrema derecha Marine Le Pen

En ese entonces, el Reino Unido aún era parte de la Unión Europea, Donald Trump había asumido la presidencia de los Estados Unidos de América pocos meses antes, Angela Merkel era canciller de Alemania y líder descollante de Europa y, por sobre todo, Rusia no había aún invadido Ucrania, aunque ya se había apoderado de Crimea y favorecía la secesión de parte de ese país.

La defección del Reino Unido significó que Francia pasara a ser la única potencia nuclear parte de la Unión Europea y miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. 

Por otra parte, en una Europa que no se destaca por la profusión de estadistas que puedan marcar el rumbo del bloque e inspirar a sus ciudadanos, el alejamiento del poder de Merkel dejó un vacío que clama por ser cubierto por otros dirigentes que muestren las calidades y cualidades de la excanciller alemana. 

Pero el liderazgo europeo de Merkel no coincidió en el tiempo con circunstancias internacionales que le permitieran concretar avances pendientes, tales como la proyección internacional del peso económico del continente – o subcontinente, para ser más precisos – así como de su “poder blando”, en la divulgación y la promoción de sus valores en el campo de la democracia, los derechos humanos y la protección del medio ambiente, entre otros. 

La hostilidad de Trump hacia la Unión Europea – y en parte también hacia la OTAN en su dinámica actual-, así como el ímpetu de China para consagrarse como gran potencia y las deficiencias de operatividad europea en lograr su soberanía estratégica, conspiraban contra la prosecución de sus objetivos.

Ello explica que, tan pronto como asumió el poder, el presidente Macron se pronunciara enfáticamente ante los foros europeos a favor de una Europa unida y soberana, que proyectara su visión y sus objetivos al mundo entero. 

El reemplazo de Trump por Joe Biden en Estados Unidos y su decidido acercamiento a Europa facilitaron un despegue que estaba en ciernes pero que aún no se había exteriorizado en toda su dimensión. Por otra parte, la guerra en Ucrania puso a prueba la capacidad de Europa y de Occidente de actuar de manera coordinada y firme, asegurando de esa manera que Rusia deba pagar un muy alto precio por su conducta violatoria del derecho internacional y de toda norma moral y humanitaria.

Estas circunstancias permiten entender el papel que está desempeñando el presidente Macron en su afán de poner fin a la guerra en Ucrania, actuando como mediador de facto. El hecho de que Francia detente la presidencia de la Unión Europea en el primer semestre de este año no solo ha facilitado su accionar sino que lo impulsa a esforzarse por lograr alcanzar este objetivo. Macron mantuvo 15 reuniones con el presidente Vladimir Putin, incluso antes de que se concretara la invasión. 

Aunque los resultados de sus gestiones no sean aún visibles, seguramente no carecerán de influencia en el devenir de los acontecimientos y en la actitud que en definitiva adopte el gobierno ruso con respecto a la resolución del conflicto. Macron no se ha limitado a las palabras. Ha enviado a Ucrania cerca de 450 millones de euros en equipamiento militar, así como asistencia humanitaria.

La visibilidad que ha adquirido el despliegue de iniciativas y acciones del presidente Macron para lograr la paz en Ucrania –hasta se permitió distanciarse de algunas desafortunadas expresiones del presidente Biden- no dejarán de tener un impacto en el resultado de las elecciones presidenciales en su país. 

Si los vaticinios son correctos, es probable que enfrente en segunda vuelta a su rival de 2017: Marine Le Pen. Es común que, en tiempos de crisis como la que vive actualmente Europa, la ciudadanía tiende a cerrarse en torno a su líder. Máxime cuando, como en el caso de Macron, ha mantenido un discurso fuertemente europeo. La situación ha provocado que candidatos radicales, de derecha o de izquierda, suavizaran sus opiniones. La propia Le Pen ya no se manifiesta partidaria de retirar a su país de la Unión Europea ni de abandonar el euro.

El rol de Francia, y de sus líderes, puede ser crucial en un momento en que el mundo se asoma a una puja entre las democracias liberales y las autocracias. La virulencia y el riesgo que estas últimas pueden representar para la paz y la seguridad en el mundo ha quedado una vez más exteriorizada por la irracional decisión de Putin de invadir Ucrania. 

En cuanto al impacto que el resultado de las elecciones pueda tener sobre las relaciones de Francia con nuestro país, parece evidente que el triunfo de un candidato moderado, cualquiera que sea, y que ponga de manifiesto un firme compromiso con los valores que nuestro país comparte, nos permitiría mantener vigentes los tradicionales vínculos que han caracterizado nuestra relación bilateral. 

También en lo multilateral hemos mantenido coincidencias con Francia en la mayoría de los casos de los que se ocupan los organismos internacionales. El fortalecimiento de la Unión Europea, y de Europa en general, contribuiría a mantener un equilibrio entre los principales actores de la comunidad internacional que redundaría en una mayor seguridad y estabilidad del que todos seríamos beneficiarios. La guerra en Ucrania ha puesto a prueba la cohesión y fortaleza de Europa, la que ha demostrado que puede enfrentar una crisis de manera unida y eficaz.

Un tema importante se encuentra pendiente de resolución en nuestra relación con la UE: el acuerdo entre el Mercosur y la UE. Francia ha desempeñado un papel activo en las negociaciones de este tratado, que aún se encuentra pendiente de ratificación. Como es sabido, este país se cuenta entre los que han hecho conocer sus objeciones por algunas cláusulas del convenio que reducen o liberan de aranceles a los productos agropecuarios procedentes de los países miembros del Mercosur.

A su vez, ha ligado este tema con la protección del medio ambiente. Algunos observadores sostienen que se trata de una actitud proteccionista, que Francia comparte con algunos otros miembros. El resultado de las elecciones puede tener un impacto en el futuro del acuerdo, si triunfaran o llegaran a integrar el gobierno algunos partidos que son más proteccionistas que otros – como el que encabeza Le Pen – o que prioricen la protección del medio ambiente sobre la producción, como el de Europa Ecológica Los Verdes. Sin embargo, estos últimos están muy alejados de quienes encabezan las encuestas. Y la extrema derecha concurre dividida, lo que resta posibilidades de triunfo a la señora Le Pen.

De triunfar, el señor Macron enfrentará grandes desafíos, ya que no ha logrado en su primer mandato consagrar muchas reformas de corte liberal que intentó hacer. La reacción de la población, que en gran número se lanzó a las calles vistiendo los famosos “chalecos amarillos”, y el desafío de la guerra en Europa, así como la carestía de vida y la inmigración masiva, requerirán de una gran maestría para ser afrontados. Pero primero tiene que ganar las elecciones.

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