Desde la crisis a ambos lados del Río de la Plata ocurrida a comienzos de siglo, para los bancos en el Uruguay la clientela argentina dejó de tener la importancia del pasado.
Hoy sus depósitos -junto a los de otros no residentes- son cerca de la décima parte del total, cuando a inicios de los 2000 llegaron a ser 40%.
Las instituciones financieras orientales ofrecen, como mayor diferencial, la certeza jurídica del país, ya que el secreto bancario ha ido degradándose con el paso de los años, en parte al expandirse la red de acuerdos de intercambio de información tributaria (Argentina y el Uruguay lo tienen vigente desde el 2013).
Por eso, el nivel de depósitos de no residentes en Uruguay -que en torno al 80% son de argentinos- suele moverse en función de la inestabilidad económica y política en la Argentina.
Después de una baja al final del año pasado, su stock aumentó al inicio de 2023, para luego estabilizarse en cerca de US$ 3.340 millones entre mayo y julio. Pero en agosto, el último dato oficial conocido, se dio una suba, aunque no significativa: el total de depósitos de no residentes se incrementó en US$ 31 millones, es decir, 1% respecto al mes previo. De esa forma, alcanzó a US$ 3.373 millones, un máximo en lo que va del año.
En los bancos, los ejecutivos son cautos y se rehúsan a interpretar ese dato como una tendencia; dicen que habrá que esperar a conocer las estadísticas de septiembre para poder asociarlo, o no, con la incertidumbre por la actual campaña electoral.
En anteriores ciclos electorales, los bancos y otras instituciones financieras en Uruguay acogieron dinero de argentinos inquietos. Los US$ 3.373 millones de no residentes a fin de agosto pasado representan 11,3% del total de depósitos en moneda extranjera; en una perspectiva histórica es un porcentaje bajo, ya que previo a la corrida del 2002 llegaron a representar más del 40%.
Ejecutivos del sistema bancario oriental sostienen que los argentinos disconformes o preocupados por la situación política de su país ya enviaron su dinero al exterior durante los gobiernos kirchneristas, y no esperan movimientos raros.
Otros señalan que muchos buscaron refugio para su dinero en otras plazas financieras. Uruguay, en algunos casos, actúa como intermediario, a través de representantes de entidades financieras constituidas en el exterior que brindan asesoramiento para la colocación del dinero.
A su vez, más de un centenar de gestores o asesores de inversión trabajan en oficinas en Montevideo para, entre otros, 23.025 clientes argentinos, cuyos activos -principalmente bursátiles- a fin del año pasado ascendían a US$ 14.734 millones.
Por fuera del sistema financiero, estas elecciones en Argentina, indefinidas hasta la segunda vuelta del próximo 19 de noviembre entre Sergio Massa y Javier Milei, dan trabajo también a consultorios jurídicos y tributarios en Uruguay. "Todas las semanas tenés a algún argentino para instalarse, desde chiquitos a grandes", comentó un ejecutivo del sector, aunque aclaró que eso no se traduce siempre en una decisión concreta: "La mayoría son conscientes de que Uruguay está caro" y que moverse de país supone dar de baja su residencia fiscal en la Argentina, lo que muchas veces es "un escollo" a sortear frente a su administración tributaria.
