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La Fed toma una política más agresiva

Termina el dinero gratis y la ventana argentina se achica

La Reserva Federal confirmó que sacará del mercado de a US$ 95.000 millones por mes, elevando además la tasa corta posiblemente hasta 3% a fin de año

La Fed anunció que se vendrán cuatro o cinco subas adicionales de tasa de interés.
La Fed anunció que se vendrán cuatro o cinco subas adicionales de tasa de interés.
Luis Varela 06 abril de 2022

En medio de una errática salida de la pandemia (porque siguen apareciendo altos contagios en Asia y surgió una nueva cepa en Sudáfrica) y con impactos aún impredecibles por la invasión de Rusia a Ucrania, un cúmulo de países ya están sufriendo secuelas de esos dos grandes dramas de este tiempo y acaban de anunciar sus índices de inflación más altos en cuarenta años.

Frente a esa gran amenaza que sumerge a una gran parte de la población en situaciones económicas muy complicadas, con aumentos de la pobreza y la indigencia, los bancos centrales de varios países centrales ya apretaron clavijas para enfrentar el problema y la decisión inicial en todas partes parece buscar retirar buena parte del dinero que se repartió desde helicópteros durante todo el Covid, en una movida que llega de la mano con subas en las tasas de interés, algo que complica a los países endeudados, en general más débiles.

La movida estuvo ayer en el centro del escenario, ya que anunciaron sus movimientos los dos principales bancos centrales de Occidente: la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco Central Europeo. Y el protagonismo surgió justamente desde la Fed ya que en las minutas de su última reunión que cambia drásticamente su posición: de venir comprando bonos en Wall Street como estuvo haciendo hasta hace muy poco pasará a vender inicialmente US$ 95.000 millones por mes, además de confirmar que se vendrán cuatro o cinco subas adicionales de tasa de interés, algunos de los cuales pueden llegar a ser escalones de 0,5 punto.

El rumbo de las tasas

La decisión de prender la aspiradora de dólares hizo que las tasas largas de los bonos de EE.UU. siguieran afirmándose, con una particularidad, la tasa más corta es más alta que las largas, una condición que en general aparece cuando el mercado espera que se vengan tiempos de desaceleración, estancamiento o incluso recesión: en los números de ayer se pagó 2,7% anual a 5 años, 2,6% a 10 años y 2,6% a 30 años.

Esta decisión del joystick de la Fed generó una ola de críticas de muchos analistas económicos, que vienen advirtiendo que la inflación actual es transitoria, ya que bajará pronto. Porque consideran que los precios han subido porque en todas partes hubo problemas de oferta de productos por las trabas del Covid o por la guerra en Ucrania. Pero al mismo tiempo consideran que los precios inflados actuales chocaran de frente con la realidad que viene: esperan problemas de demanda, por sociedades que se están quedando sin resto, por lo que los niveles de consumo declinarán y los precios tan altos se desactivarán solos.

Y por supuesto, este principio de fin de dinero barato, con niveles de inflación muy altos, provocó ayer un freno de golpe casi sin excepción en el valor de las commodities, y una secuela significativa en las bolsas de todas partes, que terminaron con cierres en rojo, que no fueron bajas dramáticas, pero que empiezan a generar resquemor en las personas que tienen todos sus ahorros invertidos en acciones. En datos concretos hubo una nueva baja del 3% para el petróleo, los metales preciosos estuvieron mixtos (bien la onza de plata), los metales básicos actuaron débiles, hubo bajas importante en el precio de los granos (más el Chicago que en Rosario) y se anotó una caída del 4,8% para el Bitcoin, con descenso de hasta el 7,5% en el resto de las criptomonedas.

La menor abundancia de dólares en EE.UU. y la perspectiva de que la Fed subirá su tasa corta desde el 0,5% actual hasta cerca de 3% hacia fin de año, con varias subas consecutivas, generó ayer un firme aumento del dólar contra casi todas las monedas del mundo. En el exterior el dólar subió 1,6% en Chile, 1,5% en Brasil, 0,8% en México, 0,2% contra el yen, 0,1% contra el euro, y no hubo cambios contra la libra. Mientras que en Argentina la pax cambiaria se extendió un día más: el dólar blue se mantuvo sin cambios en $196, con los dólares financieros ubicados en la zona de los $190, y el dólar turista en $193,59, lo cual está multiplicando todo tipo de rulos especulativos.

Esta inflación persistente, que empezó a molestar a la gente por la suba en el precio de los combustibles, comenzó a extenderse a los precios de los alimentos y también está dejando a los segmentos más jóvenes de las sociedades de los países desarrolladas con problemas para acceder a la vivienda propia, ya que hasta ahora las tasas hipotecarias eran muy bajas, los precios de los inmuebles accesibles, y ahora las casas y los departamentos subieron casi 20% en un año y si se consigue un crédito para comprar una vivienda ya hay que pagar hasta 5% anual en dólares, lo cual significa una cuota más salada, que quita buena parte de los ingresos mensuales.

Pare entender bien lo que está ocurriendo debe decirse que hace 21 meses, a poco de dispararse el Covid-19, la tasa a 10 años de EE.UU. estaba en el 0,5% anual y la tasa promedio mundial estaba en el 1,9%. Mientras que al cierre de ayer esos números pasaron a mostrar una escala completamente diferente: 2,6% anual en EE.UU. y 4,2% anual en el promedio mundial. Es más, en el arranque de la pandemia, para promover la actividad había varios países que tenían tasas a 10 años negativas, de hasta -0,5% anual, entre los que se destacaban Japón, Suiza, Alemania, Holanda y Francia. Y al cierre de ayer Francia ya colocó una tasa a 10 años del 1,2% anual, Holanda del 0,9%, Alemania y Suiza del 0,6% y Japón es el que tiene la tasa más baja, de apenas 0,2%, porque su economía está sumergida en recesión desde hace ocho meses.

Las bolsas para abajo 

 Esta nueva foto de la realidad provocó ayer bajas de más del 2% en las bolsas de París y Frankfurt, y en Nueva York los tres principales índices estuvieron en negativo (el Dow cedió 0,4%, el S&P perdió 1% y el Nasdaq se hundió 2,2%, con algunas bajas fuertes, de más del 5% para algunas empresas en general vinculadas al turismo, ya que el temor a un menor consumo y a otro rebrote del virus plantea la posibilidad de que nuevamente haya menor movimiento mundial. En las bolsas latinoamericanas, en tanto, también hubo bajas, aunque menores: la Bolsa de San Pablo cedió 0,6% y hubo una merma del 0,2% en la  de México.

Mientras que para el mercado argentino siguió la tónica de los últimos días. Con $1.150 millones operados en acciones y $2.557 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires bajó otro 0,9%, al tiempo que los ADR argentinos en Nueva York tuvieron mayoría de bajas (se salvó Telecom, pero sufrieron Bioceres, Mercado Libre, TGS, YPF y Pampa E). Y los bonos volvieron a anotar otra baja de casi 1%, por lo que el riesgo país subió otros 29 puntos, hasta 1.739 puntos básicos.

Siempre la inflación

La velocidad del aumento de los precios, provocada esencialmente por problemas de oferta y por casos de especulación, ya que no se conocen cuáles van a ser los precios de reposición, está generando en el arranque de abril mayores subas en alimentos y otros productos esenciales. Uno de lo que más está complicando es la escasez de gasoil, en un momento clave de la cosecha, lo cual plantea para el lunes un paro de transportistas, ya que piden más ingresos y provisión asegurada del combustible como para poder realizar la tarea normalmente. Y extrañó que YPF dijera hace cinco días que tenía el combustible suficiente como para abastecer, pero ahora cambió el predicado y dice que "hace sus máximos esfuerzos" para garantizar el abastecimiento.

Todos estas especulaciones y maniobras en por ejemplo una empresa que es manejada por un ala del Gobierno, en un momento de gran enfrentamiento interno, con el papa Francisco enviándole una carta a Alberto pidiéndole que toma las "soluciones adecuadas", hace crecer la presión sobre el Presidente para que no siga al pie de la letra las instrucciones planteadas en el programa del FMI, que hará su primera auditoría dentro de ocho semanas.

Y, de hecho, por las medidas que viene tomando, el Gobierno no debería ser aprobado por el Fondo, ya que no realiza muchas de las cosas acordadas. Por ejemplo, se había decidido que la devaluación del tipo de cambio oficial crecería al ritmo de la inflación, y en los últimos treinta días el tipo de cambio mayorista subió 3,1% (contra 5,7% de la inflación) y en los últimos doce meses subió 21,2% (contra 53% de la inflación). Lo cual genera inflación en dólares y duros pronósticos para las cuentas de un comercio exterior que lentamente se está quedando sin superávit.

Con la inflación esperada por casi todos los especialistas por arriba del 60% anual, la agencia de calificación Moody's advirtió que "no se ven chances que en la ventana de dos años que la Argentina tiene cupones con tasas de interés bajas el país logre acceder nuevamente a los mercados voluntarios. La pelea interna del oficialismo, convertida en un gobierno con dos caras, plantea que pronto no se cumplan con las auditorías del FMI. Y el mercado de pesos es reducido como para que Guzmán pueda seguir roleando una deuda en pesos, de Economía y del Banco Central. Por lo que en el horizonte se sigue viendo una nueva reestructuración y eso aleja al país de la necesaria vuelta al acceso al crédito voluntario".

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