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La era del streaming encuentra su límite

La expansión apresurada impulsada por la pandemia llegó al límite. Un mercado saturado de contenidos y números que no cierran. Los estrenos 2022 que aportan un camino a seguir y perfilan a las VOD.

Las plataformas de contenido enfrentan un desafío: producir y ser rentables.
Las plataformas de contenido enfrentan un desafío: producir y ser rentables.
Pablo Manzotti 02 enero de 2023

Un reciente artículo en la sección de finanzas de Yahoo! señala que las acciones de las empresas de medios más importantes del planeta perdieron US$ 500.000 millones en valor de mercado en 2022. Todo un número y, por propiedad transitiva, un indicador claro del momento que atraviesa la industria.

La pionera Netflix cayó 50% en el año. De hecho se puede tomar como paradigma porque fue su pérdida de suscriptores por primera vez en su historia la que encendió las alarmas. Warner Bros. Discovery, con una fusión que inició su accionar con un fuerte recorte presupuestario y una amplia reestructuración, se hundió más del 60% y Roku (la esperanza de la industria) se desplomó 80%.

Los operadores de cable Fox y Comcast cayeron aproximadamente 20% y 30%, respectivamente, mientras que las acciones de Paramount Global se desplomaron más del 45%. Disney cayó 45% en el año y presenta su peor escenario desde 1974. Uno de los ejes es que Avatar: El Camino del Agua no cumplió con las expectativas con un estreno bastante moderado en materia de público y recaudación.

Obviamente, el panorama uniforme para todas estas empresas de contenido, obliga a recalcular y pensar políticas de mercado diferente para los tiempos venideros. Y acá está la clave para leer el momento pivotal que viven las plataformas de contenido y las empresas detrás de ellas: la era dorada de la televisión va mutar, sin duda. 

El estancamiento del crecimiento de suscriptores luego de la expansión del "quedarse en casa", tiene una incidencia directa en la limitación de los presupuestos de producción. Si bien las empresas mantienen un flujo importante de dinero para generar contenido no lineal para sus catálogos, una de las políticas que se impone es la limitación de proyectos.

Nuevamente hay que citar a Netflix: fue una de las primeras productoras en indicar un nuevo perfil de contenido, alejándose de proyectos interesantes pero costosos como, por ejemplo, The Irishman, de Martin Scorsese. La conclusión es que lo primero que se resiente es la apertura a posibilidades de producciones arriesgadas, diferentes, que no cuenten con la certeza de un alto visionado o de posibilidades de afianzar una franquicia

Lo que viene

Con este panorama, una de las primeras reformas que se plantean es la publicidad. Ya hay varias empresas que se subieron a esta modalidad lo que representa un cambio de paradigma sobre, precisamente, ese nuevo paradigma que suponían las compañías de streaming. Ahora el viejo modelo se impone, es como una vuelta, con matices profundos, a la modalidad de cable premium, si se permite la comparación un poco forzada.

Conviene a esta altura ampliar un poco el panorama y pensar en su evolución a lo largo de los años. Antes de la era del streaming la televisión de alta "calidad", de autor, se limitaba a un grupo determinado de canales premium. Los guionistas en disponibilidad eran menos, los papeles interesantes (en términos dramáticos, algo que solo ofrecía el cine) poco habituales para las estrellas y el término showrunner (productor, creador integral) era algo poco conocido. Se suele hablar del estreno de The Sopranos como punto de partida y de una década de oro que otorgó piezas como The Wire y Breaking Bad.

Sobre esa ola se sumó la capacidad reproductiva del streaming que, en principio, estableció su lógica de producción en la misma línea estilística: producciones nuevas, de alta calidad y el paso de la industria cinematográfica a la televisiva totalmente consolidado. Ese esquema entró en colapso y estamos presenciando su mutación definitiva. La lucha por los contenidos desde la proliferación a mansalva de los mismos produjo una saturación. Como se cita en el inicio de esta nota, las cuentas no cierran y, por cierto, el tiempo para el consumo de esos mismos contenidos es escaso.

Las plataformas apelaron a sus franquicias: Star Wars y Marvel en Disney, Game Of Thrones en HBO Max que es parte de Warner Bros. Discovery, Prime Video con El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder y Netflix a seguir exprimiendo Stranger Things. Todas apuestas a seguro que marcan el camino que veremos más adelante

Los contenidos de este 2022

En el marco de esta transformación cuesta ver hacia dónde se orientan los catálogos y las producciones de las plataformas. Un ejemplo (aunque bastante negativo en su fondo) es lo que sucede con HBO Max de Warner Bros. Discovery. Desde el arribo y acceso al poder de su CEO, David Zaslav, se han cancelado decenas de proyectos, se han levantado series costosas en producción pero representativas del espíritu histórico de la señal (como Westworld) y, aunque parezca mentira, se ha comenzado a observar el catálogo histórico que ofrece la plataforma. Zaslav está decidido a llevar adelante recortes y aquellas producciones que están en oferta para los suscriptores pero que "no mira nadie" están destinadas a desaparecer. 

Una de las cosas que posibilitó el streaming es poner en línea esa cantidad de contenido producido sin mayor inconveniente. Está ahí, está disponible. Claro que ese contenido sí genera costo por los derechos. Hay un precio para mantener en oferta ese contenido a perpetuidad (derechos de producción y de retransmisión) y Zaslav ha sido categórico al respecto. Es probable que varias empresas de plataformas sigan su ejemplo con cantidad de material.

En este combo el balance de los perfiles de producciones de este 2022 es muy heterogéneo. Por un lado, Disney+ apostó a su crecimiento con franquicias clásicas y marcas reconocidas pero, a su vez, ofreció un producto notable y muy segmentado como la serie Light & Magic. Los mismo se puede decir de su parte "adulta"; la plataforma Star+ sumó gran cantidad de dramas de alto nivel: El Oso (The Bear), Por Mandato del Cielo (Under the Banner of Heaven) y The Oldman, notable thriller de acción con un muy solvente Jeff Bridges.

En la misma línea, Apple TV+ es la plataforma que más contenido interesante ha sumado en este año que se termina. Nuevas temporadas de Series como Caballos Cansados (Slow Horses), For All Mankind o estrenos como Severance, Luminosas (Shining Girls) y la excelente miniserie Black Bird. En esa línea, la plataforma ofrece gran cantidad de animaciones alternativas a los grandes estudios, perlas del lenguaje que no llegan a otros lados. Su más reciente suma fue la excelente película El niño, el Topo, el Zorro y el Caballo.  

Amazon Prime jugó fuerte con la carta local de Argentina 1985, por supuesto, y buen rédito le ha otorgado con su casi segura nominación al Oscar. Por otro lado, el estreno de la película Némesis con Sylvester Stallone fue un hallazgo interesante para seguir explotando. 

Hablando de Stallone, Paramount+ sumó a su grilla Tulsa King y confirmó la potencia de su showrunner estrella, Taylor Sheridan, que generó una franquicia excelente a partir del universo Yellowstone y que todas las plataformas tratan de imitar.

Más allá de los ajustes a la producción en particular, el 2023 abre un abanico interesante en la industria. Un año que estará condicionado por la crisis económica global y que dará impulso a una nueva era (no dorada, claro) del contenido audiovisual.

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