Por Damián Cichero
En uno de los eventos más esperados (y más tensos) en la región, esto domingo 28 de julio unos 17 millones de venezolanos volverán a las urnas para elegir presidente.
Nicolás Maduro, quien llegó al poder en 2013, buscará su tercer mandato, mientras que, como ya lo ha intentado en el pasado, la oposición, liderada por Edmundo González Urrutia, tratará de sacarlo del poder.
Según la mayoría de los sondeos, Maduro, quien se impuso en dos polémicas elecciones en 2013 y 2018 (en ambas la oposición y EE.UU. denunciaron fraude electoral), está por detrás de González.
Sin embargo, teniendo en cuenta lo que sucedió en 2018, muchos temen que el oficialismo no reconozca una hipotética derrota.
Justamente, González dijo que confía en que los militares venezolanos garanticen el respeto al resultado de las elecciones.
Cabe recordar que González será el candidato de la oposición porque el máximo tribunal de Venezuela le prohibió a Corina Machado, quien había ganado las internas por una amplia diferencia, ocupar cargos públicos.
Pero el temor se ha multiplicado luego de que el expresidente Alberto Fernández y el Tribunal Electoral de Brasil confirmaran que habían renunciado a actuar como observadores en las elecciones.
Lula da Silva, uno de los principales aliados de Maduro, lo criticó por decir que Venezuela podría enfrentar un derramamiento de sangre si pierde. Maduro debe "aprender que, cuando ganas, te quedas; cuando pierdes, te vas", agregó Lula.
Por su parte, Fernández, que había sido invitado por el Consejo Electoral de Venezuela a observar la votación, confirmó que Caracas le pidió que no fuera.
"La razón que me dieron es que, en opinión de ese gobierno, las declaraciones públicas hechas por mí causaron incomodidad y generaron dudas sobre mi imparcialidad", escribió Fernández en X.
"Solo dije que, si el partido gobernante era finalmente derrotado, tenía que aceptar el veredicto popular", agregó.
Quizás el gran argumento en favor de Maduro es que logró controlar una inflación que llegó a ser del 130.000% y que el año pasado se ubicó en el 50%, muy por debajo de la argentina.
Aires de esperanza
Desde Caracas, y en diálogo exclusivo con El Economista, la periodista venezolana Nasthacha Carreño comenta que "en las últimas semanas ha habido un aumento del optimismo en la población respecto a las expectativas con estas elecciones".
"Tras la inhabilitación de Machado y las dificultades a las que ha tenido que enfrentarse la oposición, incluyendo los problemas para poder inscribir un candidato que fuese aceptado en el Consejo Nacional Electoral, todo este camino ha motivado nuevamente al votante opositor a relacionarse con la idea de que, a través de las elecciones, se puede generar un cambio político y se puede lograr una transición que sea capaz de dar respuesta y resolver los profundos problemas que vive el país", agrega.
Según Carreño, en los últimos años, la base opositora no sólo desconfiaba de las instituciones sino también del mismo liderazgo opositor. Sin embargo, ahora se puede percibir que ha habido un aumento del optimismo, aunque "también es importante destacar que todo esto se da con un votante que es mucho más cauto porque sigue habiendo mucha desconfianza del proceso".
Por otra parte, a la hora de abordar la situación económica del país, la periodista venezolana remarcó que "a pesar de que se puede ver que en los últimos años ha habido una mejora, lo cierto es que eso no lo ha percibido el ciudadano común que vive con US$ 3,5 al mes, que es el salario mínimo y que, por supuesto, está muy lejos de cubrir la canasta básica".
"Lo cierto es que la economía del país sigue estando en una situación muy delicada y eso se percibe en el ciudadano que cada día tiene menos capacidad de compra", manifiesta.
Por último, a la hora de analizar los sondeos, Carreño explica que algunos le dan el triunfo al oficialismo y otros a la oposición, ya que la mayoría están influenciados por quien los realiza.
"Sin embargo, un factor determinante en todo este proceso es el asunto de la abstención: lo cierto es que todavía hay una cantidad importante de venezolanos que no sabe si votar o no. Y en este punto va a ser muy determinante para el resultado final", agrega.
"Pero, más allá de las encuestas, que pueden tener una tendencia u otra, hay una percepción generalizada de que la oposición tiene grandes posibilidades, y reales, de ganar", sentencia.
