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Grito de rock: 40 años de Yendo de la Cama al Living

Primer disco solista de Charly García y bisagra fundamental hacia el rock argentino de los '80 que significaba no solo su aventura individual sino también un signo de la época a un año del retorno de la democracia.

Se cumplieron 40 años de la edición de Yendo de la Cama al Living.
Se cumplieron 40 años de la edición de Yendo de la Cama al Living.
Pablo Manzotti 25 noviembre de 2022

"Si grita pidiendo verdad en lugar de auxilio, si se compromete con un coraje que no está seguro de poseer, si se pone de pie para señalar algo que está mal pero no pide sangre para remediarlo, entonces es rock and roll".

Con esta frase de Pete Townshend, Charly García ilustra el sobre interno del disco que fue su primer trabajo solista: Yendo de la cama al living. Fue en 1982 y luego de formar parte de Serú Girán, la banda más importante de la historia del rock vernáculo, dio paso a un nuevo cambio en sus formas expresivas y sacudió el mercado discográfico con el inicio de su carrera solista. Y entregó lo mejor, claro. Y lo mejor, en el caso de uno de los mayores genios musicales del país, es algo inmenso.

Yendo de la Cama al Living es mucho más que el primer disco solista de Charly García. Es una declaración, un grito desafiante en un país que se disponía a cambiar para siempre. Y Charly lo plasmó simbólicamente antes, como suele suceder en las todas producciones del artista.

La placa original salió al mercado en una edición en doble vinilo. El disco "dos" contiene las canciones de la película Pubis Angelical de Raúl de la Torre (todo un reflejo de época). El "score", como se suele denominar en el ambiente, la música incidental del film. El experimento García, que en ese momento era una usina que supuraba melodías perfectas, estaba en marcha.

El disco abre con el tema musical que le da nombre y, antes de sonar sus primeros acordes, un bostezo exagerado se mezcla con el golpe de redoblante y uno de los riffs de bajo más conocidos de la historia local. Un despertar a lo que viene. A eso invitaba Charly desde las letras. "Voy yendo de la cama hasta el living, sientes el encierro". Una sociedad que había vivido encerrada y que comenzaba a salir, a caminar hacia la democracia luego del fracaso militar en la Guerra de Malvinas. Todo el disco es una descripción detallada de un clima de época. Pero también es el inicio de la declaración definitiva musical de Charly García.

El músico ya había jugado con el folk rock de Sui Generis en los inicios de la década del '70. Una sociedad con Nito Mestre que cerró con un tercer disco que enfrentó sus problemas con la censura. Pequeñas Anécdotas sobre las Instituciones presentó un sonido más eléctrico, con composiciones más ambiciosas que marcaron el rumbo de lo que quería Charly. Ya, a mediados de la década, el músico fundó García Y la Máquina de Hacer Pájaros, que entregó dos discos claramente definidos en los marcos del rock sinfónico. Le siguió, claro, la experiencia Serú Girán, que actuó como bisagra entre las dos décadas y permitió que Charly fuera abandonado las construcciones ampulosas del género para acercarse a su costado más pop.

"Yo tendría que haber esperado un disco más antes de irme", comentó Pedro Aznar en diferentes entrevistas acerca del final del súper grupo musical junto a Charly, Lebón y Oscar Moro. El muy joven Aznar había recibido una oferta imposible de rechazar: sumarse al Pat Metheny Group. Pero cuenta la historia que, en un avión en vuelo a San Pablo, García le hizo escuchar a su compañero la primera maqueta de Superhéroes, una de las hermosas composiciones que iban a formar, entonces sí, su nuevo disco: Yendo de la Cama al Living. 

"No pasa nada nadie pasa, solo una banda militar, desafinando el tiempo y el compás". El cambio de época irrumpía más fuerte que nunca y el músico estaba ahí para retratarlo.

La década del '80

Si se toma el tríptico Yendo de la Cama al Living (1982), Clics Modernos (1983) y Piano Bar (1984), es probable que, en comparación, el primero cronológicamente, salga perdiendo. Los siguientes son dos obras maestras indiscutibles y, quizás (y sí eso puede suscitar alguna discusión fuerte), los dos mejores discos de la historia del rock argentino. 

Pero es imposible pensarlos sin la existencia previa de Yendo de la Cama al Living. Ese primer paso es, también, la bisagra para permitirle al rock vernáculo que consolide su década soñada. Charly les abrió la tranquera a todos los demás. Fue hace 40 años y fue con ese disco.

También representó un modelo de producción con el que el músico había decidido jugar: grabó él solo todos los instrumentos excepto la batería, para lo que había convocado a un muy joven Willy Iturri. Un estilo muy Prince, al que iba a comenzar a adorar unos años después.

Fue su primera producción netamente pop, y jugó al extremo con los límites nobles que el género permite. Ocho composiciones perfectas, cada una aportando algo diferente. "Los pibes de mi barrio se escondieron en los caños, espían al cielo, usan cascos, curten mambos, escuchando a Clash... Sandinista!", grita Charly desde la letra de No Bombardeen Buenos Aires, una ácida parábola de la psicosis de la guerra de Malvinas pero que no deja de marcar las influencias británicas de la música (y el movimiento cultural) de entonces con la banda de Joe Strummer. 

Además de Nito Mestre que lo acompañó en las voces en la canción Superhéroes, García invitó a varios amigos, colegas. Otro aspecto que hace que el disco sea una bisagra de época: es la generación de músicos que cimentó el rock local y que da paso a lo nuevo. Que genera eso nuevo y que da lugar a la siguiente camada abriendo el panorama de la música en extremo. 

Pedro Aznar y Luis Alberto Spinetta se suman en la divertida experiencia sonora de Peluca Telefónica, probablemente el tema más ochentoso de toda la placa: "Cortenlá, déjennos vivir en paz. Saquenlá, saquenlá un poquito" exige a gritos la canción para concluir con un paso de esperanza hacia lo que viene: "Alegría, quiero ver tu foto en los diarios, riéndote ¿por qué?"

El lado B del disco inicia con Yo no Quiero Volverme tan Loco, primer corte de difusión en 1982. En la segunda voz se sumó León Gieco para completar el grupo de músicos clave de entonces. Un detalle: en los créditos no pudo figurar con su nombre por una cuestión contractual con otro estudio y figura como Ricardo Gómez.

Para el cierre total queda ese canto a la nueva década, a la primavera democrática que se venía, Inconsciente Colectivo, una composición que no tardó en quedar en la voz de Mercedes Sosa (entre tantos otros y otras) que la acompañó con su arte todo lo que pudo. 

"Mamá la libertad siempre la llevarás dentro del corazón. Te pueden corromper, te puedes olvidar, pero ella siempre está", canta, lapidariamente, desde el estribillo, Charly. Y esa libertad interna es la que cumplió 40 años de transformaciones posibles reflejadas en Yendo de la Cama al Living, una de las obras más importantes de la historia de la música popular argentina.

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