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La mayor fuga de capitales de todos los tiempos

Convencidos de que tras la elección vendrá un temblor más intenso, ahorristas e inversores están sacando sus ahorros del sistema. Temen licuación, corralito, Plan Bónex o lo que sea: no quieren ser, otra vez, los que paguen la fiesta atada a los errores de la política económica.

La mayor fuga de capitales de todos los tiempos
Luis Varela 04 septiembre de 2023

El escrutinio definitivo de las PASO le dio a Milei el 29,8% de los votos, a JxC el 27,9% y a UxP el 27,3%. Y hay al menos 3 millones de votantes que se sumarán a los que ya votaron, por lo que nadie tiene la menor idea sobre cuáles serán los dos candidatos que quedarán para la final: hay máxima incertidumbre a siete semanas de la presidencial.

A partir de hoy empieza la campaña dura, y casi la mitad de los votantes nacidos en este siglo (desde hoy los DNI empiezan con el número 70 millones), no tienen quemada a fuego en el cerebro la frase que dejó Menem en la cabeza de todos: "si decía lo que iba a hacer no me votaban".

De todas maneras, la gente joven -que determinará quién será el próximo Presidente- tiene bien en claro que la inseguridad está a tope y que la inflación está volando. Quizás no tengan la información de último momento, con muchas industrias e incluso el yacimiento clave de Vaca Muerta paralizados por falta de insumos, por bloqueo a importaciones.

Centros de estudios privados que miden variación de precios de alta frecuencia calculan una inflación del 12% para agosto y del 13% para setiembre, con Massa jugando todas sus chances de ministro candidato a que la particular forma de medir del Indec entregue una variación cercana al 10% en agosto y menor en septiembre, anclando un cúmulo de precios claves hasta que se vote, provocando otro gran problema: atraso tarifario y cambiario.

El acuerdo con el FMI

massa fmi kristalina
 

Claro que hay un elemento adicional: los DEG por US$ 7.500 millones que llegaron desde el FMI antes de las PASO llegaron con el compromiso de devaluar ni bien se votara. La decisión, sin plan, fue desastrosa porque el traspaso a precios -el denominado "pass through"- fue inmediato. Y ahora, para la próxima revisión de noviembre, hay pactada otra devaluación para seguir recibiendo DEG. Ese será un problema para Massa si llega al balotaje; si no lo consigue, la bomba quedará para Bullrich o Milei, veremos.

Por ahora, para seguir vivo con su "plan llegar a ser Presidente", Massa congela, posterga y emparcha: arma nuevas bombas de precios y tipo de cambio reprimidos, que se suman a la deuda en pesos del Tesoro, a la deuda en leliqs del BCRA, más toda la deuda que ya había de antes, que el 9 de enero enfrenta un pago por US$ 1.100 millones en cupones de bonos del canje que hizo Guzmán en agosto de 2020.

El ministro tiene un problema: las consultoras privadas dicen que la inflación de septiembre será peor que la de agosto, ya que la mayor parte de las subas del mes pasado se concretaron en los últimos días. Y el susto es grande: de ahí que volvió a romper lo pactado con el FMI, congeló tarifas de transporte, dice que frenó las subas de las prepagas (con tarifas que ya llegaron con aumentos) y procura que empresas y provincias paguen ahora el bono de $60.000 a cuenta de paritarias.

La mitad del país rechazó eso: dicen que no lo pueden pagar. Massa no puede recurrir a emisión del BCRA porque ya está emitiendo a dos manos para intervenir con bonos y frenar a los dólares libres. Y, en vez de billetes frescos, la Secretaría de Finanzas tomó el viernes $464.014 millones en bonos ajustados por dólar oficial + 0,5% o por CER +4%. Con eso pagará los bonos a los estatales, distanciándolos todavía más de los sueldos privados.

Datos de la licitación

Y como dato interesante para ver por dónde van los inversores más experimentados, en la licitación sorpresa del viernes pasado el 60% del dinero captado fue con un bono en moneda dual (lo mejor de CER o de tipo de cambio) con vencimiento el 30 de agosto de 2024 (TDG24), el 19% con un bono en pesos ajustado por CER + 4%, con vencimiento el 14 de octubre de 2024 (T4X4), el 12% con un bono en pesos ajustado por CER + 3,75% con vencimiento 20 de mayo de 2024 (T6X4) y el 9% restante con un bono atado al dólar oficial + 0,5% con vencimiento 30 de septiembre de 2024 (T2V4).

O sea, más deuda heredada por el Gobierno que viene y más distancia entre estatales y privados, un coctail que esto espanta las inversiones, pone a muchas empresas al borde de bajar persianas: de hecho ya hay suspensiones de personal y riesgo de que el desempleo salte, un indicador que hasta ahora no venía mostrando problemas.

Mientras la metodología de medición de precios del Indec aplasta exprofeso el verdadero costo de vida, buscando sobrevivir Massa quemó todo lo que le queda para frenar los dólares libres y lo logró. La semana pasada el dólar MEP subió apenas 0,8%, el CCL avanzó un mínimo 0,1% y el dólar blue directamente quedó inmóvil.

El dólar en el mundo

Esta "pax cambiaria" intervenida con más hipoteca argentina se da con un contexto mundial con dólar global mixto: la semana pasada el billete verdes subió 1,3% en Brasil, 0,7% en Chile, 0,2% contra el euro y 0,1% contra el franco suizo, pero bajó 0,1% contra la libra y el yen y retrocedió 0,4% en China.

Este dólar mundial más titubeante se dio porque hubo sorpresa en los datos de empleo en EE.UU., con un escenario complicadísimo papel para la Fed: el PIB estadounidense crece menos que lo esperado, crece la cantidad de empleos pero a la vez crece la tasa de desempleo de 3,5% a 3,8% porque hay más gente buscando trabajo. Hay menos empleados pedidos y menos renuncias. Lentamente se va enfriando la actividad.

Estos datos hicieron crecer en Wall Street la especulación de que la tasa base de la Fed quedará inmóvil en septiembre en el 5,5% anual, y ahora el mercado no espera más suba de tasas y cree que la baja de tasas comenzará en mayo, lo que puede ser un riesgo para el dólar global. Igual, el viernes hubo un repunte en las tasas largas de EE.UU.: se pagó 5,4% anual a 1 año de plazo, 4,3% a 5 años, 4,2% a 10 años y 4,3% a 30 años

Tensión geopolítica

La situación internacional es bien compleja porque las guerras geopolíticas tensan los valores de las commodities. En el arranque de septiembre, el níquel saltó 3,2%, el petróleo 3,1%, el aluminio 1,5% y el cobre 0,7%. Mientras que el oro cedió 0,1%, la soja Chicago perdió 0,4%, la onza de plata bajó 1,1%, el Bitcoin se cayó 1,8% y el maíz de Rosario se aplastó 2,2%, porque con el dólar agro congelado, y la expectativa de devaluación dentro de un mes y medio hace que los negocios del puerto santafesino están cuasi desiertos.

El marco electoral

Elecciones 2023 dolar
 

"Si decía lo que iba a hacer no me votaban", decía Menem ante los votantes estafados. Y hoy Massa anuncia que hay un precio justo máximo de $ 680 para el pan hasta fin de septiembre, mientras que los fideos acaban de subir 20%. Según la UCA, 6 de cada 10 menores de 17 son pobres, y el indicador nacional sobre pobres e indigentes que se hace a fin de septiembre dará con números peores.

La situación hace aumentar los miedos: temor a un corralito, a un nuevo plan Bonex o algo por el estilo. De ahí que los depósitos en dólares se siguen yendo de los bancos (se fueron US$ 590 millones en agosto y se perdió el 8,7% del stock que había hace seis meses). Y, a la vez, como la tasa de los plazos fijos paga poco más del 9%, contra una inflación que puede estar en el 12%, el stock total de plazos fijos en pesos quedó congelado nominalmente desde hace 15 días, lo cual significa que también está cayendo en términos reales.

A su vez, el uso de bonos y reservas destruyó el precio de los títulos públicos. La semana pasada los bonos cayeron 5,8%. Y atención que descontando los DEG por US$ 7500 millones que concedió el FMI, en todo agosto más el primer día hábil de setiembre el BCRA perdió nada menos que US$ 3.712 millones, lo que significa una fuga de capitales histórica, la mayor de todos los tiempos.

Mientras tanto, irrenunciables, viajando contra la marea, los inversores globales siguen apostando por las acciones, pero en la Argentina ya no tanto. La semana pasada la Bolsa de Tokio logró subir nada menos que 3,4%, el tecnológico Nasdaq de Nueva York avanzó 3,2%, San Pablo 1,8%, el industrial Dow Jones 1,4%, Frankfurt 1,3%, Madrid 1,2% y Buenos Aires 0,6%, con bajas del 0,1% en México y del 0,8% en Santiago de Chile.

Pero atención que se está dando un fenómeno muy particular. El índice S&P Merval de la Bolsa de Buenos Aires puede subir kilométricamente en pesos, tal como pasó en 1989 en los meses previos a la híper. Pero si el mismo índice S&P Merval es medido en dólares, en los últimos 10 días bajó 5%, de 916 a 870. Al cierre del viernes terminó 33% arriba de los US$ 655 promedio de los últimos 18 años. Hay muchos inversores expertos que a las puertas de la elección ven un gran riesgo de temblor, y con volúmenes muy altos se están bajando del potro.

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