Historia Del desgüace ruso de 1991 a la guerra de Putin de 2022
Rusia y Ucrania, Estados Unidos y Europa siguen desafiando al genio de la guerra. La única que parece haber entendido fue Merkel. Los errores de la OTAN, Kiev y Moscú.
jue 28 Mar
jue 28 Mar
Investigador
Oscar Muiño escribió una biografía de Chacho Peñaloza, otra de Raúl Alfonsín, Colonia de Nadie y El Modelo. También La Otra Juventud y Los Días de la Coordinadora. Y de “El Oro y el Bronce” en Lejos del Bronce, coautor junto con Julio Bárbaro y Omar Pintos. Periodista en los diarios Tiempo Argentino y El Cronista, y las revistas Panorama, Siete Días, Confirmado y Humor. Fue columnista de Radio Rivadavia. Durante la Presidencia Alfonsín fue subsecretario de Información Pública. Años después fue secretario ejecutivo de la Organización de Entidades Fiscalizadoras Superiores del Mercosur. Ha sido profesor y conferencista en diversas universidades nacionales.
Abogado en la Universidad de Buenos Aires
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
Español, francés, portugués, italiano
Rusia y Ucrania, Estados Unidos y Europa siguen desafiando al genio de la guerra. La única que parece haber entendido fue Merkel. Los errores de la OTAN, Kiev y Moscú.
La URSS vence a los nazis y emerge como el gran socio de Roosevelt. Hasta que muere. Stalin pasa de héroe a villano.
La ilusión de una Europa feliz y el zarismo estallan. Ucrania y otras provincias rusas se proclaman independientes. Lenin convierte Moscú en la antorcha de la revolución comunista-
Los rusos se expanden, pelean la Guerra de los Siete Años, derrotan a Napoleón, son vencidos en Crimea y construyen el mayor imperio
Rusia y Ucrania confirman la sabia reflexión: en toda guerra la primera víctima es la verdad
Las fracturas del Gobierno son tales que hasta el campo interviene en ese delicado equilibrio y juega a favor de uno de los sectores en pugna
Argentina debiera honrar el '83, pero el fasto pasará desapercibido en un país que dejó de celebrar las epopeyas que permiten aguantar el presente y delinear el mañana
Manzur y el peronismo se juegan a todo o nada: las chances están en contra, pero nadie conquista el poder con prudencia
El corazón peronista acompañaba CFK por sus votos. Si esa capacidad se pone en duda, el viejo y tradicional peronismo irrumpe.
En diecisiete años (1966-1983) los gobiernos militares ocupan catorce. El 82% del total. Estos “gobiernos de orden” terminaron en desórdenes más agudos que los invocados para tomar el poder, con dramáticas herencias financieras, sociales y culturales.
Cuando regresó al país, Perón encontró un rival interno como nunca antes: las guerrillas que lo habían ayudado a volver. Ahí chocaron los planetas.
Dos vicepresidentes radicales (tres, según contemos) murieron en el cargo, otros dos fueron presos y uno renunció.
Ortiz llegó por el fraude, pero quiso redimirse. Los conservadores lo echan. El que mueve los hilos es Agustín Justo: echa dos presidentes y pone tres (¡entre ellos a sí mismo!).
Virtualmente todo presidente intenta construir su sucesión. El sucesor rara vez cumple las expectativas.
El peronismo parece estar dejando de ser el partido dominante.
El fracaso de las últimas presidencias de la Nación no la señalan como responsable principal, mientras peronismo y macrismo deben levantar pesadas hipotecas.
Dentro del PRO crece la tensión a medida que se definen tres propuestas distintas.
En el peronismo ?y no sólo allí- el que tiene votos, pone candidatos: CFK concita dos tercios del Frente de Todos y dirige la corriente con más votos del país.
Varios caudillos peronistas imaginaban que Alberto Fernández sería el nuevo jefe de jefes: la ilusión se marchitó pronto