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Elogio de Milei y el rebote de la Idea

El diputado de moda auspicia autores del tiempo de la reina Victoria, pero su intención de debatir en base a textos es saludable

El debate de Javier Milei & Juan Grabois en Net TV
El debate de Javier Milei & Juan Grabois en Net TV
Oscar Muiño 08 junio de 2022

Nadie habla como Javier Milei. Una cita tras otra sobre autores ignotos para la mayoría tiene su mérito. A diferencia de la mayoría de los candidatos, acude a ideas. Recita apellidos de estudiosos, influyentes en la construcción del liberalismo del Siglo XIX y del neoliberalismo en la segunda mitad del Siglo XX. 

Los nombres venerados por Milei no están en condiciones de agradecer su opinión: reposan en la eternidad, muchos desde hace un siglo. 

Es curioso que un diputado de moda ofrezca a futuro textos escritos cuando Victoria era la Reina de Inglaterra, los zares mandaban en Rusia y el voto popular no regía en casi ningún país. ¿Elogiable o inaceptable? En democracia, el derecho a opinar no exige la obligación de saber. 

La preferencia, igual que el voto, puede nutrirse de creencias, historias, imágenes, relatos, deseos, esperanzas, frustraciones, fantasías. 

Recordemos a los invocados, en su mayoría poco conocidos fuera de la academia… 

Los amores de Milei

Arranca Milei: “El sistema capitalista es el único sistema que es justo, porque la teoría del valor trabajo fue ampliamente superada, fue derribada no solo en la teoría económica, con la aparición de Carl Menger, en un libro que se llama 'Principios de Economía Política', de 1871, que es el nacimiento de la escuela austríaca y que también en paralelo fue desarrollado por William Stanley Jevons o por León Walras, que es lo que se llama la teoría subjetiva del valor”. 

  • Walras (1834-1910) era francés, Jevons inglés (1835-1882) y Menger (1840-1921) de la Polonia austríaca. Los tres nacieron y escribieron cuando el liberalismo vivía días de juventud y esplendor. 

El mundo era tan distinto que Menger llegó a impartir clases al archiduque Rudolf von Habsburg, heredero al trono austrohúngaro. Hoy no existe un reino Habsburgo ni el imperio Austro-Húngaro. Jevons se ahogó a los 47 años en una piscina de Hastings, una costera ciudad turística y de contrabandistas, más recordada por la batalla en que los normandos derrotaron a los sajones y usurparon el poder britano. 

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Carl Menger, fundador de la Escuela Austríaca de Economía

Walras aportó a la teoría marginal del valor y ayudó a lanzar la escuela neoclásica en la economía. 

Para Milei, esto “lo inventó Menger. La economía intertemporal, los que mejor la entendían eran los austríacos. Y quien mejor la presentó y dio el origen después a varias escuelas fue Von Wieser con los esquemas ahorro e inversión. Esquemas que trajo a la escuela austríaca, la escuela de Cambridge, Inglaterra, a la escuela sueca, y que después apareció Keynes y rompió todo”.  

Para Wieser, debería resaltarse "la intervención heroica de los hombres individuales”, los emprendedores. En rigor, el vienés Friedrich von Wieser  (1851- 1926) modificó la teoría de Menger. 

Milei calla: Wieser admitía que la perfección teórica rara vez sobrevivía a la práctica y consideraba realista cierta intervención estatal para contrarrestar la concentración monopólica, entre otras imperfecciones. Wieser fue profesor de economistas influyentes: Ludwig von Mises, Joseph Alois Schumpeter y Friedrich von Hayek.

Hayek, Von Mises y yo

Han pasado setenta y ocho años desde que el austríaco Friedrich Hayek, profesor de la Escuela de Economía de Londres,  publicó “The Road of Serfdom” (Camino de Servidumbre), indignado contra la estatización que avanzaba en el mundo, incluyendo las economías capitalistas. Creía que “la planificación tiende a suprimir la libertad”. Dedicó el consejo “a los socialistas de todos los partidos”. A su juicio, el camino del gobierno de coalición de los tres grandes partidos ingleses (Liberal, Laborista y Conservador)  que luchaba contra Hitler había tomado medidas tan dirigistas que conducirían al Reino Unido “hacia la servidumbre”. El gabinete inglés era conducido por… ¡Winston Churchill!

En 1947 Hayek convocó a 36 intelectuales, la mayoría economistas, junto con historiadores y filósofos, en el Hotel du Parc en la villa de Mont Pelerin, cerca de la ciudad de Montreux, Suiza, para discutir la situación y el posible destino del liberalismo, tanto a nivel teórico como en la práctica. 

Esa Sociedad Mont Pelerin inspiró décadas más tarde la revolución conservadora de la señora Margaret Thatcher y el señor Ronald Reagan. De hecho, los militantes reaganianos repartían las obras de Hayek con tanta generosidad como sus archienemigos comunistas difundían las de Marx  y Lenin... 

Ludwig von Mises (1881-1973) impresiona a Milei: “El libro de Von Mises 'La acción humana' justamente es uno de los tres libros más importantes de la historia de la economía”. Von Mises fue funcionario del Imperio Austro-Húngaro y culpó al poder del Estado (el Reich alemán) haber promovido la Primera Guerra Mundial en 1914. 

  • En los años '20, criticó todo socialismo y descalificó la intervención estatal por las distorsiones de la economía capitalista. En 1940 huyó a Estados Unidos y se nacionalizó norteamericano. 

A pesar que el presidente más importante del Siglo XX (Franklin Roosevelt) implementó con entusiasmo y éxito las políticas sugeridas por Lord Keynes,  Milei asegura que “al mundo le fue bien desde la segunda mitad del Siglo XX en adelante, no gracias al keynesianismo, sino pese al keynesianismo. Si no hubiera sido por el keynesianismo, estaríamos mucho mejor”. 

El intervencionismo keynesiano -según numerosos expertos- permitió rescatar lo central del sistema capitalista,  que podría haber quedado liquidado con  la crisis de 1929-30. A fin de cuentas, el muy liberal Schumpeter había pronosticado el fin del capitalismo.

Otra musa de Milei es Henry Hazlitt (1894- 1993). El también se opuso a Roosevelt y la intervención estatal en la economía de Estados Unidos. Hazlitt fue periodista en The Wall Street Journal, The New York Times, Newsweek y The American Mercury. Desde los medios y a través de libros popularizó la Escuela Austriaca de Economía en Estados Unidos. Su seriedad se advierte en “Economics in One Lesson” (La economía en una lección).

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Gary Becker, otro de los “amores” de Milei

Gary Becker ganó el Premio Nobel de Economía hace treinta años y es uno de los autores más cercanos. Se entusiasma porque “dentro de la familia hay relaciones entre maridos y esposas, padres, hijos y abuelos que se aparecen a aquellas que existen en una fábrica”. 

Para Milei, el mercado es perfecto: “Esta es mi diferencia con los liberales clásicos, que dicen que hay fallos de mercado y esos fallos de mercado ameritan que intervenga el Estado y lo corrija. En mi visión, en realidad los fallos del mercado no existen”. Remata: “La justicia social es injusta” (sic).

Punto más

Los autores económicos citados a borbotones son parte del andamiaje ideológico del impulsivo diputado. Es su mejor parte: como misionero trata de convencer a la mayor cantidad de personas sobre las ventajas de sus propias ideas. Sus gustos revelan su ferviente militancia en el ala ultra de los libertarios pro-empresa y anti-estatistas.

  • A diferencia de los jefes históricos del liberalismo local (Federico Pinedo abuelo, Joe Martínez de Hoz, la dinastía Alsogaray, Mauricio Macri, o su cofrade-rival Patricia Bullrich Luro) Milei nació en un hogar sin riqueza, cantó en una banda de rock y llegó a atajar en la tercera de Chacarita Juniors. Puede exhibir su costado popular (¿o sería populista?). 

Abajo los líderes

  • Milei abomina de los mayores líderes criollos del Siglo XX: “Para mí el error de Perón fue no volver al orden liberal que había empezado a violentar la Unión Cívica Radical con la llegada de Yrigoyen” (letra para Mauricio Macri, quien prefiere recibir lecturas ya digeridas). También abomina de Raúl Alfonsín, cuya imagen, dice, disfruta agujerear a dardo limpio. 

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Milei abomina de los mayores líderes criollos del Siglo XX

No vaya uno a pensar que aborrece las jefaturas. Milei no vacila en ensalzar a Carlos Menem como “el mejor presidente desde 1983”. La apropiación de bienes públicos entregados en sospechosas privatizaciones no parece un esquema de mercado perfecto. Evoca la confiscación por particulares de las empresas estatales con el colapso de la Unión Soviética, caso en el cual, es evidente, hubo beneficiarios escandalosos entre los oligarcas, cuando no de la propia mafia rusa. Milei mudo.

Milei  ahora no parece advertir muy bien la raya roja que separa la incorrección irreverente de la pérdida de sentido. Su sofisticación con economistas a los que admira se extravía cuando habla de historia política, y puede derrapar hacia la amoralidad en cuestiones humanitarias. 

Punto menos

Cuando habla de política, Milei oscila entre la mirada tuerta, el desconocimiento, o tal vez la pasión por desacreditar a las ideas opuestas, no importa si a costa de los hechos. Grieta pura.

“El Estado -dice Milei- no resuelve nada, en realidad es una organización violenta que vive de una fuente coactiva de ingresos. Porque nadie paga voluntariamente los impuestos, te los sacan a la fuerza”. Sin Estado, ¿volveríamos a la venganza privada? ¿O el arrebato y la usurpación devendrían elogiables mecanismos de mercado para la acumulación primitiva de capital?

Sigue Milei: “El problema de las ideas socialistas es que aun cuando estuvieran las personas más inteligentes y más buenas de la historia, aun así va a funcionar mal porque el problema es la idea. Suecia abrazó el capitalismo, se hizo un país rico, después se empezó a aplicar socialismo y terminó llevando la presión fiscal a niveles del 75%, y se generó la quiebra del Estado sueco”. 

Sin la realidad no coincide, se cambia: la socialdemocracia sueca gobernó casi ininterrumpidamente durante medio siglo y llevó el país de una gran pobreza a comienzos del Siglo XX -a tal punto que no pocos suecos emigraban a Estados Unidos, pero también hacia Argentina- a un fuerte desarrollo económico con equidad social.

Derrapando estamos…

“Respecto al rol del libre mercado -insiste Milei- hay un ensayo muy lindo que se llama 'Yo, el lápiz', de Leonard Read, y Friedman lo cuenta en alguno de sus capítulos de 'Libre para elegir', que es el lápiz, la cantidad de gente que interviene en la producción de un lápiz, comprás el lápiz por dos mangos”. 

Leonard Read (1898-1983) fue otro duro crítico del keynesianismo de Roosevelt y el inventor de la palabreja “libertario” para diferenciarse de los “liberales”, término que en Estados Unidos define a los progresistas de centroizquierda. 

Milei acierta en destacar las virtudes de la producción en masa para proveer bienes baratos, pero elude denunciar que en esa cadena de valor intervienen niños esclavos en Bangladesh. 

Para llenar el cupón, Milei está en contra de la obligación de vacunarse, aun cuando eso pudiera contagiar a terceros.  

Juan Grabois le dice: “Si tenés que elegir entre no comer y ser explotado durante 18 horas, o 14 horas o diez horas, yo elegiría ser explotado. Pero esa no es mi voluntad”. Milei contesta: “¡¿Cómo que no?! También podés elegir morirte de hambre y morirte”.

-En tu concepción sería legítimo que alguien le compre un brazo a un tipo porque le gusta coleccionar brazos.

Milei: -Si alguien se lo quiere vender, ¿cuál es el problema? Cuando tenés un Estado que te saca el 50%, como que te hubiera cortado la mitad del cuerpo, es muchísimo peor.

Al mismo tiempo  descalifica. “Se ponen el pañuelito verde y soy celeste hasta las pelotas”. Más allá de valores y derechos humanos, la contradicción parece insalvable: si Milei cree que la venta de órganos  debiera ser admitida como libre mercado, ¿cómo y por qué negar ese mismo mercado  a la interrupción voluntaria del embarazo? Ser desafiante y disruptivo parece necesitar más congruencia.   

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Milei asegura que "al mundo le fue bien desde la segunda mitad del Siglo XX en adelante, no gracias al keynesianismo, sino pese al keynesianismo"

Para terminar Milei asegura: “Keynes no solo avalaba y pontificaba el sistema fascista. En el prólogo de la edición en alemán le canta una oda al nazismo, reconoce que su sistema funciona en un sistema totalitario. El consideraba que el sistema ideal era el comunismo, y la Unión Soviética le parecía una cosa maravillosa”. En fin, cosas vederes… 

Textos tomados del debate televisivo entre Milei y Juan Grabois en Net TV, coordinado por Jorge Fontevecchia.

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