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Juan Manzur comanda una carga de caballería contra cañones y en subida

Manzur y el peronismo se juegan a todo o nada: las chances están en contra, pero nadie conquista el poder con prudencia

Juan Manzur
Juan Manzur Twitter
Oscar Muiño 03 octubre de 2021

Avanti bersaglieri che la vittoria è nostra”. Tal la consigna para entusiasmar a los infantes piamonteses y lanzarlos al ataque. Al trote, ese trote tan llamativo que sólo utilizaban ellos, cargaban con sus inconfundibles sombreros de ala ancha y plumas de urogallo.

Ungido comandante bersagliere, Juan Manzur convoca la confianza para lanzarse al combate y escalar hacia los baluartes adversarios. El sabe que está en los bajos del cerro y la embestida en subida es cansadora, peligrosa, con riesgo de multiplicar las bajas sin llegar a coronar en la cima. 

Las chances están en contra, pero nadie conquista el poder con prudencia. Atisba la oportunidad y juega todo a cara o cruz. Si logra dar vuelta el resultado (o lo mejora hacia una derrota menos contundente), Manzur aspira a reunificar los gobernadores peronistas del interior (y por tanto sus senadores), los intendentes conurbanos, los sindicatos. El viejo “pejotismo”  que retoma el control tras casi dos décadas kirchneristas. 

La ofensiva cristinista tras la derrota deterioró a Alberto, pero despertó al peronismo tradicional. Alberto queda como jefe casi protocolar; Manzur ejerce su jefatura de Gabinete con plenos poderes. Hoy se percibe un kirchnerismo tan golpeado como el presidente Fernández. Con menos votos, baja la necesidad de obediencia hacia Cristina. La derrota en Buenos Aires sacude a Axel Kicillof y los malos resultados de la Cámpora en algunos distritos la ponen en peor situación que antes de las PASO. El peronismo tradicional no está bien, pero retoma el control. La campaña, su éxito y su fracaso, serán premio o castigo para Manzur, su representante más audaz de los últimos años.

A partir de allí, el sueño de competir por el premio mayor, la Casa Rosada para 2023-2027. Hay que tener en cuenta que Manzur no podrá reelegir como gobernador de Tucumán y el Senado no lo atrae: bajo el implícito galardón de “padres de la patria”, la Cámara Alta suele ser el homenaje último a una gran trayectoria con pasado potente y futuro improbable, tendiente a imposible. 

Desde que asumió, Manzur está decidido a ofrecer buenas noticias a la población. Las más que pueda, con la mayor frecuencia. ¿Cuáles serían buenas noticias? Las que el pueblo espera, según perciban el propio jefe de gabinete, sus amigos y las encuestas. 

¿No alcanzan los sueldos? Demos aumento. ¿Y los planes sociales? También. ¿La gente está harta de la mascarilla? Fuera el barbijo. ¿Los jóvenes quieren salir de farra? Abramos los bares. ¿Las familias extrañan comer afuera? Avanti con il restoranti. ¿Extrañamos las hinchadas? Volvamos a la cancha con River y Boca. ¿No debiéramos habilitar oficinas públicas, bancos, atención al público de servicios esenciales? ¿Será verdad que los boliches abren antes que las universidades? ¿Leyeron lo que le pasa a Pinocho al cambiar estudio por pachanga? Che, todo junto no se puede?en la nueva Argentina los únicos privilegiados ya no son los niños. 

Podrá criticarse, pero no hay muchas opciones. El tiempo vuela y ya queda menos de mes y medio para dar vuelta millones de voluntades. Dilemas de la democracia.

El revuelto de Manzur resuena en ecos internacionales. Hasta ahora, el amigo de Estados Unidos en la coalición era, claramente, Sergio Massa. Hay otros, por cierto, pero en espacios lejanos a la mesa chica, como  Gustavo Béliz. La irrupción de Manzur arrebata a Massa el monopolio de la relación con Washington. Peor aún: en caso que continúe en la jefatura de gabinete y eventualmente en la carrera presidencial, Manzur podrá construir una opción sobre gran parte del espacio (interno y externo) que aspira a capturar y representar el propio Massa.

Como se advierte, la derrota electoral está produciendo un desbarajuste general en el oficialismo. Retroceden Alberto y Cristina, queda amenazada la alianza de Sergio Massa con Máximo Kirchner, desplazado Kicillof, golpeada La Cámpora y se abre el juego de la candidatura presidencial.

Habrá que esperar el resultado electoral de noviembre para ver, finalmente, quiénes quedan en pie, cuántas esperanzas podrán nacer y cuantos ocasos llegan, inevitables, en la mitad de la tarde. 

Caballos vs. Cañones

En la historia de la guerra, un episodio insignificante cobró una trascendencia que aún rebota, inmortal. Durante el conflicto de Crimea -británicos y franceses acudieron para salvar a los turcos de la expansión rusa- el mando inglés ordenó una carga de los regimientos de Dragones, Lanceros, y Húsares.  Ataque frontal de escuadrones de caballería directo contra los cañones rusos. Un canto a la incompetencia militar de todos los tiempos. Una carnicería, aquel 25 de octubre de 1854. El ataque fue conducido por el séptimo conde de Cardigan. Un hombre puntilloso para los detalles e inepto para lo importante, cuyo mayor mérito fue inmortalizar un tipo de suéter, que hoy seguimos llamando, en su honor, cardigan

Pese a la matanza, los ingleses dominaban Occidente y convirtieron el desastre en un poema épico estremecedor de  Alfred Tennyson: “Por el valle de la Muerte / cabalgaron los Seiscientos. / Cañones a su derecha, / cañones a su izquierda, / cañones ante sí / descargaron y tronaron / Azotados por balas y metralla, / cabalgaron con audacia / hacia las fauces de la Muerte / hacia la boca del Infierno / cabalgaron los seiscientos”. La valentía desplazaba la incompetencia. 

Con verso o sin él, a pesar del coraje de los soldados, los británicos sufrieron una paliza. Tampoco las cargas de bersaglieri triunfaban con frecuencia. Así y todo, la valentía de los vencidos y la belleza de sus uniformes (ya que no siempre las causas resultaban plausibles), siguen convocando la simpatía general más allá de la derrota. Acaso también se trate de eso. Con Lord Cardigan o con cardigan, que la primavera despunta tormentosa. 

Demostrando un penetrante sentido de realidad y cabal comprensión de sus propias posibilidades, Manzur acaba de mostrar dónde anida su chance: “Ojalá que Dios nos de una manito?.”.

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