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Cumbre de las Américas, Brics y G7

El Gobierno, cercado por varios frentes, endereza con éxito su política exterior

En medio de los barquinazos económicos, los reclamos piqueteros y la propia interna, la política exterior logró 3 éxitos inesperados

El Presidente se reunió con el canciller federal de Alemania, Olaf Scholz, en el distrito bávaro de Garmisch-Partenkirchen
El Presidente se reunió con el canciller federal de Alemania, Olaf Scholz, en el distrito bávaro de Garmisch-Partenkirchen
Oscar Muiño 27 junio de 2022

Tras dos años de idas y venidas, la administración Fernández logra en junio tres éxitos inesperados: Cumbre de las Américas, G-7 y una candidatura a los Brics. 

  • En medio de los barquinazos económicos, la escasez de dólares, la angustia por los pesos, los reclamos piqueteros y la propia interna del Gobierno, la política exterior da tres buenas noticias. 

Culmina en el castillo de Elmau, en los preciosos Alpes de Baviera, el esperado encuentro del G-7 de Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá. Invitados especiales: India, Indonesia, Senegal, Sudáfrica. Y Argentina.

Una victoria que la oposición no reconoce y los voceros oficialistas desaprovechan. Alguien ha tratado de demostrar que Argentina ha sido invitada por virtud propia. Una tontería, ya que no es cierto. La sola presencia de Fernández en tal foro es un triunfo, no necesita adornos que por otro lado no son siquiera exactos.

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Argentina fue invitada porque preside Celac, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. La previsión del Gobierno para alzarse con el liderazgo de Celac debiera ser el verdadero orgullo de los oficialistas, que parecen empeñados en no sacar jugo de sus victorias, que por cierto escasean. Senegal es convocado porque dirige la Unión Africana e Indonesia capitanea el G-20. Los únicos convidados por su peso propio son Sudáfrica, país líder en Africa, y la potente India, a quien se buscar atraer y apartar de su larga cercanía con Rusia.   

La triquiñuela oficialista converge con la miopía opositora, incapaz de percibir la importancia para el G-7 de la continuidad del Estado. Si no lo hace por patriotismo, debiera actuarlo por conveniencia. De ganar los comicios del próximo año (hoy lidera todas las encuestas) tendrá mejores oportunidades de éxito si logra una silla ya adjudicada que si tuviera que luchar para conquistarla. Ganar tiempo puede ser la diferencia entre la gloria y el fracaso.

Condición clave para despertar en el exterior confianza política (incluso económica) es convencer al prójimo de la continuidad del Estado, no importa quién lo conduzca. Eso es mucho más relevante que la cacareada seguridad jurídica. Las inmensas inversiones norteamericanas y europeas en China, ¿se basaron en la seguridad jurídica de tribunales subordinados al Partido Comunista o a la previsibilidad que el régimen ofrece? 

Grieta o proyecto

La grieta viene condicionando desde hace dos décadas cualquier continuidad de la política internacional de Argentina. Los bandazos en cada cambio de gestión y la miopía de las sucesivas oposiciones han promovido concepciones imaginarias. Cada uno atribuye a su rival fines inconfesables y sometimientos duraderos. 

Para cierta dirigencia de Cambiemos, Cristina Fernández buscaría convertir a Argentina en la Venezuela de Nicolás Maduro. Absurdo. No sólo porque no es su propósito; ese modelo necesita la adhesión de las Fuerzas Armadas como pilar del régimen, algo que nadie puede creer posible. Sin contar que resultar infantil creer que Argentina pueda hacer seguidismo de países de menor presencia.

La defensa del Frente de Todos a los poco aceptables regímenes  de Venezuela y de Nicaragua, de todas formas, sólo le trae desprestigio y disgustos. Por algo el flamante presidente chileno, un izquierdista de verdad, reprueba esas dictaduras. Lo mismo que Gustavo Petro, el primer presidente de izquierdas de la historia de Colombia. 

  • El oficialismo también inventa: supone que la oposición es apenas una marioneta de Washington. Lo único evidente es que Mauricio Macri intenta convertirse en el hombre de Estados Unidos para  los próximos comicios, lugar que viene disputando Patricia Bullrich. La mayoría de Cambiemos, en cambio, no mira hacia un horizonte exclusivo.

En el Gobierno, por su lado, tampoco faltan los partidarios de estrechar vínculos con Washington. Tal y como hemos señalado hace un año en El Economista, en la administración conviven amigos de Moscú, simpatizantes de Pekín, partidarios de estrechar lazos con la Unión Europea y también amigos de Estados Unidos. 

  • No ocultan sus preferencias por los norteamericanos figuras relevantes del aparato estatal, como Sergio Massa, Juan Manzur y Gustavo Béliz: el tercero en el orden sucesorio, el jefe formal de la administración y el secretario de Asuntos Estratégicos de la Nación.

Salvando a Biden

La Casa Rosada (y el Palacio San Martín de Santiago Cafiero) venían de anotarse un poroto en ocasión de la IX Cumbre de las Américas (6 al 10 de junio). 

La reunión estaba en peligro: México anunció que no participaría, Venezuela no fue invitada y el Brasil está en la lista negra de Joe Biden desde que Jair Bolsonaro apoyó las denuncias de fraude de Donald Trump. Sin Argentina, la convocatoria fracasaba. Un fiasco irrepresentativo.

  • Fernández sorprendió con una astucia que no demuestra habitualmente. Endureció sus diferencias con Washington, amenazó no concurrir y finalmente llegó a un acuerdo razonable: participar resguardando en su discurso algunas de las diferencias de Buenos Aires con Washington. Foto con Biden. Amistad, neutralidad y autonomía. Tres constantes en la tradición diplomática argentina, con pocas excepciones. 

Como frutilla del postre, el 23 de junio Argentina también fue invitada a la reunión virtual de la XIV Cumbre de Jefes de Estado de los Brics, organismo que nuclea a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. 

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Fernández ratificó el objetivo de que Argentina se integre como “miembro pleno” a los Brics

Casi la mitad de la población mundial y una cuarta parte del producto bruto.  Fernández ratificó su propósito de integrarse como “miembro pleno”. El oficialismo asegura que el convite vino del líder chino Xi Jinping. Las fuentes de la Casa Rosada descuentan que, si Lula deviene el próximo presidente, el Brasil promoverá la candidatura argentina. 

Muchos dicen que la política internacional no influye sobre el voto. Tal vez no directamente. 

  • Pero es una obvia evidencia que las decisiones económicas y financieras de las potencias y de los organismos internacionales que conducen son guiadas, de modo inexcusable, desde las miradas de la política... 

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