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Ser o no ser Mel Brooks

Cuarenta y dos años después del estreno de La Loca Historia del Mundo, llega la segunda parte en formato miniserie que retoma la idea original de Mel Brooks, el cerebro detrás de la propuesta original. Una leyenda de Hollywood que ganó todos los premios conocidos.

Ser o no ser Mel Brooks
Pablo Manzotti 06 abril de 2023

Dos sujetos se encuentran desenterrando un ataúd en una fosa mugrienta.

  • ¡Qué trabajo asqueroso!
  • Podría ser peor...
  • ¿Cómo?
  • Podría estar lloviendo.

Un relámpago corta el diálogo y una lluvia torrencial se desata sobre sus cabezas.

La escena pertenece a "El Joven Frankenstein" (1974), una de las mejores comedias de la historia del cine y resume, en gran medida, el humor de su creador, Mel Brooks. Los protagonistas son Gene Wilder, viejo amigo y socio de aventuras de Brooks y el fisonómicamente inconmensurable Marty Feldman. Sus reacciones, sus gestos frente al infortunio, cierran el "gag" perfecto. Ese "chiste" directo, simple y complejo a la vez, se convirtió en su marca y, esa parodia del Frankenstein clásico de los estudios Hammer, en su obra maestra.

Es cierto que, por entonces, ya había llamado la atención la década anterior con Los Productores y había dejado una marca histórica en la TV como co creador de Get Smart, que por estas tierras se popularizó como El Súper Agente 86. Sí, la serie de Maxwell Smart que los de cuarenta y cincuenta años reconocen como uno de los principales alimentos de cultura pop tuvo al genio de Brooks detrás. Cuentan que cuando se presentó el episodio piloto, la primera reacción de la cadena ABC fue rechazarlo por antiamericano.

Pero alguien en la competencia, en NBC, se dio cuenta del potencial y compró la descripción que habían hecho sus creadores: es un personaje que combina a James Bond con el Inspector Clouseau, las dos estrellas cinematográficas de los sesenta. Un éxito que se extendió a películas y franquicias internacionales. La última temporada, con una baja en el rating probablemente producida por el cambio de clima de época con el inicio de los setenta, fue emitida por CBS.

Estaba claro que era por ahí. La parodia, el chiste inteligente con referencia al contexto sociocultural. Una marca personal. Y mal no le fue: Mel Brooks es uno de los escasos "EGOT". ¿Qué es? La sigla que representa que ganó todos los grandes premios: Emmy, Grammy, Oscar y Tony. Es que la otra variable a conquistar, además del humor, fue desarrollar su espíritu inquieto, constante y todoterreno.

La Historia (loca) del mundo

El anecdotario de Brooks es extenso, como el de todo hombre que alcanza los 96 años (cumplirá 97 en junio) en plenitud y que, aún, nada lo detiene. Cuentan que con su gran amigo de toda la vida, el comediante Carl Reiner (que falleció a los 98 años en 2020) tenía una rutina privada llamada The 2000-Year-Old Man (El Hombre de 2.000 años).

Comenzó en la década del cincuenta en cada fiesta de la que participaban y el acto en cuestión versaba sobre un periodista que entrevista a un hombre de 2000 años acerca de su vida. Una sucesión inmensa de gags, un delirio hermoso que iba desde cómo vestían en el medioevo, el carácter de Jesús y su relación con los apóstoles o las internas de la Revolución Francesa. Un material supremo que se iba renovando entrega por entrega. 

Treinta años pasaron para que, ya empresario de cultura exitoso, ideara llevar ese concepto al cine. Así nació La Loca Historia del Mundo (History of the World, 1981).

En la película, el mismo Brooks es una suerte de personaje constante que atraviesa diferentes momentos históricos. El comienzo de la película ya incluye una parodia: los orígenes de la humanidad con el famoso plano de 2001 Odisea del Espacio y los acordes de Así habló Zaratustra.

Una marca del director de pura cepa que ya muestra las cartas de entrada. Así todo se transforma en una ecléctica línea de tiempo pasando por el Imperio Romano, la Inquisición (con un gran paso de comedia musical incluida) o la Revolución Francesa.

Sobre el final, la película prometía una segunda parte con algunas imágenes como Judíos en el Espacio o Hitler sobre Hielo. Esa secuela nunca se llevó adelante...hasta ahora.

Pasaron 42 años y, fruto de la plataformas y la necesidad de contenido (algo que hemos desarrollado en más de una oportunidad en esa sección) llegó La Loca Historia del Mundo Parte 2 de la mano de Hulu en Estados Unidos, que es un VOD que pertenece a Disney. En Latinoamérica ese contenido lo posee Star+.

Esta continuación, acorde a los tiempos que corren, llega en formato de miniserie con 8 episodios que se fueron habilitando de a dos por semana durante marzo. Ya está completa y disponible en la plataforma. Cada capítulo tiene una duración de entre 23 y 30 minutos. 

La propuesta retoma la estética original y la idea de apelar al gag a lo Monty Python, aprovechando la actual escuela de humor en EE.UU., con los exponentes de la nueva camada de comediantes, podría decirse, de la escuela de Brooks. Nick Kroll fue la cabeza del proyecto y convocó a un seleccionado de colegas para trabajar el guión: Wanda Sykes, Ike Barinholtz y David Stassen. Pero el llamado decisivo vino después. Fue el mismísimo Mel Brooks, el padre de la criatura.

"Me llamaron e hicieron la propuesta. Pensaron que, en realidad, se necesitaba una nueva Historia del Mundo. Yo estaba atrapado en esta situación de Covid en la que no veías a la gente, donde estabas encerrado en una cueva. Esto se transformó en un alivio muy bienvenido del aislamiento", comentó Brooks respecto de cómo se involucró en la producción. No sólo fue asesor, también se involucró en la historia y es el relator en off, presentador de cada sketch.  

Por supuesto que el humor y su forma de representación refieren al estilo Brooks de los ochenta. Los sketches se suceden e intercalan, van y vienen en la línea temporal, y hay una presencia más fuerte del concepto Saturday Night Live.

Por supuesto no está entre lo más destacado de la obra del productor, guionista y director, pero conserva esa frescura y esa búsqueda del remate inteligente. Los abordajes a la Guerra de Secesión para hacer chistes que tomen como imagen la actualidad política del país o la historia de Jesucristo están entre lo más logrado. También hay una intención de subir un poco la apuesta y apelar a la incorrección política con burlas tangenciales a la cultura woke.

Tan respetuoso de Brooks y del material original es la propuesta que en el minuto de inicio del primer episodio, el relato toma como punto de partida el plano de Hitler sobre hielo con el que había terminado la primera parte hace 42 años. Y el despliegue de ese sketch es monumental, con una interesante mirada sobre las coberturas de los eventos deportivos y un humor negro al fleje de la corrección política. Bienvenido sea. 

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