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Harrison Ford: el héroe que disparó primero

Una nueva entrega de Indiana Jones es la excusa para repasar la carrera de uno de los actores más importantes de la historia. Cuando la figura actoral se asocia a los personajes más queridos de la cultura. El éxito y la pose perfecta desde la galaxia lejana hasta el universo televisivo.

Harrison Ford: el héroe que disparó primero
Pablo Manzotti 27 junio de 2023

La escena tiene lugar en una cantina de Mos Eisley, el pueblo de facinerosos y rufianes en el planeta Tatooine. El hombre, cowboy de pura cepa en su atuendo, acaba de cerrar un trato que le permitirá saldar viejas deudas. Pero claro, su cabeza, aún tiene precio. Un caza recompensas de nombre Greedo lo arrincona contra una pared.

El diálogo se tensa. El cowboy, experimentado en salir de aprietos, no duda en desenfundar rápido su vieja pistola láser y eliminar a su interlocutor sin aviso previo. Disparó primero.

La acción, obviamente, pertenece a Star Wars la primera película de la saga que llegó a los cines allá por el año 1977 y que poco tiempo después descubrimos que era el episodio IV de una gran historia de nueve capítulos. El cowboy en cuestión es Han Solo, ese (anti) héroe por antonomasia de la franquicia y uno de los íconos más importantes de la cultura pop.

El hombre detrás del atuendo es Harrison Ford, que para el momento en que filmaba la escena de Mos Eisley con esa actitud poco galante, reñida con las exigencias de códigos de honor del héroe clásico, jamás imaginó que su presencia en pantalla iba a marcar la vida de millones de fans y cinéfilos de distintas generaciones a lo largo del planeta. Y, por propiedad transitiva, su vida iba a encarar una nueva dirección impensada.

Indiana Jones vestido de Harrison Ford

Ford cumplió 80 el año pasado. Sí, ocho décadas. Y ese cumpleaños lo descubrió cerrando una nueva entrega del otro personaje clave de la cultura popular al que dio vida: el arqueólogo más famoso del mundo, el doctor Henry Jones Jr., más conocido como Indiana Jones. Sí, las cuentas dan bien: la quinta entrega de la saga, Indiana Jones y el Dial del Destino lo encontró rodando al filo de las ocho décadas. Pero no fue Steven Spielberg quien estuvo detrás de las cámaras para llevar adelante el proyecto, algo viejo y cansado al igual que el personaje principal de la película.

Fue el buen James Mangold, un realizador con buen pulso para el relato con algunas joyas en su haber como Contra lo Imposible (Ford v Ferrari, 2019) y Tierra de Policías (Cop Land, 1997). La apuesta de sumar un peldaño más era muy alta. Y se nota en el resultado final. No es una película de Spielberg, por supuesto, cosa que se percibe desde la secuencia inicial que trata de "copiar" el notable arte para la composición que maneja el director de Tiburón. 

No obstante, Mangold, entrega un film correcto, con una buena historia y, más que nada, con mucho amor por los personajes y por la saga. La película llega a todos los cines del mundo en los últimos días de junio.

Y fue precisamente por Indiana Jones que Ford, con sus 80 años, recibió una merecida ovación en el Festival de Cannes 2023.

"Fui bendecido con este cuerpo", dijo en una de las tantas conferencias de prensa en las que participó en relación a su actitud jovial y sólida frente a las exigencias del personaje en la película. Se puede pensar que esa bendición ligada a una excelente genética que lo mantiene en un estado envidiable es el premio por lo que el actor ofreció al mundo. Para los fanáticos y cinéfilos, es Indiana Jones antes que Harrison Ford.

Lo mismo podría decirse de Han Solo en Star Wars. Son dos personajes que entran holgadamente en la galería de los más importantes de la historia del cine. Y, como suele ser en el mundo contemporáneo, todo sucedió muy rápidamente. Star Wars fue un éxito descomunal en 1977 asegurando dos películas más en el transcurso de seis años. El Imperio Contraataca llegó a los cines en 1980 y el cierre de esa primera trilogía fue con El Regreso del Jedi en 1983.

Cazadores del Arca Perdida, la primera película de Indiana Jones (y una de las mejores películas de la historia del cine) se estrenó en 1981.

Pero este empuje también lo habilitó a abrir el abanico de posibilidades. En 1979 tuvo una breve pero interesante participación en Apocalipsis Now, de Francis Ford Coppola y en 1982 fue el inspector Deckard nada más y nada menos que en Blade Runner. Al igual que con tantos otros proyectos en el universo de la industria de Hollywood, Blade Runner fue un fracaso de taquilla y obtuvo críticas ambiguas.

Hoy es una de las películas más importantes de la historia del cine de ciencia ficción y, el personaje de Ford, uno de los más complejos y profundos llevados a la pantalla grande. En esa película ya impuso su visión por sobre la del director Ridley Scott en determinados puntos conflictivos del relato.

Claramente, ese hombre que se había acercado a Hollywood para desarrollar sus aptitudes como carpintero en el área de decorados y utilería, era ya una estrella consagrada. Y, para variar, quienes saben y lo conocieron allá por inicios de los setenta, aseguran que es un eximio carpintero.

Esa década que se abrió con Star Wars siguió sumando conquistas: en 1984 llegó la segunda entrega en la secuela de Indiana Jones y El Templo de la Perdición y un año más tarde, protagonizó una película formidable de la mano del director Peter Weir: Testigo en Peligro. No solo es uno de los trabajos más destacados de su vida como actor sino que es la película definitiva que expone su cualidad asombrosa frente a la lente de la cámara. Un rostro inabarcable y una capacidad innata para encontrar el gesto adecuado en cada momento.

Presidente y pionero de la historia americana

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La década del ochenta lo encontró con el primer cierre de la saga en Indiana Jones y La Última Cruzada. Ahí se dio el lujo de compartir protagónico con Sean Connery, en un guiño a toda la historia del cine popular al juntar a Indy con el primer y más amado James Bond.
Interesantes fueron algunos de los proyectos que encontró en la década siguiente.

Explotando ese perfil de héroe perfecto, rústico y típicamente americano (una suerte de John Wayne para el fin del siglo XX), se puso al hombre al personaje de Jack Ryan que había caducado para Alec Baldwin después de La Caza al Octubre Rojo. Ford funcionó perfecto para ese estadounidense confiable, un boy scout de la CIA en dos películas sólidas pero con escaso corazón: Juego de Patriotas (1992) y Peligro Inminente (1994). La saga no continuó y Harrison tuvo que sumar la estrella que le faltaba en otro proyecto. Así fue que llegó Avión Presidencial (1997) donde, por supuesto, interpreta al Presidente de Estados Unidos y confronta a un maléfico terrorista en la piel de Gary Oldman, un duelo actoral notablemente dirigido por Wolfgang Petersen.

Entre los dos Ryan, Mr. Ford se puso en la piel de otro personaje muy presente en la historia de la tv americana: el doctor Richard Kimble, en la adaptación para cine de la famosa serie El Fugitivo. La excelente película fue nominada al Oscar como mejor film y Tommy Lee Jones que personificó al obsesivo marshall Sam Gerard, obtuvo la estatuilla como mejor actor de reparto.

Obviamente, más allá de este número de películas que explotan su perfil sólido y multifacético, quedaron varias perlas como su cruce con la dirección de Roman Polanski en el interesante thriller Búsqueda Frenética y el trabajo con Mike Nichols en Secretaria Ejecutiva (ambas en 1988). También tuvo su oportunidad con Sidney Pollack en la remake de Sabrina (1995).  

El siglo XXI lo encontró con proyectos de menor envergadura y regresando a la aceitada máquina de replicación de Hollywood. Lo que se creía imposible, sucedió. Volvió a ser Indiana Jones en El Reino de la Calavera de Cristal y se puso el traje de cowboy espacial para unirse a su fiel Chewbacca en los últimos episodios de la saga Star Wars, ya con la franquicia en manos de Disney. En ninguno de los dos casos la calidad de los relatos superó a la emoción de ver a Han y a Indy, la historia misma del cine de acción.

Al igual que varios de sus colegas, la propuesta más interesante llegó desde el universo de la TV. Paramount decidió expandir su éxito cosechado por la serie Yellowstone en otra precuela: 1923. Nuevamente explota los orígenes de la familia Dutton (ya lo había hecho en 1883, otra precuela en el mismo universo) Harrison Ford interpreta a Jacob Dutton, hermano de James Dutton (el personaje de Tim McCraw en 1883) y otra leyenda del cine, Helen Mirren, a Cara Dutton, la esposa de Jacob.

La serie tiene toda la impronta del creador, el showrunner estrella del momento, Taylor Sheridan. Su historia con habitual base en el western revisionista, está vez, orientada a las dificultades de los pioneros en la transformación del Estado Americano marida perfecto con la impronta en cámara del octogenario Harrison Ford. Al igual que su colega Sylvester Stallone con Tulsa King (de la misma Paramount) y el ex gobernador de California, Arnold Schwarzenegger con FUBAR para Netflix, la necesidad de contenido de las plataformas abrieron un caudal narrativo interesante para estos nombres. Y no defraudan, obviamente.

Las redes y la explosión de cultura pop volvieron una y otra vez sobre esa escena emblemática de Star Wars de 1977. Sucede que, en las sucesivas reediciones y retoques digitales de la cinta original, algo cambió.

El viento de la inefable corrección política llevó a modificar el pasado en Tatooine y Han Solo nunca disparó primero. Solo respondió después del ataque del ambicioso Greedo. Por suerte el viejo Han "Harrison" Solo despertó desde el archivo y miles de remeras y carteles digitales instalaron la verdad oculta: "Han Shot First" (Han disparó primero)

Y sí: es imposible cambiar la vida del cowboy que tiene el alma de Harrison Ford.

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