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5 series y películas para ver este fin de semana en Netflix

Una selección con las series y películas recomendadas para este fin de semana.

Las 5 mejores películas y series para ver este fin de semana en Netflix.
Las 5 mejores películas y series para ver este fin de semana en Netflix. El Economista
Oscar Mainieri 05 enero de 2024

 

1. Película para ver en Netflix: La sociedad de la nieve

Esta nueva versión cinematográfica de la tragedia de los Andes destaca por su realismo, muy lejano del verosímil hollywoodense que impregnaba a Viven (Chris Columbus, 1993) o el oportunismo a la mexicana de Supervivientes de los Andes (Rene Cardona, 1976). 

Basada en el libro de Pablo Vierci, amplía el espectro de lo narrado por las anteriores dándole voz y carnadura psicológica a los muertos, no sólo a los que sobrevivieron. De hecho, está atravesada por la voz over de Numa Turcatti, un joven de 25 años que perecería antes del rescate, lo que también le otorga al relato una dimensión sobrenatural. 

No es un dato menor que la mayoría de los personajes sean católicos y antes de la partida del Uruguay, cuando están reuniendo el dinero para el viaje del vuelo 571 de la Fuerza Aérea que los llevaría a Chile, formen parte de una misa y se escuche al sacerdote cuando se pronuncia por el acto de la comunión.

Lo religioso y el espíritu de equipo forjado al jugar al rugby mantendrán a las víctimas mancomunadas en la ardua y desigual lucha contra la Naturaleza; la película no indaga en los mandatos que hacen de la antropofagia un tabú en la sociedad occidental aunque están subyacentes. Cuando duele el estómago por el hambre y la orina se torna negra, el espíritu de supervivencia se impone.

El director barcelonés Juan Antonio García Bayona ya había destacado en Lo imposible (2012), al narrar con pulso firme las peripecias de una familia víctima de un tsunami cuando vacacionaba en las cercanías del Océano Indico, pero allí funcionaban ciertos clichés del cine catástrofe en busca de suspenso y espectacularidad. 

Aquí, la inconmensurabilidad del marco andino se impone por sí misma. La Naturaleza se hace cargo de dejar como hormigas a los muchachos que pululan en torno a los restos del fuselaje y de aplicar sus propias reglas, ya sea a través del frío, las ventiscas o los aludes. 

Bayona busca la autenticidad en los detalles y hay una gran diferencia en cómo ilumina el interior de los restos del fuselaje y en cómo lo hacía un film banal como Viven, en donde los muchachos amontonados parecen estar bajo los focos de un estadio de futbol en plena final de campeonato. 

La oscuridad, las voces susurradas, algunos rezos, algunos lamentos, la comunión con los cuerpos de los muertos, nos devuelven a esa dimensión espiritual que el film enfatiza. Más allá de la perfección en los rubros técnicos o el buen manejo de los actores o la desmesurada extensión del metraje, no es pequeño el logro de convocar en una película aquello que los ojos no alcanzan a ver.

2. Miniserie para ver en Netflix: Engaños

Sólo 8 episodios tiene Engaños, el nuevo producto basado en un best seller de Harlan Coben, el mismo autor detrás de las exitosas Safe y No hables con extraños (ambas miniseries también en Netflix). 

Myra (Michelle Keegan) asiste al entierro de su esposo Joe (Richard Armitage) acompañada por su hijita y la familia de él, encabezada por la poderosa matriarca Judith (la veterana de la televisión inglesa, Joanna Lumley).

Myra es una militar que se ausenta mucho tiempo de su casa: por un hecho no especificado ha sido degradada a dar clases de vuelo. Una amiga le regala un marco para fotos digitales que incluye una cámara para que grabe las actividades de la niñera mientras está ausente. Enorme será la sorpresa cuando al revisar una de esas grabaciones vea que su marido estuvo una tarde alzando a su hija en brazos...

El detective Sami Kierce (Adeel Akhtar) investiga la muerte de Joe, acaecida cuando dos motociclistas intentaron robarle la billetera. De ascendencia india y al borde de los 50 años, siente la proximidad de su casamiento con su novia, ya embarazada. El stress lo lleva a momentáneas lagunas de conciencia que hace que cuando maneja se lleve por delante las cercas de las casas.

Como si no tuviera bastante, Myra viene sobrellevando el duelo por la muerte de su hermana, que trabajaba junto a su marido. Puede que ambos hayan sido asesinados con la misma arma...

Engaños ofrece decenas de hechos por episodio, lo hace con el ritmo y el suspenso necesarios para mantener entretenida a su audiencia y saltear los pequeños huecos que su historia sobrevuela. Las actuaciones del elenco son decentes, el nivel de producción alto. Merece ser vista.

3. Película para ver en Netflix: Alias

El agente de operaciones especiales Adam Franco (Alban Lenoir) debe infiltrarse en la organización criminal que maneja Victor Pastrone (el ex jugador de futbol Eric Cantona), sospechada de brindar refugio al sudanés Moktar Al Tayeb (Saidou Camara), autor de un atentado terrorista en un hotel parisino.

Adam es de pocas palabras. Pese a su corta estatura posee un formidable apoyo en sus destrezas físicas y el manejo de cualquier tipo de arma. Exudando testosterona por cada poro de su piel, enfrenta ejércitos con la facilidad con que uno mata un mosquito. Pero semejante héroe tiene sus flancos débiles: un historial de no reparar en si la misión que le asignan se corresponde con principios éticos, y un corazón de bizcochuelo que se humedece cuando ve a un niño en problemas.

Y el pequeño Pastrone, de 6 añitos, desatendido por sus padres ocupados en ocultar enfermedades terminales y regentear burdeles, sufre maltratos por sus compañeros de colegio y es un botín fácil para secuestrar y torcerle la muñeca al mafioso...

Adam es capaz de descuidar su misión para asistir al niño.

Con una eficaz dirección de Morgan S. Dalibert, también coguionista junto a Lenoir, el film abunda en escenas de acción violentas -muchos cerebros se deshacen bajo la presión de las balas-, muy bien escenificadas. La tensión es constante y, si bien no tiene nada novedoso, cumple con creces para calificar como un gran pasatiempo.

4. Miniserie para ver en Netflix: Una familia normal

Stella (Alexandra Karlsson Tyrefors) sufre un hecho bastante grave en su adolescencia y sus padres, el pastor Adam (Björn Bengtsson) y la abogada Ulrika (Lo Kauppi), deciden no denunciarlo a las autoridades. Un día, a los 19 años, Stella es detenida por homicidio y sus padres quieren hacer lo imposible por ayudarla. 

Esta miniserie sueca de 6 episodios hace gala de los bellos paisajes de la ciudad de Lund para ambientar una trama plena de suspenso y revelaciones que sorprenden al espectador. El guion es hábil en el trazado psicológico de los personajes: una muchacha que no confía en sus padres, un matrimonio al borde del naufragio cuando sus integrantes aparentaban que todo funcionaba sobre raíles aceitados, un muchacho sexy que se ocupa en actividades poco claras, una amiga que juega a dos puntas...

Las acciones del pasado pesan y mucho sobre estos personajes, que también trasgreden las reglas de aquellos espacios en los que se desempeñan. Ulrika recurrirá a su conocimiento del sistema legal para vencer sus límites. El pastor se verá tentado de hacer justicia por mano propia. Stella será una cifra para propios y extraños hasta las develamientos del último episodio, que transcurre en la corte. Muy recomendable.

5. Película para ver en Netflix: Llámame por tu nombre

"Sólo conecta" era el lema del escritor E. M. Forster, responsable de novelas tales como La mansión Howard, Pasaje a la India y Maurice, publicada póstumamente a su pedido, porque contaba una historia en la que una relación homosexual terminaba bien. Cierto es que Forster era un inglés nacido en plena época victoriana, de formación académica, que viviera el clima de ensañamiento hacia Oscar Wilde, algo que debe haber influido para que se mantuviera célibe hasta los 38 años. Destacaba en la novela de costumbres y en la fina sátira de su pueblo. No obstante, su lema resuena en el film de Luca Guadagnino, adaptado de una novela de Andre Aciman por el veterano director James Ivory, menoscabado por cierta crítica en los años 80 y 90 que lo consideraba demasiado académico, y que terminó ganando un Oscar por su desempeño aquí. 

Los de Ivory eran films de época, basados en grandes obras literarias de Henry James, Kazuo Ishiguro, tres de ellas de Forster. Sí, Ivory no era ningún innovador en el terreno estético, pero llevó Maurice a la pantalla con inigualable sutileza, excelente dirección de actores (Hugh Grant, James Wilby y Rupert Graves) y gusto; era 1987 y el SIDA asolaba. 

Si bien después el cine mainstream concibió Filadelfia (1993), donde el siempre bonachón Tom Hanks moría víctima de aquella enfermedad, y Secreto en la montaña (2005), en donde descubrimos que los cowboys también lo hacían -aunque culposamente-, es en Llámame por tu nombre donde -por fin- los protagonistas no tienen otro obstáculo para desarrollar su relación que ellos mismos; y logran sortearlo con el beneplácito de la platea. 

Ese obstáculo no es más que la falta de conexión, quizás por la homofobia internalizada y la falta de experiencia del más joven, quizás por el miedo a parecer abusivo del mayor. Pero una vez vencido, el film trabajará la empatía del espectador como para que crea que la homosexualidad es tan natural como los abundantes frutos que depara la naturaleza, por más que aquí un durazno cumpla otras funciones más hedonistas que la de ser comido. 

Ambientado en Crema, en el norte de Italia, en el verano de 1983, el film de Guadagnino narra la historia del primer amor de Elio, el hijo de 17 años de un profesor norteamericano especializado en cultura greco latina, que aunque flirtea con las chicas del pueblo se ve poderosamente atraído por el asistente de su padre, un joven académico estadounidense de visita, Oliver. 

Guadagnino es un sensualista, como ya lo demostrara en Soy el amor (2009) y A Bigger Splash (2015), ambas en torno a su musa, la inconmensurable Tilda Swinton. No posee la densidad de su admirado Bernardo Bertolucci en su primera etapa -Freud y Marx no son de la partida aquí-, aunque sí hay mucho de la levedad espumosa y cosmopolita de Belleza robada (1996) y Cautivos del amor (1999). Explota al máximo todo tipo de paisaje: el que rodea la finca en la que se aloja la familia de Elio, los cuerpos de Armie Hammer y Timothée Chalamet; nos hace percibir el aroma de sus sudores, el de la tierra tras la lluvia, la frescura de la fuente en que chapotean, la corteza de una fruta.

Hammer, que ganara notoriedad en el doble rol de los gemelos Winklevoss en La red social (2010), y posteriormente protagonizara al amante del jefe del FBI en J. Edgar (2011), fue desperdiciado en El llanero solitario (2013) y El agente de CIPOL (2015). Aquí puede demostrar su rango como actor; su personaje no es el muñeco Ken en shorts y bermudas, sino que trasunta un espíritu sensible y bienhechor. 

Chalamet, aquel niño de la serie Homeland, se revela como un portento; estuvo justamente nominado para todos los premios de la temporada. El film está narrado desde el punto de vista de su personaje -apareciendo en casi todas las escenas- y debe hacer bailar su cuerpo a los sones de las maravillas y miserias del amor, sus elongaciones, sus constricciones, sus destellos, sus fulgores, sus devastaciones. El sostenido primer plano final de su rostro, nos recordó el de Un verano con Mónica (1953), donde Ingmar Bergman hacía que Harriet Andersson expusiera todas sus vulnerabilidades y fortalezas en una audaz mirada a cámara.

¿Es Llámame por tu nombre un cuento de hadas? En gran parte sí. No hay obstáculos para el desarrollo de la relación entre Elio y Oliver, ni económicos, ni sociales. Quizás vivan una situación de probeta, artificiosamente concebida, cuyo único límite sea el tiempo. Los progenitores del chico acompañan. El padre, en un compasivo monólogo final, deja en claro que la homosexualidad no es nada de lo que avergonzarse, entre otras sorprendentes revelaciones que no vamos a detallar aquí. 

Oliver será el puente hacia el descubrimiento, la madurez y el afianzamiento de la propia identidad para el más joven, que no sólo se asumirá como orgulloso judío, sino que también podrá comprender que en su caso quizás la orientación sexual no sea una fase pasajera. 

La delicadeza en el tratamiento del material es una cualidad que vuelve a aunar a Ivory y a Guadagnino con Forster. En el universo de Llámame por tu nombre hay finura, cortesía, compasión, sensibilidad y humanidad. Es un verdadero triunfo que los responsables del film hayan logrado conectar y empatizar con una audiencia masiva, más allá de la orientación sexual de cada uno de los que la conformen. Quien más, quien menos, todos hemos (sobre)vivido un primer amor.

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