El Economista - 70 años
Versión digital

jue 02 May

BUE 15°C
ENTRETENIMIENTO

5 series y películas para ver este fin de semana en Netflix, Amazon Prime, Star Plus y Youtube

Una selección con las series y películas recomendadas para este fin de semana.

Las 5 mejores películas y series para ver este fin de semana.
Las 5 mejores películas y series para ver este fin de semana. El Economista
Oscar Mainieri 19 abril de 2024

Una selección especial con las mejores series y películas, que incluye también estrenos en salas de cine.

Estas son las series y películas para ver en el fin de semana en Netflix, Amazon Prime, Star Plus y Youtube.

 

1. Miniserie para ver en Netflix: Secuestro del vuelo 601

El 30 de mayo de 1973, dos individuos armados secuestraron el avión Lockheed Electra HK-1274, de la aerolínea colombiana SAM, que volaba entre Pereira y Medellín. Demandaban 200 mil dólares y el desvío del vuelo a la isla de Aruba para devolver al pasaje y a la tripulación con vida.

Inspirada en un hecho real registrado en el libro Los condenados del aire, de Massimo Di Ricco, esta producción colombiana lo tiene todo para entretener: una historia bien narrada, un buen elenco, grandes dosis de suspenso, algunos toques de comedia, un elenco a la altura de la propuesta, y un excelente diseño de producción.

El guion, a lo largo de 6 episodios, se toma algunas licencias. Una de las azafatas se embarca a último momento, dejando a sus tres hijos pequeños sin nadie que los cuide, creyendo que regresa de su labor ese mismo día. Otra, debido a prejuicios sociales, trata de ocultar sus orígenes humildes posando como sofisticada con su maquillaje y su peinado. El capitán del vuelo lidia con un peluquín que es cambiado de posición varias veces y le quita autoridad. Los "terroristas" viven expresando proclamas políticas y, al mismo tiempo, se ven divididos entre sus impulsos humanitarios y el mostrarse duros ante el pasaje y la tripulación. 

En tierra, las negociaciones se empantanan. Hay un ex líder sindical que ocupa el puesto de gerente de la empresa aerocomercial que lucha con la obcecación del dueño de la empresa y con las autoridades del gobierno, que se empeñan en no entregar ni un dólar a los secuestradores. 

Llegado a un punto, el avión no encontrará aeropuerto en donde aterrizar para cargar combustible: los peruanos, los chilenos se negarán a brindar asistencia. Recalarán en el aeropuerto de Ezeiza; los autos de nuestros policías asemejan viejos Ramblers de los años 60, parecidos a los que aparecían en las antiguas colecciones de Matchbox.

El episodio 4 se aleja de la situación en el avión para contarnos los antecedentes de los "terroristas", donde distintas situaciones de opresión, estafa y desilusión moldean los deseos de dos muchachos muy pobres que ansían vivir una vida en donde las carencias sean sólo un recuerdo. Pero el destino se interpone en su camino: un pie en malas condiciones tronchará las posibilidades de mejora económicas para ellos y sus familias. 

El vuelo 601 no se detiene. Hay giros melodramáticos: dos historias de amor muy bien jugadas por los actores, una ridícula, otra sublimemente romántica. Hay aprietes de autoridades de semblante siniestro, suspenso a raudales, títulos ingeniosos para cada episodio -que parodian las traducciones españolas de films importantes en la historia del cine-, etc.

La banda de sonido desborda temas musicales de la época, modulando el clima de varias de las escenas. Los créditos del primer episodio tienen como fondo la trágica y sentida interpretación que Palito Ortega hiciera de La casa del sol naciente. 

Una verdadera sorpresa, esta miniserie es de lo mejorcito que Netflix tiene para ofrecer. Imperdible.

2. Serie para ver en Star Plus: Bellas artes

Lo nuevo de Gastón Duprat y Mariano Cohn (El encargado, Nada, El hombre de al lado) es una sátira ambientada en el mundo del arte contemporáneo. Tan sólo 6 episodios de 30 minutos para mayor gloria y lucimiento de uno de nuestros grandes actores, Oscar Martínez, que pasea su eterna expresión de colapso hepático en un personaje hecho a la medida.

Antonio Dumas gana un concurso como director de un importante museo de arte en Madrid, derrotando a una feminista y a una defensora de las minorías étnicas. Los cambios que quiere implementar encontrarán muchos obstáculos debido a la intervención constante de la ministra de Cultura, el sindicato y algunos artistas que exhiben allí sus obras.

El guion pertenece a Andrés Duprat, hermano de uno de los directores, director del Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, que abreva en su experiencia y en algunos préstamos de The Square (Ruben Östlund, 2017), ganadora de la Palma de Oro en Cannes. 

Dumas no sólo debe lidiar con las contingencias que se le presentan en el museo; su vida personal deja mucho que desear, ya que no es muy considerado ni con su hijo ni con su nietito. Personaje desagradable si los hay, le cae como anillo al dedo a Martínez, que viene mascando limones -con su cáscara- desde la década del 70, cuando lo vimos en La tregua, dirigido por Sergio Renán, como uno de los hijos atribulados del personaje que interpretaba Héctor Alterio. Anteriormente, había tenido pequeñas intervenciones en La gran ruta y El profesor tirabombas (ambas de Fernando Ayala).

Dumas actúa diligentemente para resolver los entuertos que se le cruzan en el camino mientras vocifera palabrotas al mejor estilo del Federico Luppi de los dramas de la década de los años 80. Como en esta ocasión el actor no ha españolizado su acento, ignoramos si su personaje es nativo de la península o de nuestro país...

Producto impecable desde la puesta en escena, tan cool que puede dejar frio, se beneficia de las interpretaciones de Adelfa Calvo, Danny Rovira y Ana Wagenner, y participaciones especiales de José Sacristán (notable), Vera Fogwill y el chileno Jorge López, de gran lucimiento en las primeras temporadas de Elite. La presencia de la siempre hechizante Ángela Molina es muy reducida y promete mayor desempeño en una segunda temporada. 

Producto de nicho, - a cuántas personas les interesan las cuestiones relacionadas con el vano y superficial y frívolo mundillo del arte contemporáneo- pese a lo que declaren los directores, embarrado por la proliferación de palabrotas pronunciadas para el efecto cómico fácil, tiene muchas cualidades que ofrecer. 

Recomendada.

3. Película para ver en Amazon Prime: Sobrevivientes después del terremoto

Esta producción de Corea del Sur entretiene lo suficientemente como para poder tolerar algunos sentimentalismos relacionados con cuestiones familiares, típicos de las películas comerciales de ese origen.

Un fuerte terremoto azota a Seúl. Sólo queda en pie un complejo de edificios que se convertirá en la meca de muchos desesperados. No hay representantes del gobierno ni de la policía que impongan orden. Impera la máxima "el hombre es el lobo del hombre". Los residentes del edificio deberán crear un nuevo orden para resguardar su propiedad y los recursos para la supervivencia (escasos).

Con buenos efectos especiales, actores eficaces, elevadas dosis de tensión, varias escenas de acción debidas a las peleas entre los mendicantes y los residentes, esta producción se las arregla para constituirse en un buen entretenimiento.

4. Miniserie para ver en Netflix: La noche de San Juan

Un matrimonio sesentón (Pernilla August y Dennis Storhoi) decide reunir en su casa frente al mar a la familia y a algunos allegados con la excusa de celebrar el festejo de San Juan (Midtsommernatt) a la usanza sueca. En realidad, tienen algo que comunicarles...

Esta miniserie noruega (5 episodios de 30 minutos que se pasan como un ventarrón) es un tanto artificiosa, ya que en el transcurso de menos de un día estallan demasiados conflictos entre los asistentes a la reunión -celos entre hermanos, infidelidades, rechazos a un futuro nacimiento, desgastes en las relaciones, consejos paternales, enfermedades terminales, decisiones fundamentales, etc.-, pero entre discusiones, bailes, canciones y el pulcro entorno, el pasatiempo está asegurado. 

August es una gran actriz, como lo demostrara en Con las mejores intenciones interpretando a la madre de Ingmar Bergman, y es la argamasa que sostiene todo el relato. En el elenco, dos de las jovencitas son de una belleza prístina, y hay un par de maduros que todavía lucen con aptitudes físicas como para dar batalla. Además, el césped nunca fue tan verde como aquí, contrastado con las livianas vestimentas blancas.

Ideal para aquellos que quieran olvidarse por un rato de la quita de subsidios a los servicios y ver cómo los noruegos tienen de otras cosas de qué preocuparse.

5. Película para ver en YouTube: El dependiente

El dependiente es una extraña síntesis entre la intuición y el cálculo del director, y entre el poder del deseo y el fatalismo determinante de los personajes. Leonardo Favio nos cuenta una historia de seres pequeños en un pueblo de provincia pequeño, encerrados en un círculo del que sólo puede escapar su cámara en el trávelin final.

La historia del dependiente Fernández, que trabaja hace 25 años bajo las órdenes de Don Vila en la ferretería pueblerina, y cuyo único sueño es la muerte de su jefe para poder heredarlo, se combina con la de la señorita Plasini, que sale a la calle sólo para pescar a un incauto que la aleje del asfixiante encierro familiar. 

Se cumplirá el deseo de Fernández, pero el malhadado personaje descubrirá que no habrá mayor diferencia en su vida: la señorita Plasini -ya su esposa- ejercerá el mismo tipo de opresión sobre él que ejercía don Vila. 

El próximo deseo a cumplir será el del aniquilamiento de la propia pareja; una vez logrado, la ferretería -es dable suponer- quedará en manos de otra pareja que entraña vínculos inexorables de dependencia: la de la madre y el hermano minusválido mental de la señorita Plasini.

Uno de los atractivos del film es ver cómo su director va desmadejando el ovillo: a través del montaje, como en la escena en la que una rata en busca de comida es asimilada a don Vila comiendo; o a través de los elementos de la puesta en escena como, por ejemplo, cuando el eterno cortejo entre Fernández y la señorita Plasini es observado desde el interior de una habitación, donde el reflejo de la mujer sobre el vidrio de una puerta alude a su condición dual, de mujer de dos caras. 

Un simple cartelito dentro de un encuadre general nos habla a gritos del cambio dentro de la constitución societaria de la ferretería, dándole la preeminencia a don Vila -ya muerto, pero vivo en la letra, al igual que el padre espiritista de la señorita Plasini, que sigue ocupando un espacio en el patio de la casa familiar-, seguido por el apellido de la mujer y, en última instancia, como último orejón del tarro, el de su reciente cónyuge. 

La canción interpretada por Palito Ortega a través de la radio, cuestiona si es amor lo que une a los personajes. 

Los alterados estados de conciencia de Fernández son expresados a través de recursos expresionistas. Los planos muy cercanos de su rostro tiñen de subjetividad todo lo que el personaje ve, así es que las voces suben o bajan de volumen de acuerdo al nivel de estridencia interna que rige su delicado sistema nervioso, alterado por sus percepciones. 

Todo lo antedicho le otorga al film un tono muy particular: un naturalismo deformado por las alternancias entre lo estático y los exabruptos de la locura contenida. Fernández puede estar plácidamente sentado en el patio de las Plasini y un gato negro caerle desde un árbol, sobresaltándolo a él y al espectador. La madre puede gritarle desaforadamente a la hija y, un segundo más tarde, dirigirse al cortejante con la suavidad de un ángel. 

También puede pensarse a El dependiente como un relato gótico donde la señorita Plasini es una especie de conde Drácula que captura en su castillo a una virginal doncella (el señor Fernández) y necesita de su sangre para salir a la luz, para mostrar su cara al pueblo. Pero hay un nivel ulterior de lectura en donde todo puede ser visto como una puesta en escena de la madre para asegurarse, mediante estos dos personajes desangrados, la supervivencia material de la extraña pareja que conforma con su hijo. Al fin y al cabo, ella es la matriarca que le propone al señor Fernández -no una, sino dos veces- que le pida la mano de su hija. 

Al ser Favio también actor, sabía cómo sintonizar con ellos, y logra composiciones inolvidables de Walter Vidarte como el señor Fernández, entre el candor del Manolito de Mafalda y la muda desesperación de un ánima en pena; de Graciela Borges como la señorita Plasini (con la serena belleza de una estatua de mármol nacida para ser contemplada pero que se agrieta cuando emite las exhortaciones de un militar en el campo de batalla); y de Nora Cullen como la madre, tan amplia en su rango actoral como la distancia que recorre la aguja de un sismógrafo.

Ejemplo de eclecticismo domesticado donde amasa la pulsión intelectual de lo mejor de la dupla Torre Nilsson-Beatriz Guido (Favio tuvo en él su mentor y actuó en varios de sus films) con elementos de un mundo poético en el que se combinan cierta ingenuidad y simpleza con las fuerzas de lo siniestro, las texturas que Favio logra en El dependiente le otorgan al film un espacio radical y único dentro del cine nacional.

Imperdible.

(Existen varias copias, algunas con mejor sonido que otras)

LEÉ TAMBIÉN


Lee también

MÁS NOTAS

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés