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Un millón de guanacos

A Milei solo le queda la vía plebiscitaria y, por supuesto, el tercer poder del Estado: el Judicial.

El guanaco que se le escapó a Bullrich.
El guanaco que se le escapó a Bullrich. ..
Daniel Montoya 28 febrero de 2024

"No vive nadie, no hay más que un millón de guanacos". Firmado por Patricia Bullrich. La referencia a qué lugar de nuestra Argentina se refiere poco importa. Hace un año, de la mano de "La Hora del Federalismo", dejaba atrás Río Cuarto, Córdoba, rumbo a Villa Mercedes, San Luis para pasar por San Rafael, Mendoza y, de ahí, hacerme un buen tirón a Santa Isabel, La Pampa y de ahí a Neuquén Capital con el objetivo de explorar al día siguiente el plato fuerte de la gira: Añelo, el epicentro de nuestro gran emirato patagónico conocido como Vaca Muerta.

Casas más, casas menos, la mayor parte del recorrido ofrece no solo paisajes de desolación, sino de infraestructura en pésimo estado como la ruta 151 que atraviesa la provincia de La Pampa o, ya de regreso hacia Mendoza capital, la mítica Ruta 40, el equivalente argentino de la célebre 66 estadounidense. 

Vale resaltar: aun con mejor infraestructura vial y de pequeñas ciudades intermedias, tanto la provincia de Córdoba como la de San Luis también adolecen de largos tramos con escasa conectividad de telefonía celular y de aquella red de servicios ofrecida por un denso tejido de pequeñas ciudades intermedias que cualquiera encuentra en el gran desierto interno de Estados Unidos.

De Europa mejor ni hablar, ya que es un pequeño continente densamente poblado, con una envidiable distribución territorial de la población que, en su segmento rural, hoy se encuentra en pie de guerra ante las dificultades para sostenerse materialmente en un contexto de costos energéticos crecientes y restricciones presupuestarias para sostener los generosos programas de subsidios a un sector agrícola con una productividad lejana de aquella de nuestra Pampa Húmeda

Vale mencionar que nuestro Far West debe haber recibido con mucho entusiasmo la resolución de la Enacom que habilita a Starlink, Amazon y OneWeb a proveer un servicio de internet satelital que, parafraseando a Mateo 19:3-12, unirá por aire lo que nuestra deficiente infraestructura separó por tierra.

El guanaco que se le escapó a Bullrich

El batacazo electoral de Javier Milei en las elecciones del año pasado clausuró el ciclo político abierto por el Big Bang de la convertibilidad de 2001, pero, de ninguna manera, cerró el ciclo político superpuesto a aquel que abre el conflicto federal de 2008, mal llamado "del campo".

En realidad, tal rebelión fue mucho más profunda que un simple enfrentamiento entre el Gobierno Nacional y los productores agropecuarios, sino que, por el contrario, arrastró a una gran cantidad de pequeños actores políticos y económicos locales que, curiosamente, sirvieron unos años más tarde de plataforma nacional para una fuerza política como el PRO que nunca había traspasado la frontera de la Argentina europea de Belgrano, Chacalermo, Recoleta y el primer cordón chic del conurbano.

Demás está decir que tal revuelta incluyó hasta los guanacos y dejó en estado de alerta y movilización a una base electoral provincial que, más allá de frustrarse con el fracaso prematuro del gobierno de Mauricio Macri, viró a violeta el primer tono amarillo de una reacción política que, otra vez curiosamente, no fue encabezada por ningún caudillo de tierra adentro como Carlos Menem o Néstor Kirchner, sino por otro porteño que se llevó puestas a las dos grandes coaliciones políticas incubadas al calor del entramado electoral y de los grandes medios tradicionales del área metropolitana de Buenos Aires.

En tal sentido, Milei inaugura en 2023 un segundo ensayo político solapado con un entramado de intereses políticos provinciales que combina, a la par del desierto y los guanacos, una serie de poderosos enclaves productivos que no solo abastecen nuestro mercado interno, sino también son responsables de más del 70% de la factura exportadora nacional. 

Y que, ¡atenti!, con una potencia electoral combinada fueron capaces de contrarrestar, ya en dos elecciones, el decisivo punch electoral que le dio a la provincia de Buenos Aires la reforma constitucional de 1994 mediante la consagración del voto directo.

La vía plebiscitaria de Milei

El matrimonio Kirchner apoyó su gobernabilidad sobre la red de intendentes del conurbano "heredada" de Eduardo Duhalde. A semejante bypass entre Olivos y los poderosos barones del área metropolitana, le agregaron una guarnición de gobernadores del Norte Grande y de la Patagonia. Tal esquema funcionó hasta 2015, con los sobresaltos derivados de la muerte de Néstor Kirchner, acaecida en 2010

Por el contrario, Mauricio Macri inauguró un nuevo tiempo en 2016, donde, en palabras del propio Federico Sturzenegger días atrás en su disertación en la Universidad de Miami, el expresidente optó por "comprar con recursos a la casta". Por cierto, un selecto club que incluye a empresarios, sindicalistas y, hoy bajo reflectores por el principio de revelación aplicado por Milei, a todos los gobernadores, salvo Osvaldo Jaldo de Tucumán, la única excepción que confirmaría la regla.

En síntesis, ya tachados los ásperos y rudos intendentes del conurbano que orbitan aún en clave K, ¿será del todo así?, al igual que los gobernadores y sus naturales canales de expresión, lobby e influencia política en el Congreso de la Nación que son sus legisladores nacionales, nos queda solo la vía plebiscitaria y, por supuesto, el tercer poder del Estado: el Judicial. 

En cuanto a la gente, no hay evidencia en los sondeos de una pérdida sustantiva de apoyo popular, sino, por el contrario, una capacidad de Milei de intervención sofisticada a nivel de las redes sociales que deja en blanco y negro a un sistema político en ruinas y con predominancia de líderes analógicos que todavía exhiben tics de los viejos partidos obsoletos del Siglo XX.

En tal sentido, mientras no surja evidencia de que la calle se conecta con el mundo de una política que, aun estando en llamas, hoy la corre impotente muy de atrás, la cancha de Milei parece allanada para avanzar con un proceso de reformas todavía más enunciadas que encaradas en profundidad a través de las poderosas herramientas administrativas que dispone un Presidente y que, sin ninguna traba política a la vista, solo podrían chocar con el límite duro impuesto por una Corte Suprema que, al día de hoy, insisto, al día de hoy, no da señal alguna de haber interrumpido su letargo judicial. 

Más aún, una Corte que parece, en modo bilardista, estar más atenta a los resultados que a la evidente turbulencia, desprolijidad y contradicción del Método Milei, si tal cosa existe. 

A modo de epílogo, ¿habrá anuncio de plebiscito en la apertura de sesiones?

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