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Dos datos clave moverán la batuta de los mercados

Este jueves la Fed definirá cuánto sube la tasa corta de EE.UU. y en dos semanas comienza la agenda electoral argentina.

El viernes pasado terminó con la corrida cambiaria a pleno y con una licitación de deuda cada vez más ajena a los inversores privados.
El viernes pasado terminó con la corrida cambiaria a pleno y con una licitación de deuda cada vez más ajena a los inversores privados.
Luis Varela 30 enero de 2023

Sin lugar a duras, el dato clave que comenzará a marcar el pulso de los mercados estará fijado el jueves cuando la Fed defina si efectivamente sube 25 puntos básicos la tasa corta, hasta 4,75% anual, tal como espera el consenso del mercado. Según las grandes consultoras, la tasa clave de los bonos de EE.UU. llegará a un pico de 5,1% anual hacia mediados de 2023 y luego, dependiendo de la recesión y desempleo, y la inflación, podrá darse una lenta descompresión, que se puede iniciar en el segundo semestre o en 2024.

Desde hace cuatro días los miembros de la Fed entraron en el denominado "período de silencio", y hablarán primero el miércoles 1° de febrero cuando definan el nivel de la tasa, y las discusiones internas se conocerán dos semanas más adelante. Pero por lo que se sabe el debate dentro de la Reserva Federa es intenso, ya que hay muchos datos contradictorios. El índice de gastos de consumo personal (PCE) del Departamento de Comercio norteamericano, el indicador de inflación preferido de la Fed, dio una suba de 0,1% en diciembre y 5% anual (contra 5,5% anual de noviembre). Y la denominada inflación núcleo dio el mes pasado 0,3% (la menor variación desde octubre de 2021) y 4,4% interanual (contra 4,7% de noviembre).

Cumpliéndose con los objetivos de la Fed, la inflación va bajando desde el 9,1% de julio, el descenso hasta ahora fue de casi 3 puntos, pero los expertos aseguran que a partir de ahora será mucho más trabajoso llevarlo de 6,5% a 2% de inflación anual, que es el nivel crucero considerado como la Fed como la variación más saludable para la economía. Lo notable es que luego de haber subido la tasa corta de 0,5% a 4,5% el PIB de EE.UU. sigue mostrando que sigue firme: las consultoras esperaban que creciera 2,6% anual (diciembre contra diciembre) pero el resultado fue del 2,9%. Y a pesar de la ola de despidos en varias empresas, los pedidos de ayuda por desempleo bajaron: hubo 186.000 reclamos desde los 192.000 del dato anterior, lo cual refleja que el empleo se mantiene muy firme.

El dólar contra el resto

Varios bancos de inversión vienen advirtiendo desde mediados de octubre que el dólar global perderá valor contra el resto de las monedas internacionales duras. De hecho, en las últimas catorce  semanas el billete verde ya cayó 10,2% contra una canasta integrada por euro, real brasileño, franco suizo, libra esterlina, chileno, yuan y yen.

Sin embargo, los datos de fortaleza económica entregados el viernes hicieron que las tasas largas de EE.UU. volvieran a subir el viernes: se pagó 4,7% anual a 1 año, 3,6% a 5 años, 3,5% a 10 años y 3,6% a 30 años. Y en consecuencia el dólar global cerró una semana no tan en baja: subió 0,2% contra el yen, no cambió contra el franco suizo, la libra y el yuan, bajó 0,2% contra el euro y cedió 1% en Chile y 1,6% en Brasil. 

Este resultado se dio porque para EE.UU. el consenso espera una recesión, pero no tanto para el primer semestre sino para el segundo, con pico de suba de tasa corta en marzo y alguna expectativa de baja de tasa antes de diciembre, por lo que muchos inversores globales optan por colocarse en otras posiciones "no dólar".

El mercado local es distinto

A nivel del mercado argentino, en cambio, lo que sucede con las monedas es diferente: el dólar sube y el resto de otras monedas suben más porque lo que en realidad pasa es que el peso argentino retrocede sin parar. Según cálculos de varias consultoras, el plan de Massa está a punto de romperse: el IPC de enero daría 5,6% (algunos calculan aún más) y dan variaciones aún más firmes para febrero y marzo, ya que hay una actualización de las tarifas de energía, pero también incrementos en combustibles, prepagas, alquileres y servicios de telefonía, Internet y televisión por cable, cuotas de colegios, expensas y la lista sigue. Y a eso se suma que llegaron algunas lluvias, por lo que habrá pasto en algunos campos, retención de animales, suba del maíz para alimentarlos y de la carne en las carnicerías.

En realidad, economistas de todas las consultoras afirman que no hay plan para bajar la inflación: la emisión a dos manos sigue. Y la desconfianza crece a tal punto que empieza a verse incluso una leve inquietud en los depósitos, lo cual de acentuarse llevaría a la crisis a un nivel de gravedad más alta. Y esta inquietud, que ya se veía, creció la semana pasada por un error del BCRA que subió la tasa de los pases con los fondos de inversión de 72% a 95% y -como eso provocó un gran corrimiento de fondos- a los dos días tuvo que bajarla al 85%. 

Estos malos manejos de la conducción, más una emisión que no se detiene, están generando una gran huida del peso, tanto que el viernes pasado el dólar blue y el contado con liquidación (conocido como dólar fuga) alcanzaron nuevos récords históricas: el blue terminó a 386 pesos, pisando el valor del dólar Qatar (el valor para pagos con tarjeta en el exterior cuando se supera una compra de US$ 300) y el CCL alcanzó los $370,39, con una brecha del 100%. Con eso, cuando aún faltan dos ruedas para que termine enero, el blue sube 11,6% en el mes y el CCL trepa 7,6%, rompiendo el carry trade, ya que la tasa de los plazos fijos rinde muchísimo menos.

Además, hubo otro dato inquietante. Comenzaron a operarse contratos de dólar futuro: los que vencen en noviembre tienen una tasa del 95%, lo cual plantea para ese momento un dólar oficial de $322, pero para diciembre (mes en el que asumirá el Presidente electo en octubre) ya se usa una tasa del 105%, lo que significa un dólar implícito de $365, lo que plantea que los inversores creen que este crawling peg sistemático que nos hierve como ranas con una devaluación del 5,5% mensual, tendrá en algún momento, desde ahora hasta fin de año, una ruptura, un salto más alto del tipo de cambio.

Una buena licitación

El viernes pasado, Massa cerró enero con una buena licitación, ya que logró colocar bonos en pesos por $ 223.000 millones, más del doble de lo que vencía. Pero tanto analistas, como operadores e inversores le prestan cada vez menos atención a esos llamados porque saben que vienen con trampa. El BCRA emite pesos sin parar, le compra bonos a entidades oficiales, para que participen en la licitación que hace Massa, en todo un relato para convencer de que el país sigue con la financiación en pesos intacta. Pero los inversores no renuevan, ante cada vencimiento se van, pagan gastos, compran cosas que necesitan y, entre otras cosas, compran dólares, para ponerlos en cajas fuertes o el colchón o para llevárselos al exterior.

Pero además, en la licitación que hizo la Secretaría de Finanzas el viernes hay otro dato que alarma. Además de pagar una tasa de más del 89% anual, las manos amigas que le prestaron sus pesos a Massa (pesos crocantes recién impresos) se los dieron en todos los casos con plazos cortísimos: el 40% del dinero captado vence en junio, el 38% vence en abril y el 23% vence en mayo. En todos los casos son fechas de vencimiento anteriores a la fecha programada para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), que se realizarán el 13 de agosto. Y aquí, además de la tasa de la Fed, está el segundo dato que inquieta al mercado local: estamos a dos semanas las primeras internas abiertas en La Pampa, luego habrá trece domingos electorales provinciales antes de agosto. Faltan 90 días para que se definan los candidatos, 29 semanas para las PASO generales y 9 meses para la elección presidencial.

Frente a este escenario, los analistas consideran como altamente probable que Massa pueda llegar a la elección roleando la deuda, pero hay muchos interrogantes. Desde abril a setiembre vencen unos $ 12 billones, ajustados por inflación o por tipo de cambio, con casi la mitad de esa suma que crece día a día en manos de inversores privados que están de salida. Incluso las "manos amigas" están expectantes para ver si hay que saltar.

Y, como si todo eso fuera poco, como Massa ya vendió entre septiembre y diciembre muchos de los granos que se tenían que vender ahora, hay por delante 90 días sin dólares y con la gente huyendo del peso.

Los mercados externos

Todo esto, que es local y diminuto si se compara con los mercados  globales, llega con una realidad externa particular. Los balances que entregaron algunas empresas en Wall Street no fueron tan malos como se esperaba e hicieron recuperar terreno a las tecnológicas, tanto que la semana pasada el índice Nasdaq se descolgó con una suba del 4,3%. Mientras que el resto de las Bolsas quedó en positivo pero más abajo: Tokio subió 3,1%, Chile 2,2%, el Dow Jones 1,8%, Madrid 1,6%, México 1,5%, Frankfurt 0,8% y San Pablo apenas 0,2% (los inversores siguen atentos los pasos de Lula).

La Bolsa de Buenos Aires mientras tanto perdió furor. El viernes el S&P Merval se hundió casi 3% por toma de ganancias y terminó con un balance semanal en el que subió 2,4% en pesos pero bajó 0,2% medido en dólares. Con tasas de plazo fijo negativas frente a la inflación y con los bonos argentinos aún sostenidos con un avance semanal del 2,7%, pero nadie sabe quién sostiene los precios. De hecho la consultora Moody's advirtió que las maniobras que está haciendo el gobierno argentino es otro default, comentario que el viceministro de Economía Gabriel Rubinstein consideró poco relevante porque Moody's mantuvo la calificación de la deuda Argentina en el escalón de "Ca estable".

Con ese marco, la inversión del mes fue sin dudas el Bitcoin, con una suba del 42% en lo que va de enero (rozaba los US$ 23.500  al cierre de esta edición, desde los US$ 15.700 dólares de hace setenta días: muchos inversores globales temen un descalabro, huyen de todas las monedas y de los Fiscos, guardan sus tenencias en billeteras virtuales, y esperan desensillados del mundo para ver cómo se desarrollan las cosas. En tanto, otras posiciones refugio típicas están mixtas: en enero el oro sube 5,8%, pero la onza de plata baja 1,2%.

Commodities mixtas

Los metales básicos están sostenidos por la reapertura china, y afectados por los acontecimientos en Rusia. Por eso en enero el cobre salta 10,6% y el aluminio sube 10,5%, pero el níquel (cuyo mayor proveedor es el mercado ruso) cae 3,6%.

Y con el valor de los granos hay un verdadero descalabro. Llegaron algunas lluvias, el Inta dice que "la Niña" terminó y que el factor climático se irá normalizando, por lo que el campo argentino recuperará pasturas, los animales se retendrán para engorde, y se requieren granos para alimentarlos. Por eso, en lo que va de enero el sorgo de Rosario salta 13,9% y el maíz rosarino trepa 8% en dólares. Mientras que la soja Chicago baja 0,5% en el mes, con bajas verticales en Rosario para el girasol (-7,7%), la soja (-8,00%) y el trigo (-9,7%), porque casi no se están operando. Todos esperan el dólar soja 3.0 y hasta el valle de Río Negro pide un "dólar fruta" de $320.

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