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Informe

La microeconomía de bolsillo llega a las PASO peor que en 2011, 2015 y 2019

El margen de maniobra del Gobierno para revertir los indicadores es cada vez mas acotado

El nivel de pobreza es el más alto para un año electoral y el mayor desde 2005
El nivel de pobreza es el más alto para un año electoral y el mayor desde 2005
21 mayo de 2023

A 3 meses de que el Gobierno enfrente las PASO y 5 de las generales, Ecolatina analizó "la economía de bolsillo", la cual juega un rol fundamental en la decisión de voto.

Al momento de votar, la mayor parte de la población no lo hace mirando el nivel de las reservas netas, el déficit fiscal o la asistencia monetaria del Banco Central al Tesoro, sino que más bien se ve influida por lo que vive en carne propia en el presente: la evolución del poder adquisitivo, el empleo, la capacidad de consumo y las condiciones de vida son factores mucho más relevantes al momento de castigar o recompensar la gestión de los gobiernos.

Cuando las elecciones se acercan, se suele apelar a la acumulación de ciertos desequilibrios en los meses previos a las elecciones, que tienden a ser parcialmente corregidos pasados los comicios, una vez que el costo político se reduce.

Entre estas medidas se destacan el atraso cambiario y tarifario, buscando desacelerar la inflación; las tasas de interés reales negativas, promoviendo el crédito barato y/o desincentivando el ahorro; y el aumento del gasto público en términos reales.

Empobrecimiento del tejido social: el peor escenario en la historia de las PASO

"Las condiciones socioeconómicas arrastran un marcado deterioro. La principal evidencia se encuentra en la tendencia creciente de la tasa de pobreza: estimamos que actualmente ya supera el 40%, registro que no sólo supone el nivel más elevado para un año electoral, sino que es el mayor desde 2005", afirmó Ecolatina.

"Esta desmejora tiene lugar frente a una creciente inflación que estimamos supere el 115% interanual en mayo, alcanzando niveles considerablemente superiores al del resto de los años electorales (los mayores desde 1991, a la salida de la última hiperinflación)", afirmó.

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"Esta dinámica ha dado lugar a un manifiesto debilitamiento del ingreso real de los hogares, tanto laborales como no laborales. Por un lado, el salario real (formal e informal) se ubica en 2023 en el nivel más bajo en contraste a todos los años electorales, previendo que este año sea el sexto consecutivo de caída", agregó.

En este sentido, luego del último pico alcanzado a mediados de 2017, el salario real formal se ubica actualmente en niveles 19% inferiores hasta marzo, mientras que el deterioro del salario real informal para el mismo periodo alcanza el 42%.

Por otra parte, el valor del salario mínimo, la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la jubilación mínima exhiben asimismo una notable merma en su poder adquisitivo: el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVyM) perdió 37% de poder de compra respecto a 10 años atrás (elecciones de 2013), la jubilación mínima 24% (aun contemplando los bonos actuales) y la Asignación Universal por Hijo (AUH) 18%.

Sumado a esto, el encarecimiento relativo de los alquileres -en un contexto en que crece la proporción de inquilinos- constituye otra muestra de las dificultades económicas que enfrentan muchas familias.

"A modo ilustrativo, actualmente un salario real del sector formal (RIPTE) -el mejor posicionado- representa cerca del 35% del costo de alquiler de un monoambiente -lo más económico- en CABA, el peor guarismo en comparación a otras previas electorales. Por caso, en 2015 el alquiler representaba el 25% del ingreso, bajo estos mismos parámetros", detalló la consultora.

"Por otro lado, el incremento en la tasa de actividad -conformada por las personas que tienen un empleo o están buscando uno- hacia máximos para los años electorales analizados es propiciado por el 'efecto trabajador adicional', ante de la necesidad de sumar ingresos en familias cuyo poder adquisitivo tambalea, volcando a las personas a autoemplearse o bien aceptar empleos de baja calidad, reduciendo la probabilidad que esto se traduzca en un mayor desempleo. Asociado a esto se encuentra una tendencia hacia el pluriempleo", aseguró.

La aceleración inflacionaria (que fue mayor aún en las canastas básicas), fuerte merma en los salarios reales (principalmente del sector informal y los ingresos de los sectores más bajos), creación de empleos de menor calidad y desempleo disminuyendo a mínimos profundiza la noción del "trabajador pobre": la probabilidad de ser pobre aun contando con un empleo viene creciendo.

El consumo

Según Ecolatina, los niveles de consumo reflejan -parcialmente- el empeoramiento del contexto socioeconómico

En términos relativos, este indicador se muestra en niveles similares al promedio del resto de los años electorales: al segundo trimestre, la demanda total de los hogares se ubicaría únicamente por debajo de los niveles de 2015 y 2017.

Cabe destacar que detrás de esta mejor performance relativa del consumo privado, se encuentra una desaceleración e incluso caídas en los últimos trimestres.

"Luego de una recuperación robusta post pandemia, en la cual este indicador acumuló nueve trimestres de mejoras consecutivas en términos desestacionalizados, alcanzando el pico en el tercer trimestre de 2022 (y ubicándose a 5,6% del máximo de la serie), se observó un retroceso en el último trimestre del año pasado, y estimamos que esta caída se haya profundizado en el primer semestre de este año", afirmó Ecolatina.

Según la consultora, detrás de esta mayor fortaleza relativa se encuentran varios factores: Un driver que ha venido prevaleciendo es la elevada propensión marginal al consumo -proporción del ingreso que se utiliza para consumir-, que se encuentra en niveles máximos de la serie (+90% del ingreso promedio).

En este sentido, la fuerte aceleración inflacionaria generó un "sesgo pro-consumo", en el que el acotado horizonte de planificación de los hogares y la falta de crédito a largo plazo incentiva a desprenderse rápidamente de los pesos sobrantes, volcándolos al consumo y disfrute más inmediato de algún bien o servicio, contracara de los exiguos niveles de ahorro de la población frente a la falta de previsibilidad.

En este contexto, el indicador de "consumo" pierde utilidad como un termómetro sobre las condiciones materiales o la capacidad económica de las familias.

"De todas formas, este 'veranito' de consumo también comenzó a encontrar un techo a fines de 2022, en un marco en el cual la política económica cobró un sesgo mayormente contractivo, con un ajuste del gasto público en términos reales que contempló una quita o reducción de subsidios para muchos hogares (reduce el ingreso disponible para consumo) y un fuerte incremento en las tasas de interés (encarece el crédito), en conjunto a un mayor impacto de la aceleración inflacionaria sobre el poder adquisitivo y restricciones en la oferta de bienes producto de las restricciones a las importaciones", aseguró el informe.

Confianza en el Gobierno en mínimos históricos

En respuesta al paulatino deterioro de las condiciones de vida -entre otros factores-, la confianza en el Gobierno se sitúa actualmente en mínimos, no sólo respecto a otras previas electorales, sino en términos históricos.

La confianza en el Gobierno está en mínimos históricos
La confianza en el Gobierno está en mínimos históricos

Escaso margen de maniobra 

Dado este panorama, crecen los incentivos del Gobierno a realizar políticas económicas expansivas que busquen mejorar el poder adquisitivo y la demanda de los hogares en el muy corto plazo antes de las elecciones.

Sin embargo, "el margen para terminar con un resultado más favorable en materia de consumo y de la situación social en este último año de mandato es exiguo.  Más allá de los lineamientos de política económica acordados con el FMI, las restricciones de la realidad seguirán limitando sobremanera la posibilidad de implementar las tradicionales recetas pre-electorales para que esto ocurra tanto en la previa a las PASO como hasta las siguientes instancias", explicó Ecolatina.

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Escaso margen de maniobra para apuntalar la confianza del electorado

"La aguda escasez de divisas, sumado a la inestabilidad de una elevada brecha cambiaria y la debilidad en la demanda de pesos acotan considerablemente la posibilidad de profundizar el atraso cambiario acumulado o propender a tasas de interés reales negativas, mientras que la posibilidad de congelar tarifas de servicios públicos y/o acelerar el gasto público en términos reales choca con la falta de financiamiento", concluyó.

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