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El género biográfico y la fascinación por la vida en pantalla

A partir del estreno de Rubia (Blonde), se confirma una tendencia por las biografías atractivas y controvertidas que logran un gran poder de convocatoria.

La película del neozelandés Andrew Dominik, con la cubana Ana de Armas como Marilyn Monroe y producida por Netflix.
La película del neozelandés Andrew Dominik, con la cubana Ana de Armas como Marilyn Monroe y producida por Netflix.
Pablo Manzotti 26 septiembre de 2022

"Marilyn fue literalmente masacrada por la picadora de carne de Hollywood", comentó a la prensa el director Andrew Dominik en el Festival de Berlín cuando se refirió a su proyecto de película acerca del ícono femenino más importante de la industria cinematográfica. Blonde (Rubia), así se denomina el film que estrena Netflix el 28 de septiembre, y que se agrega como pieza a ese múltiple rompecabezas que conforman las denominadas biopics (relatos biográficos). 

Dominik, fiel a su estilo (dirigió películas exquisitas como Mátalos Suavemente y El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford) construye un relato complejo, una radiografía visceral del cuerpo y el alma de Marilyn Monroe. 

Una suerte de collage de época porque también la presenta despojada, como un trofeo en un momento clave de la historia de Estados Unidos. La cubana Ana de Armas compone esa estrella magnética y transfiere una versión personalísima de la rubia más famosa de la historia. Hay algo cautivante, muy bien trabajado desde Dominik, aún cuando se contempla ese andar tortuoso del camino vital que le tocó transitar a esa mujer. 

Algo similar, si es que se puede establecer un puente entre las dos películas, sucede con la performance de Brad Pitt como Jesse James. Hay un despojo, una pérdida de la conciencia personal, como si ese humano o humana se transformara, desde la tragedia inevitable, en un símbolo social. 

¿Por qué suscita tanta fascinación? ¿Por qué las historias de esta gente “real” y palpable atraen en exceso? Desde el auge de la industria literaria con el subgénero de “biografía autorizada”, hasta las decenas de estrenos anuales en cine que se zambullen en el dramatismo de la vida y obra de leyendas de la cultura popular.

Lo primero que se puede arriesgar es que hay un efecto de identificación. Es como que ese ser distante e idolatrado se torna más cercano cuando se lo plasma en un relato. Cuando su vida “completa” se torna narrativa.

Una industria que no para de sacudirse  

Elvis se mueve, suda y grita al micrófono. Una antigua cámara de estudio de televisión de los años cincuenta se desespera por seguir sus movimientos mientras esa misma imagen se refleja en los receptores de todo un país en blanco y negro. En cada casa de los Estados Unidos hay adolescentes cautivados por ese muchacho, un joven que pone a la música (y a qué tipo de música) en un lugar totalmente diferente. Este acercamiento al “Rey” fue uno de los estrenos potentes de 2022. 

El director Baz Luhrmann (Moulin Rouge, Romeo y Julieta) apeló a su estilo hiperestetizado y  plasmó su mirada acerca de la vida y obra de Elvis Presley: el ícono, el hombre, el sobreabundante, el paradigma musical.

Con más de US$ 285 millones de recaudación a nivel mundial, la historia del hombre de Memphis se ubicó en el segundo puesto en la historia entre las películas biográficas musicales con mejor performance de taquilla (hoy está disponible en HBO Max). Un buen número pero lejos del primer puesto: más de US$ 900 millones consiguió el amor por Freddie Mercury. Bohemian Rhapsody (Rapsodia Bohemia), la película acerca de Queen pero, principalmente, acerca de su poderoso líder y cantante excepcional es uno de los grandes éxitos del cine de los meses anteriores a la pandemia. Un festival de público de principio a fin y un ejemplo acabado de lo que quiere (y explota) la industria audiovisual con estos trabajos. Hoy está disponible en la plataforma Netflix

Y, siguiendo con la N roja, una de sus últimas series es Dahmer, un relato biográfico acerca de Jeffrey Dahmer, un asesino serial que operó desde finales de los años setenta hasta principios de los noventa. Asesinó a 17 jóvenes sin que pudieran detener su andar criminal. La serie es creación de Ryan Murphy, que aborda estos trabajos de “true crime dramas” (otra subgénero de las biográficas).

Un abanico de posibilidades

El género biográfico es amplio, muy amplio. Y las variables no se agotan con cantantes, bandas musicales o asesinos en serie. Hay productos que explotan las figuras políticas históricas como sucedió hace unos años con Las Horas Más Oscuras, un acercamiento a la persona de Winston Churchill (que le diera un Oscar a Gary Oldman como mejor Actor en 2018) en su paso como Primer Ministro británico y su logro para detener la invasión nazi en Inglaterra. Otro caso puede ser la soberbia Nixon (Anthony Hopkins), una pequeña obra maestra de Oliver Stone acerca del presidente de EE.UU. 

Hay varias posibilidades: algunas biográficas como las mencionadas se concentran en un momento particular de la vida de esa persona u otras que abarcan lo máximo posible, como El Aviador, la película de Martin Scorsese acerca del inclasificable magnate Howard Hughes interpretado por Leonardo Di Caprio.

En 1994 el director Tim Burton lleva adelante su película más ambiciosa, y su mejor film, acerca de su director favorito: Ed Wood. El director de Batman hizo su obra maestra desde una biográfica. Quien puso el rostro (y la transformación) para llegar a ser un convincente “peor director de cine de la historia” (así se lo define a Ed Wood) fue Johnny Depp, su actor fetiche. Burton, sabemos, es un director que hiperestiliza sus películas y juega con los rostros, la iluminación y el maquillaje de sus actores. Pero Ed Wood es más que un relato acerca de una persona de carne y hueso; es, a su vez, un tremendo tour de force sobre la teoría de la mutación, de las posibilidades extremas que ofrece el género. No es con Johnny Depp quien juega al límite de lo posible sino con el gran actor Martin Landau. 

Landau personifica a Bela Lugosi, que en 1931 se puso en la piel de Drácula.  Esa performance modificó su vida. Landau no sólo personificó al Lugosi viejo, adicto y decadente sino, también, al hombre que quedó atrapado en el personaje que le dio la fama de joven. Una belleza de film que se sustenta en el poder mágico de Burton con la cámara para atrapar cada movimiento, cada gesto, cada sentir del cambio del veterano artista. Martin Landau ganó el Oscar como mejor actor de reparto por este papel. Una maravilla que eleva desde todo punto de vista a las denominadas biopics. Y se puede ver y volver a ver hoy a través de las posibilidades del streaming: está disponible en Disney Plus.

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