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Barbie y Oppenheimer: el éxito histórico que puede cambiar la industria del cine

Más allá de los memes que convirtieron a #Barbenheimer en un fenómeno en las redes sociales, el éxito a nivel mundial de ambas películas prueba que el paradigma en la industria está cambiando. Dos películas que ya están haciendo historia.

Oppenheimer, como Barbie, parece haber llegado en el momento justo.
Oppenheimer, como Barbie, parece haber llegado en el momento justo. EE
Pablo Planovsky 27 julio de 2023

Las salas de cine se tiñeron de rosa y explotaron en todo el mundo. Barbie y Oppenheimer agotaron varias funciones en el que fue uno de los fines de semana más exitosos para una industria que desde la pandemia no había vuelto a tener el nivel de concurrencia de un año récord como 2019.

El fenómeno en taquilla de ambas películas podría significar el cambio de paradigma que el cine no encontraba para recuperarse económicamente. El éxito viral de #Barbenheimer, que nació como un meme en las redes sociales, tiene su parte de la responsabilidad, pero el análisis de los números prueba que es un factor muy secundario para el éxito de las dos películas.

Puede ser que un cambio económico y cultural haya empezado con Barbie y Oppenheimer. La primera costó US$ 145 millones (más US$ 150 millones invertidos en publicidad) y recaudó más de US$ 347 millones solo en su primer fin de semana.

La producción de Margot Robbie dirigida por Greta Gerwig podría superar los mil millones cuando termine su recorrido por salas, y desplazar a Super Mario Bros. como la más taquillera del año.

Barbie, en apenas unos días recaudó más que Indiana Jones 5 y Flash. La reinvención con discurso feminista para la muñeca de Mattel consiguió movilizar a las masas al cine. En Argentina superó el millón de espectadores en 4 días.

En todo el mundo, millones de espectadores iban a ver la película con prendas rosa y subían las fotos a las redes. Barbie tocó una fibra del tejido nervioso contemporáneo deconstruyendo algo más que el modelo arquetípico de la mujer rubia.

Más allá del talento de Greta Gerwig (directora de Lady Bird y Mujercitas), del equipo de actores o los técnicos que dieron vida a Barbieland, Mattel supo adaptarse a los tiempos modernos. La película es consciente de todas las posibles críticas (históricas, contemporáneas) contra la muñeca y la empresa.

En lugar de silenciar las voces críticas, Mattel descubrió como tomar ese discurso para vender algo más que muñecas. No es casual que la empresa quiera posicionarse como la nueva Marvel, adaptando sus juguetes en nuevos proyectos para cine. Hot Wheels, UNO, Polly Pocket, Barney y Masters Of The Universe, entre otros.

El otro factor decisivo en el triunfo de Mattel es Margot Robbie. La actriz australiana, reconocida desde El Lobo de Wall Street, es una de las productoras que mejor supo captar la contracultura del movimiento feminista para explotarlo en Hollywood. Produjo Hermosa Venganza, Aves de Presa, Yo, Tonya y Barbie. Con excepción de la película de DC, todas tuvieron su momento de gloria en la taquilla y/o con las instituciones de premios. Relatos de empoderamiento femenino made in Hollywood.

El público agotado de superhéroes y secuelas

Captar el interés del público no es fácil. Tom Cruise salvó al cine en 2022 con Top Gun: Maverick (la película que superó los US$ 1.000 millones en taquilla) pero no pudo repetir la jugada con Misión: Imposible: Sentencia Mortal - Parte Uno. La película tuvo críticas a favor, pero el interés del público general, más allá de los fanáticos, no estuvo.

El primer fin de semana recaudó menos de las expectativas que el estudio tenía para la película. Muchos analistas esperaban que Misión: Imposible sea la gran triunfadora en recaudación en el mes de julio: tiene a Tom Cruise, es una película de acción de una franquicia que venía cosechando muy buenos números de ventas y conseguía el visto bueno de los críticos. Ni siquiera pudo repetir la otra hazaña de Top Gun: Maverick, la película que se mantuvo estable en recaudación durante semanas (o meses) gracias al boca a boca.

Misión: Imposible 7 puede terminar su gira mundial recaudando entre US$ 500 y 700 millones. Números nada buenos para una película que costó casi US$ 300 millones, sin contar gastos de publicidad. Se pueden buscar culpables con el diario del lunes: una duración de casi tres horas, el título que promete solo la "primera parte", etc. Contrario a lo que puede pensarse, Paramount no "eligió mal" la fecha de estreno: nadie podía suponer que Misión: Imposible iba a quedar muy relegada en el interés colectivo frente a Barbie y Oppenheimer.

Mayor costo de producción, menor rentabilidad

El éxito de Barbie y Oppenheimer tiene que ser contextualizado con el fracaso de otras películas en este año. Indiana Jones y el Dial del Destino es uno de los mayores fracasos económicos para Disney: US$ 335 millones recaudados en todo el mundo para un presupuesto de US$ 300 millones, una de las películas más caras de la historia del cine, sin contar publicidad. Flash es uno de los mayores fracasos económicos en la historia de Warner Bros. y DC. Ambas películas fueron inversiones muy caras que tuvieron resultados catastróficos. Rápidos y Furiosos 10 recaudó US$ 718 millones: el número no es motivo de festejo en Paramount. La franquicia cada vez recauda menos y esa película es otra de las más caras de la historia del cine: US$ 340 millones. Atrás quedaron las épocas en las que las películas de Rápidos y Furiosos (que costaban mucho menos) recaudaban más de US$ 1000 millones.

Ni siquiera Transformers 7 tuvo buenos números. El efecto "bola de nieve" (películas que cada vez son más caras de producir) fue advertido hace diez años por George Lucas y Steven Spielberg, quienes pronosticaron un colapso en la industria cuando "dos o tres de estas producciones gigantes se estrellen en taquilla". Películas gigantes que, si no recaudan números exorbitantes en la primera semana, mueren rápido porque no tienen buen boca a boca. Ese momento llegó en 2023.

Este año, las películas exitosas son las excepciones. Guardianes de la Galaxia: Volumen 3 (más de US$ 800 millones recaudados contra un presupuesto de US$ 250, sin contar gastos de marketing), John Wick 4 (más de US$ 400 millones para una producción de US$ 100) y Spider-Man: A Través del Spider-verso (US$ 675 contra US$100 de producción), son algunos ejemplos.

Oppenheimer, un éxito de otra época

Comenzó como un chiste en las redes, pero el desafío "Barbenheimer" (ver Barbie y Oppenheimer el mismo día o fin de semana) creció hasta convertirse en realidad. El chiste existía por la fecha de estreno mundial en la que coincidieron dos películas diametralmente opuestas: basta comparar la sonrisa alegre de Margot Robbie con la cara triste de Cillian Murphy en las imágenes. Así, nacieron memes que combinaban el rosa, los colores y la alegría de una, con la explosión atómica, la seriedad, el gris y el drama de la otra.

No es del todo acertado pensar que los números increíbles que logró Oppenheimer (superó los US$ 200 millones para un presupuesto de US$ 100 en menos de una semana) se deban a los memes. Películas como Morbius o Black Adam llenaron de memes las redes pero no hicieron lo mismo con las salas. Blue Beetle parece unirse a ese club con pronósticos catastróficos de recaudación.

Para Christopher Nolan, su director, fue el mejor arranque de taquilla en su carrera, sacando las últimas dos películas que hizo de Batman: El Caballero de la Noche y El Caballero de la Noche Asciende. Que un drama laberíntico de 3 horas, (en parte) en blanco y negro, sobre la creación de la bomba atómica haya conseguido el comienzo en ventas más exitoso de todas sus producciones originales (superando a El Origen, Interestelar, Dunkerque y Tenet) es impresionante en una época donde casi ninguna producción para adultos puede acercarse a los US$ 100 millones recaudados en todo el mundo.

Oppenheimer, como Barbie, parece haber llegado en el momento justo en el que el público general se agotó de las franquicias, secuelas y películas de superhéroes. Ambas son propuestas "novedosas" en un mar de películas que ya son la cuarta, quinta, séptima o décima parte de una saga.

Oppenheimer es un drama serio, para adultos, cargado de diálogo y hecho con maestría técnica por todo el equipo delante y detrás de cámara. Un tipo de película que ya se creía extinta en las salas de todo el mundo. Universal festeja con una película que no es para toda la familia, no puede tener secuelas, convertirse en franquicia, o vender juguetes.

Tampoco sería acertado pensar que las críticas excelentes que recibió Oppenheimer son el motivo del éxito, o que el público es el cinéfilo. Películas como Los Fabelman o Tár, que tuvieron buenas críticas y tenían nombres que gustan a los amantes del cine (Steven Spielberg, Cate Blanchett) fracasaron en taquilla. No pudieron conquistar al público general, esos espectadores que no compran una entrada solo por el nombre del director, las críticas o el nombre de un solo actor.

Es curioso que Warner eligió programar el estreno de Barbie en todo el mundo el mismo día que Oppenheimer, para perjudicar a Christopher Nolan, el director que se abandonó ese estudio después de haber hecho casi toda su carrera ahí, pero aún así Oppenheimer también fue un éxito. En unos meses, puede estar de nuevo compitiendo contra Barbie por el Oscar.

Es difícil reducir el porqué del éxito de Barbie y Oppenheimer a un solo factor, porque en ambas películas son varios los elementos que las convirtieron en el éxito que son. Los nombres involucrados, los "bajos" costos de producción, los temas que abordan, el momento en el que se estrenan, las críticas positivas: todos son ingredientes que favorecen el cóctel.

Pero el principal es el más difícil de conseguir. Ese que no se puede comprar con millones invertidos en publicidad: el interés genuino de la población que no necesariamente es la que va seguido al cine.

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