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La paja y la viga

Milei funda su "modelo" en un error estadístico: Argentina nunca fue la economía más rica del planeta. Error deliberado.

Casa Rosada
Casa Rosada Esteban Collazo
Carlos Leyba 05 enero de 2024

El Presidente emplazó aprobar "la ley ómnibus" que contiene al DNU. Afirmó que disentir sólo obedece a "coima". Práctica difamatoria kirchnerista que creíamos derrotada. 

El kirchnerismo descalificó a opositores. Decía "vende Patria", "oligarca". Milei, anarco, no considera "Patria" un valor y dice que la "justicia social" es un robo, por tanto, "oligarquía" como contraposición, le es ajena. 

El sí valora, así debe ser, la honestidad económica. Insulta "ladrón" o "coimero". Alude a inmoralidad y cuando se le exigen nombres, su vocero arruga. 

El rechazo de "para un peronista no hay nada mejor que otro argentino", la doctrina peronista del '73, fue el rechazo K a la "amistad política". Hay "kirchnerismo" cuando un liberal -que sostiene "el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo basado en el principio de no agresión" que incluye las opiniones del otro- descalifica al "modo Milei". No Benegas Lynch. 

Como hay riesgo de colapso y desintegración, deben privar razón y diálogo. Las descalificaciones agravan una situación consecuencia del manejo perverso de los últimos años. No perversidad de las personas, sino de las decisiones.

El "no dialogar" de Milei arriesga un boomerang: ejemplo, la resistencia de la pesca y los gobernadores patagónicos. 

Mientras tanto el "sentimiento de culpa" alimenta la morosidad de la oposición y el espíritu de "revolución" entusiasma la agresividad del oficialismo: generan una bifurcación en el necesario camino al consenso. En este ring "sentimientos afuera".   

El PEN exige: "Una respuesta inmediata, integral y contundente" (porque) "el país corre un serio riesgo de colapso económico y desintegración total del tejido social". 

Al hacerlo Milei reconoce que sus decisiones económicas no evitarán colapso y desintegración. Devaluación, baja de tasa de interés, Leliqs al Tesoro, liberación de precios, próxima recomposición de las tarifas, "tablita implícita" al 2% de crawling peg, elogio del 'pedal', proxy Plan Bonex para la deuda de los importadores, etc., a pesar de fuertes impactos sociales, no alejan los riesgos. 

Su política económica está flaca de objetivos e instrumentos y la coordinación, naturalmente, es el gran ausente. Necesita los recursos fiscales del proyecto de ley. Pero este contiene normas que están a años luz de la "necesidad y urgencia". ¿Toga de los jueces, divorcio sin abogados, libre reventa de entradas a espectáculos, ley de sociedades, enésimo blanqueo y sin penalidad, etc.? ¿La Biblia y el Calefón? 

Javier quiere sanción a libro cerrado. Dice "estas leyes y el DNU impiden el colapso y la desintegración". Es difícil alegar que algunas o todas esas normas, puedan generar un antídoto al colapso o desintegración. Además, cuando leemos "en un plazo no mayor a CUATRO (4) años..." en el apartado de la "reforma del Estado" la razón de la urgencia se desvanece. 

Más grave. Dos cuestiones cruciales no protagonizan las decisiones de L. Caputo ni los proyectos de F. Sturzenegger: pobreza y caja de dólares. 

¿Acaso no urge fortalecer, antes y mucho más después del ajuste, el delgado hilo que sostiene a la mitad de la población y a 6 de cada 10 niños en el límite de la vida vivible? 

Prioridad que no admite demoras. Es difícil encontrar, en "la política propuesta", una medida que ataque, con volumen, precisión e impacto, al problema social que el kirchnerismo agravó. 

Ni el proyecto ómnibus, ni la propuesta macroeconómica, atienden a este drama. 

Para Milei, "el mercado lo resolverá". El mercado es potente, pero carece de velocidad para resolver los problemas sociales: "A largo plazo estaremos muertos". 

La urgencia reclamada es la consecuencia de 50 años de políticas ineficientes, especialmente en los últimos 20 años que fueron los de destrucción de stocks y derroche de subsidios a la oferta de las prestaciones, en lugar del imprescindible subsidio a la demanda de los excluidos. Pero la responsabilidad de la gestión anterior no exime de responsabilidad a la presente ante la "desintegración del tejido social". 

La otra prioridad no atendida es la "caja de dólares" que, como señala M. Cuervo, es el disparador de todas las crisis o "el colapso". Esa caja tendrá un alivio "natural", insuficiente, en el segundo trimestre: campo, minería e hidrocarburos. 

Pero necesita medidas específicas. Una estrategia exportadora que anuncie que la "Argentina gira al eje exportador". También otra que nos libere del "yugo importador" que es la consecuencia de no tener políticas que incentiven la inversión generadora de producción de transables. Esa producción apunta al empleo en el ámbito de los "desocupados reales" que son muchos más que los "estadísticamente computados". 

Hoy muchos ingresos son de "productividad nula" que resulta en la declinante productividad sistémica que nos hace cada vez más pobres en una sociedad más injusta: ahí se acumula el potencial de colapso y desintegración. 

No hay, en las propuestas de Milei, algo que apunte a resolver enérgica y urgentemente, estos problemas. El kirchnerismo los agravó. 

El oficialismo original (LLA) y sus aliados, ahora apuestan a la solución del "mercado". Es el anverso del extremo Kicillof.

Ante la demora de resultados, por falta de programa, de objetivos e instrumentos directos, para resolver problemas, la amenaza de futuro es la proclama K. ¿No hay otro camino?

¿Qué hacen a los que les va bien? 

J. Biden, con diálogo parlamentario, logró subvenciones y proteccionismo (Ley de Chips y Reducción de la Inflación) para inversiones tecnológicas que pasaron de U$S 38.000 millones mensuales en 2022 a U$S 110.000 millones en 2023. "Alto impacto" consensuado que recomienda emulación.

Milei se propone "restituir el orden económico y social, de la doctrina liberal plasmada en la Constitución de 1853". Pero juró por la CN de 1994 (contiene principios de 1853, más otros 1949, 1957, 1972, procesados en la Constituyente del 94) sancionada por unanimidad. Es nuestra Doctrina Constitucional a la que se compromete quien asume la Presidencia. 

Comprometerse a "restituir 1853" es renegar de 150 años que, más allá de resultados, formaron el cuerpo de doctrina que, por encima de su 56%, es su mandato: sin esa jura no podría haber asumido. 

¿Milei considera que la Constitución que nos rige, propugna un "orden económico y social" distinto del "basado en la doctrina de 1853"? Supongo que no. Habría sido coherente, entonces, haber escrito "doctrina plasmada en la Constitución 1994" y no "1853".  

Si DNU, proyectos y derogaciones de ley pretenden formalizar un orden jurídico económico distinto al que se deriva de la Constitución vigente, entonces ¿estamos en una reforma constitucional vía legislativa o más bien en el ejercicio populista de la retórica? 

¿La ley ómnibus, como dice un avezado constitucionalista (EH), es una "encomienda para sembrar terror" y por la demora o negativa legislativa, aprovechar para convocar a un plebiscito que profundice antagonismos y aleje de los consensos?

Las arengas de Milei remedan a Kicillof cuando la estatización de YPF: para salvar a "la Patria" hay que indemnizar a Eskenazi con US$ 16.000 millones. Gracias Néstor. ¿Sólo a Eskenazi?

¿Cuál es la verdadera intención cuando no se escuchan razones y no se dialoga?

Dice el PEN, en la elevación "presentamos el adjunto proyecto de ley y manifestamos nuestra firme voluntad de emprender la lucha contra los factores...que impiden el correcto funcionamiento de la economía de mercado y son la causa del empobrecimiento de la Nación". 

Nuestra Constitución supone una economía capitalista de mercado en la que los medios de producción son propiedad privada y la innovación se financia con crédito. Nuestro capitalismo, de pésimos resultados en el último medio siglo, carece de innovación (consecuencia de la falta de inversión) porque, entre otras muchas cosas, carece de crédito. Sin embargo, en estos 50 años, se ha generado un excedente no invertido en el país y expatriado: blanco o negro. 

Ni la oligarquía ganadera, ni la burguesía industrial, ni sus gerentes o asesores, hasta 1975, fugaron el excedente, que es lo que pasó en este "reinado de la oligarquía de los concesionarios". ¿Quiénes son los "nuevos ricos" desde los '90? 

Milei Kicillof
 

Como consecuencia de aquella "no fuga", por ejemplo, en la década 1964-1974 la pobreza afectó a 4% de la población, el desempleo rondó 3%, exportábamos industria, el Estado pesaba 20% del PIB y crecimos 8% anual entre puntas.

Milei funda su "modelo" en un error estadístico: Argentina nunca fue la economía más rica del planeta. Error deliberado. 

A pesar del extraordinario crecimiento, la Generación criolla del '80 -sensible como era- decidió la realización del Informe Bialet Massé (1904) que reveló las pésimas condiciones sociales de muchos habitantes. 

Tenían claro que desarrollo no es crecimiento y ambos no significan progreso, que es el aumento de la satisfacción de las necesidades sociales. 

Aquella Argentina se desarrolló y creció, pero no logró completar la "satisfacción de las necesidades sociales" que fue una preocupación. Generaciones posteriores, herederas de aquel mandato, avanzaron socialmente hasta el punto de quiebre que las estadísticas lo señalan en 1975: año del "Rodrigazo". A ese evento dramático siguió la aniquilación de los fundamentos del "Estado de Bienestar", supuestamente necesaria para salvar al capitalismo amenazado por la Guerrilla. 

La Generación del '80 construyó "la Presidencia republicana" tantas veces erosionada. En el "Facundo", Sarmiento, que Milei dice admirar, señala que para el autócrata, al que Sarmiento condena, "es el Estado una tabla rasa que él va a escribir nueva, original...su república ideal...sin que vengan a estorbar su realización tradiciones envejecidas...garantías individuales, instituciones vigentes" (Porrúa,132). 

Milei "fundacional" desconoce a Sarmiento, habla con prepotencia populista. Como Kicillof. No es la ideología sino la personalidad de los que ven "paja en el ojo ajeno y no viga en el propio" lo que perturba. 

Prepotencia en el poder, desatino en el destino. 

 

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