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Sube la presión y ajustan aún más la tapa de la olla

Ayer Wall Street terminó arriba. Al mercado local no le fue bien. Los bonos aguantaron. Pero el blue fue a otro récord y la Bolsa se frenó.

Los inversores de todas partes reaccionan ante la aparición de cada dato. Ahora miran la inflación en EE.UU. y Argentina.
Los inversores de todas partes reaccionan ante la aparición de cada dato. Ahora miran la inflación en EE.UU. y Argentina.
Luis Varela 11 enero de 2023

Sin brújula, reaccionando de manera casi masiva a la aparición del último indicador con muchísima ansiedad, los mercados navegaron ayer en un ida y vuelta permanente, como en un serrucho, tratando de adivinar qué reacción pueden llegar a tener los inversores mañana jueves, cuando tanto en EE.UU. como en Argentina se anuncien los datos de inflación de diciembre y de todo 2022.

Ni bien surge un dato que puede plantear una suba de precios no tan sostenida, la cotización de los activos va hacia arriba, Y ni bien se conoce algo que pueda mostrar que los índices inflacionarios siguen entonados, los valores retroceden, con movimientos masivos de capitales que se mueven a muy corto plazo, de modo muy especulativo, y que buscan alguna pista que ayude a dilucidar cómo siguen las cosas.

Las palabras de Powell

En ese sentido, ayer hubo dos grandes temas que fueron los que un poco marcaron la batuta de lo que fue ocurriendo: Por un lado, habló el titular de la Reserva Federal, que afirmó que la entidad se seguirá moviendo de manera independiente de la política, aplicando medidas impopulares de corto plazo, pero que son necesarias para ir a números macro homogéneos en no mucho tiempo. Y por otra parte sorprendió el BCRA, que hizo la "U" en la microdevaluación, no solo desacelerando el crawling peg, sino bajando el valor del dólar mayorista, en un día en el que -además- como si no hubiera futuro resolvió endeudarse más con los bancos, chupando depósitos por otro billón de pesos, entregando Leliq a cuatro semanas de plazo.

Todos estos movimientos fueron realizados con la vista de todo el mundo financiero en lo que pase mañana jueves, cuando los mercados reaccionen tras conocerse la inflación en EE.UU. y en la Argentina. En territorio norteamericano se espera que los precios se sigan descomprimiendo muy lentamente, y que eso "abuene" a la Fed y no suba tanto la tasa corta dentro de tres semanas. Y en la Argentina, después de que el centro de estadísticas de CABA diera una inflación del 5,8% en diciembre y 93,4% en todo 2022, se espera que el Indec entregue un dato inferior al 5%, esencialmente por dos razones: en la Ciudad subieron mucho los precios de hoteles, restaurantes, alquileres y expensas, muy por encima de los otros sectores, cuando en el resto del país no hay tanta participación de esos rubros.

El resultado de toda esa coctelera mantiene a los inversores internacionales creyendo que la Fed subirá la tasa corta en solo 25 puntos básicos, a pesar de que varios miembros de la entidad   vienen avisando que la tasa superará este año el 5%. Y con esa expectativa las tasas largas norteamericanas subieron apenas, el dólar global siguió debilitándose y Wall Street terminó con todos los índices hacia arriba, con los mejores precios muy cerca de la hora de cierre, cuando sonaba la campana.

Esquivando la devaluación

A nivel local, los inversores se van percatando que, sin importar el costo, la deuda o la hipoteca que se deje, Massa y Pesce harán lo que sea para que no haya una devaluación de ruptura, aplastarán la inflación apretando a las empresas sin importarles si ganan o pierden dinero, cortarán la importación al límite sin ver que la falta de insumos puede detener la producción y generar suspensiones o despidos: lo importante es mantener el "plan llegar", alcanzar la elección de octubre sin que todo explote, que se vote, y después se verá.

Y ayer, muy en línea con una frase que dejó escrita sobre piedra la ingeniosa economista Marina Dal Poggetto, cuando dijo que "mantienen todo en una olla a presión, hasta que llegará un momento en el que el puchero saltará por el aire", ayer el Gobierno hizo exactamente lo mismo: ajustó aún más la tapa de la olla, a pesar de que el contenido interno está hirviendo.

¿De qué modo lo hizo? Cerró más las importaciones. Retrasa pagos de subsidios (con secuelas, los colectivos del AMBA por ejemplo se quedan con servicio nocturno limitado). Sigue sacando dinero de circulación ya que el BCRA chupó de los bancos otro billón de pesos en Leliqs a cuatro semanas de plazo. Y lo realmente nuevo es que no solo desaceleró el crawling peg, sino que hizo la "U": el precio del dólar mayorista, que venía subiendo de a unos 50 centavos por día, bajó ayer bajó 52 centavos hasta $180,38, en una medida sorpresiva que hasta ahora no se había hecho.

¿Qué puede significar esto? Algunos operadores plantearon que el Gobierno quiere mostrar una imagen muy clara, como clavando una estaca en la tierra, diciendo de acá no nos vamos a mover, no jueguen en contra porque esta es la política que seguiremos de acá a las elecciones. Por supuesto, esa intención oficial choca de lleno con la realidad: Massa dijo que el esquema de precios justos, que permite subir los precios 4% por mes, continuará otro trimestre con subas mensuales del 3%, sin importar lo que pase comercios.

Diferentes representantes de los comercios minoristas, sobre todo la Federación de Almaceneros, plantea que los precios justos con subas del 4% mensual no son cumplidos con todos los proveedores, es más casi ninguno lo cumple. Los precios justos llegan a los supermercados, no a los comercios de cercanía. Y cuando llega el momento de realizar reposiciones, las pequeñas pymes se encuentran con subas del 7% u 8%, que incluso superan el 10% en productos sin tanta rotación, como artículos de limpieza e higiene personal.

Mirando a los dólares libres

Al mismo tiempo, para mostrar que la espada está clavada en la piedra, el Gobierno siguió interviniendo ayer con bonos para evitar que los dólares financieros libres subieran, y lo logró con creces, pero el dólar blue trepó otro escalón a un nuevo récord, lo cual permite que pícaros especuladores del mundo de las finanzas hagan trenzas, rulos, bucles y todo lo que se pueda suponer, comprándose en los dólares oprimidos artificial y vendiéndose en el blue, con ganancias que se estiran hasta casi $70 por cada dólar operado, en un solo día. O sea, patria financiera a la carrera.

Con todos esos movimientos, las tasas largas de EE.UU. actuaron ayer de modo sostenido: se pagó 4,7% anual a 1 año, 3,7% a 5 años, 3,6% a 10 años y 3,7% a 30 años. Y con eso en el exterior el dólar global siguió firme contra las consideradas monedas duras y volvió a debilitarse contra las monedas blandas. Ayer en el exterior el dólar subió 0,2% contra el yen y contra la libra, no cambió contra el euro y bajó 0,1% en China, 0,5% en México, 1,1% en Chile y retrocedió 1,2% en Brasil, con Lula jugando todas sus fichas para tranquilizar los ecos del intento de golpe en Brasilia.

A nivel local, mientras tanto, con la deuda del BCRA creciendo hasta niveles que no entran en la cabeza de nadie, con tasas clavadas en el 75% anual, el dólar blue saltó $2 hasta un récord de $357, el BCRA logró sumar US$ 25 millones en las reservas, el Senebi cayó $5,60 hasta $334,62, el MEP bajó $1,30 hasta $325,87  y el contado con liquidación bajó 76 centavos hasta $333,04. Por lo que la brecha entre oficial y blue sigue en el 90% y la del CCL y el mayorista fue del 85%. Al tiempo que en el resto de las paridades oficiales, medidas en pesos, el real subió 41 centavos hasta 34,67, el euro subió 19 centavos hasta 193,72 y la libra bajó 18 centavos hasta 219,34.

Bonos y otra licitación

El pago de cupones de los bonos emitidos por Guzmán en la reestructuración de agosto de 2020, permitió que los títulos públicos pudieran tener otro día con subas, aunque mucho más tranquilas que las anotadas en los dos meses anteriores, y con eso el riesgo país cedió otras 22 unidades, hasta 2.057 puntos básicos, el menor nivel en siete meses, sin importar que se haga con parches o con lo que sea. Lo importante es ir ganándole al mercado en el día a día.

El mercado parece no haber tenido en cuenta que el miércoles próximo se realizará una nueva licitación de deuda, con otro llamado programado para el 27 de enero. Luego del canje de la semana pasada, que despejó el corto plazo, aún queda en el primer trimestre un vencimiento de bonos en pesos por casi $ 1,5 billones (en enero vencen $ 389.000 millones, en febrero vencen $ 411.000 millones y en marzo vencen $ 689.000 millones), y casi todo está en manos privadas.

Un buen día para Wall Street

A la espera del IPC norteamericano, Wall Street terminó ayer envuelto en sonrisas plenas. Los inversores altamente especulativos están convencidos de que Powell no tiene plafón para aguantar, piensan que deberá aflojar con las tasas. Ya se ven despidos masivos en bancos y tecnológica, y cambio en el humor social, por lo que la tasa corta no podrá ser mantenida alta mucho tiempo. Por eso jugaron sus fichas contra la banca y, con mejora al final, la bolsa de Nueva York concluyó con buenas subas: el Nasdaq trepó 1%, el S&P subió 0,7% y el Dow mejoró 0,6%. Al tiempo que en las principales bolsas latinoamericanas también hubo números en positivo: la bolsa de San Pablo subió 1,5% y la de México estuvo 0,1% arriba.

A nivel local, con mucho menos volumen, la tendencia no estuvo tan bien. Con $2.968 millones operados en acciones y $3.804 millones en Cedears, hubo una suba del 0,1% en pesos en la Bolsa de Buenos Aires, pero el índice medido en dólares terminó con un achique del 0,3%. Y los ADR argentinos que cotizan en Nueva York mostraron una realidad mixta, con suba del 1% al 3% para IRSA, Mercado Libre, Macro y Galicia; y con bajas del 1% al 3,2% para TGS, Central Puerto, Cresud, Despegar y Telecom.

Detrás de todo esto, las commodities van mostrando variaciones muy de la mano, con oscilaciones importantes. Hubo suba del 1,3% para el petróleo. Se registró otro día mixto para los metales preciosos. Los metales básicos actuaron de manera muy volátil. En Chicago subieron el maíz y la soja pero bajó el trigo. En Rosario hubo subas fuertes para maíz, girasol y algo para la soja, con el puerto de Rosario todavía complicado por el paro gremial. Y lo que más demuestra el desconcierto general es que están reviviendo las criptomonedas: muchos inversores creen que los bancos centrales no podrán aguantar sus jugadas y con eso hubo suba del 0,6% para el bitcoin con aumentos algo mayores en el resto de los valores de ese panel.

El IPC no moverá la tasa

¿Qué se viene de corto? Los IPC del jueves marcarán el rumbo. Pero desde el viernes entran los balances. Hay muchas empresas achicándose, con menos ventas y menos ganancias, y eso impactará en el valor de sus acciones. Algunos analistas no descartan que los estados de quiebra que hubo en algunas exchange no se extiendan a alguna empresa, y la derivación puede ser desconocida.

Y a nivel local, como si todo esto no fuera suficiente, está la pelea política exacerbada. El intento de juicio contra la Corte y otros temas tienen a las sesiones del Congreso trabadas, con mucho bochinche en las comisiones, y no más que eso. Por ahora Cristina le da permiso a Massa para que siga ajustando, en una movida considerada insignificante por los especialistas si se compara con los agujeros de deuda que tienen el Tesoro y el BCRA.

Ahora, con el IPC probablemente marcando menos de 5%, la gente estará sin colectivos nocturnos, recibirán tarifas de gas con saltos enormes, alquileres y expensas auto indexados, y nadie sabe cómo sigue. Kicillof, que debe defender el feudo K, se está encontrando con nueve candidatos del PJ que le hacen frente. La CGT ya dijo que no se mete con la Corte. El gobernador de La Rioja le puso la tapa a los docentes y la Ctera no dice ni "mú", cuando con otro gobierno hubiera planteado paros y movilizaciones... La única idea es juntar dólares como sea, a cualquier costo, y llegar sin que explote.

Según se dice en el mercado, aunque el IPC vuelva a ser llamativamente bajo, el BCRA no movería las tasas porque hay riesgo de que haya cancelaciones de plazos fijos, lo cual generaría más presión sobre la inflación y sobre los dólares. Y Massa sigue repartiendo relatos, como la moneda común con Brasil. O como la posibilidad de uso del swap con China, que descomprimirá el uso de dólares de la importación, pero solo en el comercio bilateral, que de hecho es desastroso para la Argentina: en once meses de 2022 el país tuvo un rojo de US$ 8.648 millones con el país inundado de productos chinos. 

Y eso sin contar con que la participación del Mercosur en el comercio exterior argentino está en el peor momento en treinta  años. Y que se les debe a los importadores entrega de dólares oficiales postergados por US$ 8.000 millones. Y se vienen cien  días con escasez de dólares por sequía, que algunos calculan en un ingreso para este año de unos US$ 10.000 millones menos que el año pasado. Tendremos menos cantidades para mandar y probablemente peores precios para cobrar. Todo eso aumenta la presión sobre la brecha, de ahí que el blue haya hecho punta ayer. En este escenario, Delphos Investment dice, como el Banco Mundial, que se viene un año desafiante, y a nivel local, por inconsistencia macro, solo los que exporten tienen potencial, o sea empresas como Ternium, Aluar y las petroleras.

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