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Los inversores huyen: la “viveza criolla” es una trampa

Guzmán no cumplió con el canje y no entrega respuestas. Esta semana hay vencimientos difíciles de pagar y puede iniciarse un default con el FMI.

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Luis Varela 24 enero de 2022

"Ya entendimos que la viveza criolla es trampa. El Fondo Monetario Internacional creyó que con Macri los engaños argentinos terminaban, y le dieron un apoyo contundente para que pudiera volver a los mercados voluntarios. Pero Macri fue más de lo mismo, mantuvo el gasto sobre todo en los funcionarios que colocó en el Estado de manera permanente. Arrinconados, los bonistas tuvieron que aceptar el canje de Guzmán en agosto de 2020, pero el 1° de enero de este año debió cumplir con lo que escribió con la mano, y no lo hizo, y encima no contesta. Eso es lo que acentúa la huída actual de los activos argentinos".

Esa lectura es la conclusión de un informe reservado de un fondo de pensión europeo, que da por concluida cualquier tipo de compra de activos argentinos. “Ni compra de papeles, ni inversiones en nada, los contratos no respetan lo firmado en ese país, y si pretenden cumplirlo, siempre tienen alguna letra chica para no hacerlo”.

El "no va más financiero" de los inversores ocurrió porque según lo firmado en el contrato del canje de agosto de 2020, a partir del 1° de enero de 2022 debería haberse regularizado el 4,75% de los bonos que quedaron fuera de la reestructuración. 

Pero en vez de anunciar que se comenzaba a hacer, Martín Guzmán ofreció a las escondidas (para que se enteren únicamente los más duchos en el uso de los homebanking) que canjea los bonos remanentes emitidos con ley Argentina, pero deja en un limbo, sin respuesta, a los emitidos bajo ley Nueva York. 

Encima prohibió a los organismos (que si no lo hacen pierden su licencia para operar) que quiten de la posibilidad de operación a esos títulos. Por eso, centenares de llamados llegan a Economía, miles de mails, y ninguno tiene respuesta.

El resultado inmediato de esa nueva viveza criolla, que lo único que logra es aumentar la desconfianza y provocar más huída de la inversión, es la espiralización de la crisis. Los bonos se hunden al menor valor poscanje, sus hipotéticas tasas a vencimiento superan el 29% anual (lo cual significa que Alberto cumplirá con su palabra "los acreedores pagarán el ajuste", por lo que habrá un nuevo default), el drenaje de depósitos de los bancos continúa, y ni bien lleguen los veraneantes será mucho mayor, y los 14 dólares de Alberto volaron por los aires, con el blue en $219 en la Capital y $224 en las provincias, y con las operaciones de fin de semana muy pedidas.

Las reservas del Banco Central

Toda esta situación provocó una nueva pendiente en las reservas del Banco Central. A pesar de estar en su apogeo la liquidación de la cosecha de trigo, a lo largo de la semana pasada el BCRA perdió US$ 188 millones y en lo que va de enero se le volaron US$ 555 millones, a pesar de estar pisando las importaciones, y de empezar a notarse escasez de productos del exterior, algunos de los cuales son insumos de las industrias locales, que deben parar sus actividades si no tienen con qué seguir.

O sea, con el incumplimiento de Guzmán, la huida del peso y de Argentina, hacia el exterior o hacia cajas de seguridad o colchones, se profundizó. El Banco Central tiene una deuda en Leliq que no entra en la cabeza de nadie: más de $4,7 billones. Y el viernes próximo hay un vencimiento por US$ 730 millones con el FMI y el martes de la semana próxima otro pago por US$  365 millones, sin contar con pagos adicionales, como US$ 70 millones que hay que pagarle a China. 

Frente a esos compromisos, y con el BCRA sin dólares, y con los veraneantes volviendo de las vacaciones y empezando a desprenderse de los pesos, pasándose a dólares, a consumo, o a lo que sea, en el mercado se sumó un agregado: además de la viveza criolla, existe la posibilidad que entremos en incumplimientos con el FMI esta misma semana. Nadie conoce qué negociaciones lleva Guzmán, quizás pida una dispensa, quizás devuelva el remanente de DEG. Pero de haber un convencimiento de que el país acordaría con el FMI, ahora se duda, y esa duda espiralizó todo.

Por supuesto, con los argentinos desprendiéndose de los precios consumiendo en lo que sea o comprando dólares, más todos los aumentos que llegan en este momento (celulares, expensas, alquileres, prepagas, cuotas, peajes, etcétera) la inflación se calienta un escalón más: del 3% mensual que se mantenía estático hasta hace unos meses, ahora se acerca más al 4%. Y las consultoras ya no ven un 50% anual para este año, sino 60% o 70%, y algunas más. Y ya están los empleados de comercio pidiendo una paritaria con un aumento del 60%, a comercios que están con las persianas a medio cerrar.

El marco externo

La esencia de este nuevo escenario tiene su correlato internacional. De tener un viento de cola mundial en 2021, con granos en las nubes y DEG del FMI, más impuesto a la riqueza, ahora tenemos viento de frente, con granos con precios 25% más bajos, nuevos DEG de lo que prepara el FMI que no podrán usarse si no se acuerda con el FMI, y un aumento en Bienes Personales, que buscará recaudar parte de lo que se consiguió con riqueza, pero que igual seguirá expulsando familias, como está sucediendo insólitamente desde hace meses, por primera vez en nuestra historia.

Este martes/miércoles se reúne la Reserva Federal de EE.UU. para definir qué hace con los estímulos. 

Joe Biden le pide a Powell que no corte la ayuda porque los últimos datos de empleo no dieron bien. Pero la inflación de diciembre voló, estuvo en la zona del 7% anual, y según adelantan algunos expertos el tapering (compra de bonos) se termina en dos semanas, en tres semanas empieza la venta de bonos (retiro de dólares) y algunos afirman que la suba de tasas cortas puede subir esta misma semana. Algunos dicen de 0% a 0,25%, otros de 0 a 0,5%. Algunos dicen que habrá cuatro subas este año. Otros dicen que habrá seis subas.

¿Hasta qué nivel puede subir la tasa de la Fed para aplastar el proceso inflacionario? En 1981 Paul Volcker la subió a casi 15% anual, y ahí terminó con todo: el capital del mundo voló a los bonos de la Reserva Federal y la inflación terminó. Por lo que anunció hasta ahora, Powell se quedó corto y no venía asustando mucho. Pero estas últimas versiones no alteraron demasiado a las monedas, pero acostaron a las bolsas.

El dólar afuera

En el exterior la semana pasada el dólar subió 1% contra la libra y 0,5% contra el euro, pero bajó 0,2% contra el yuan, 0,3% contra el franco suizo, 0,5% contra el yen, cayó 1,4% contra el real y se hundió 2,5% contra el chileno. La gran recuperación de las monedas de Brasil y Chile obedece a que los brasileños exportan mucho petróleo y el crudo está en las nubes, mientras que en Chile, para que no le frenen la reforma constitucional, Gabirel Boric eligió un liberal en Economía. 

En Argentina, mientras el dólar global estuvo mixto, la corrida cambiaria se profundizó. Hubo un aumento del 6,2% en el dólar fuga, contado con liquidación, una suba del 5,1% en el dólar colchón, MEP, y un avance del 4,5% en el dólar blue, con cada vez más diferencias entre Ciudad de Buenos Aires y el interior, porque los ahorristas quieren billetes cara grande con la banda azul, y esos en este momento están escaseando.

Detrás de eso, la suba de tasas de 37% a 39% anual que hizo el BCRA a los plazos fijos no hizo ni cosquillas. El retiro de depósitos continuó. Y expertos anticipan que la salida será mucho mayor desde esta semana, ya que vuelven los que tienen más ingresos, que veranearon en la primera parte de enero, y sacarán todos los pesos que se queman, para comprar cosas, llenar alacenas vacías y cosas así, o directamente para seguir comprando dólares. Y si hay un default con el FMI o más malas señales, el precio actual del dólar, que muchos lo ven como un overshooting, parecerá un precio de liquidación.

Los que se hunden sin parar son los titulos públicos. La semana pasada cayeron otro 2,8%. Desde que Guzmán empezó a mostrar que su negociación es "zaraza", los bonos argentinos caen 22%, por lo que el riesgo país llegó a un récord post canje sin precedentes de 1916 puntos básicos. Los kirchneristas fanáticos dicen que es por el Covid, pero desde el canje a esta parte el riesgo país argentino subió de 1.258 a 1.916 puntos, en tanto que el riesgo promedio de Uruguay, Brasil, Perú, México y Chile bajó de 211 a 202 puntos.

Y con las acciones pasó algo bastante parecido a lo que está pasando con las monedas. La Bolsa de Santiago de Chile subió 3,5% en la semana con un Boric sonriendo, la Bolsa de San Pablo trepó 1,9% con Petrobras facturando, pero el resto, todas sin excepción, fueron para abajo: Madrid cedió 1,3%, Frankfurt 1,8%, Tokio 2,1%, México 4% y Wall Street se convirtió en la peor de todas, ya que en la semana el Dow Jones cedió 4,6% y el Nasdaq se hundió 7,6% (pero atención que en lo que va de 2022 el Dow cede 5,7% pero el Nasdaq se hunde 12%, y hay papeles que se deshicieron).

La Bolsa y las commodities

El caso de la Bolsa de Buenos Aires debe tomarse por separado, ya que el Merval medido en pesos bajó apenas 2,2%, pero el Merval medido en dólares cayó 6,4%. 

Para terminar con la lectura de esta actualidad está en foco la tensión por Ucrania, con Rusia presionando cada vez más, no solo a los ucranianos, sino también a polacos y suecos. Con la Unión Europea y EE.UU. pidiéndole a Vladimir Putin para que frene con la presión. Ucrania es una gran proveedora de energía y granos, y los rusos y los europeos se la disputan. Los ucranianos votaron, una gran parte quiere quedarse en Europa y un pequeño sector quiere irse con los rusos, todo un problema.

Esa tensión geopolítica mueve de manera notable a las commodities, porque muchos se están preparando para una posible tensión, con efectos secundarios desconocidos, por eso los metales volaron, ya que EE.UU. amenazó con no permitirle a los rusos operar ese tipo de valores en NY. Así, en lo que va de enero el níquel subió 16,5%, el girasol Rosario avanza 15%, el petróleo sube 12,5%, el aluminio gana 8,3%, la soja Chicago 6,6%, el maízRosario 5,4%, la onza de plata 4,2%, la soja Rosario 2,5% y el cobre 2%. 

Como datos aparte quedan el oro que sube solo 0,3% (porque China está vendiendo posiciones para ver si no entra en recesión como Japón), el trigo Rosario bajó 0,8% en plena entrega y lo más desastroso de todo son las criptomonedas, con el Bitcoin desplomándose 24% en enero, porque Putin (en emergencia) decidió prohibir el minado porque genera alto consumo de electricidad.

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