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La seca es también de dólares: no entran y los que hay se van

El mundo financiero se mueve al compás del IPC de EE.UU. El canje no funcionó: aún hay $810.129 M que vencen en las próximas siete semanas.

Apareció algo de calma, el súper dólar cedió en todas partes menos en Brasil y Argentina. Las bolsas brillaron, menos en Brasil y Argentina.
Apareció algo de calma, el súper dólar cedió en todas partes menos en Brasil y Argentina. Las bolsas brillaron, menos en Brasil y Argentina.
Luis Varela 14 noviembre de 2022

Si bien el Covid 19 se inició hace ya tres años, su impacto masivo mundial se sintió desde marzo de 2020, y la invasión de Rusia a Ucrania comenzó hace ocho meses y medio, provocando un descontrol global aún mayor en las materias primas, y ese conflicto aún no termina.

Para enfrentar la parálisis que provocó la pandemia, todos los bancos centrales del mundo, sin excepción, se lanzaron a emitir dinero sin fin, entregando bonos de ayuda a las familias, triplicando el dinero en circulación que había en el mundo. Por supuesto, el Covid, la guerra y la ultra liquidez despertaron a otro demonio: la inflación más alta en 30 o 40 años en casi todas partes.

Por supuesto, esa realidad ya es conocida por todos. El gran tema es que para apagar el incendio de los precios, a partir de agosto de 2020, en una movida encabezada por la Reserva Federal de EE.UU. pero seguida por casi todos los bancos centrales, la solución fue recuperar el dinero arrojado tomando deuda y pagando tasas de interés cada vez más altas. 

Sólo por citar dos casos, el norteamericano y el argentino, la Fed pasó de cobrar 0,5% anual  hace catorce meses a tener una tasa corta del 4% hoy. Y en Argentina se pagaba 37% anual hace once meses y se paga 75% anual hoy, pero la deuda que toma el Tesoro paga mucha más tasa: 117% anual en tasa directa, 113% anual en deuda atada al dólar oficial y un hipotético 110% anual a los títulos ajustados por CER.

Los activos desalineados

El virus, la guerra y la posterior suba de las tasas de interés generaron un desbarajuste histórico en los precios de los activos. Sólo por dar dos datos, el precio contado promedio de los bonos del mundo (públicos y privados) tuvo en el último tiempo una caída del 20%, lo que significa la peor crisis en ochenta años. Y las acciones entraron en un ritmo enloquecido: el índice tecnológico Nasdaq subió 104% entre marzo de 2020 y noviembre de 2021, luego cayó 30% en los seis meses siguientes, y desde ahí está a los saltos, con movidas insólitas de más menos 10%. Y la Bolsa de Buenos Aires, medida en dólares, tuvo una movida aún más extrema, primero subió 130%, luego cayó 10% y en el último tiempo se mueve con subas y bajas de más menos 5%.

Lo ciertamente particular de todos estos movimientos de altísima volatilidad es que los inversores globales se van moviendo en manada, focalizados en dos batutas que van marcando el ritmo de toda la orquesta financiera: la inflación de EE.UU., la cantidad de empleo que se crea en ese país y lo que se supone que hará la Fed en su próxima movida, quitando dólares del mercado o subiendo la tasa de interés.

Los dos grandes acontecimientos que movieron todo la semana pasada fue el resultado de la elección de medio término en EE.UU., donde no hubo ola roja, sino apenas una onda, por lo que Biden no quedará muy rengo para la segunda parte de su mandato. Y, además de ese dato político, se indicó que la inflación de EE.UU. bajó de 8,2 a 7,7%(cuando se esperaba 8%). Eso hizo que los bancos de inversión supongan que en la próxima reunión del 13-14 de diciembre la Fed sea menos tajante con la tasa. 

Al compás de esa sola estimación, los inversores globales bailaron. Las tasas largas de la Fed cedieron hasta 4,6% anual a 1 año, 3,9% a 5 años, 3,8% a 10 años y 4% a 30 años, y eso fue kryptonita para el súper dólar. Por esa razón, salvo en Brasil y en Argentina, el billete verde bajó contra todas las monedas principales. En Brasil, Lula (que asume en enero) puso en duda la independencia del Banco Central brasileño y el dólar saltó 5,3% contra el real. En Argentina los inversores que hicieron carry trade empiezan a bajarse de tasas y bonos, y los dólares libres subieron en bloque: 1,4% en la semana el blue, 1,7% el ccl y 2,3% el mep, y no subieron más porque el BCRA está vendiendo reservas sin parar, de a US$ 75 millones por día. Pero después el dólar global se hundió 5,4% contra el yen, 5,3% contra el franco suizo, 3,9% contra la libra, 3,8% contra el euro, 3,5% en chile y 1,1% contra el yuan.

El movimiento de los bonos

Con los bonos internacionales esta leve baja de las tasas largas de EE.UU. se observó un repunte generalizado de precios contado del orden del 3%. Y con los bonos argentinos se está desarrollando un movimiento de pinzas: los dolarizados empiezan a tener interesados porque inversores especulativos creen que se viene un gobierno más amigable con los mercados y toman posiciones (posiblemente para salir ni bien se conozca quién ganó, sea quien fuere) y los títulos en pesos están siendo sostenidos por compras del BCRA, que emite sin parar, y chupa lo que emite vía leliqs, aumentando su pasivo de manera descontrolada. Por eso la semana pasada los bonos argentinos subieron 5%, el riesgo país mejoró algo, pero volvió al punto de partida que había logrado Massa con su nombramiento en el triple ministerio: 2484 puntos, ocho veces más alto que los países vecinos.

Pero probablemente más destacado del caso es que con la sola difusión del IPC norteamericano, pensando que Powell será más paloma, los inversores altamente especulativos se lanzaron a comprar compañías que se habían hecho añicos con bajas del 60% o más en el último año. Por eso, la semana pasada el Nasdaq saltó 8,1%, Frankfurt mejoró 5,7%, el índice Industrial Dow Jones de NY trepó 4,1%, Tokio avanzó 3,9%, Santiago de Chile 2,5%, Madrid 2% y México 1,5%. Hubo sólo dos bolsas que funcionaron a contramano: la de Buenos Aires bajó 0,6% medida en pesos y 1,9% medida en dólares y la de San Pablo (con Lula elegido) se cayó 5%.

¿Es consistente esta suba? O, como vienen advirtiendo muchos especialistas "cada suba es oportunidad de venta". En lo que va de noviembre los commodities, patrón de las inflaciones mundiales, muestran precios muy firmes. Los granos suben entre 3% y 28%, los metales básicos trepan entre 11% y 25%. Y el petróleo sube 3%. Y donde hay un verdadero descontrol es en los considerados refugios de los últimos tiempos: los metales preciosos saltaron (la onza de plata sube 13,4% en noviembre y el oro trepa 8,4%, pero las criptomonedas hicieron cripto crash, con un derrumbe del 16% para el bitcoin, su peor precio en más de dos años, pero con otras variantes del panel desplomándose hasta 30%.

¿Es correcta esta movida de los inversores altamente especulativos que se lanzaron a comprar lo que ya tenía precios basura? Analistas de diferentes corrientes advierten que todo está orientado para que el mundo vaya a una recesión con una inflación pegajosa, resistente, una zona de estanflación, muy complicada, que los bancos centrales intentarán aplacar abriéndole y cerrándole el flujo a la circulación y al costo del dinero. Pero pocos de los que compraron ahora están pensando en el impacto que puede tener la estanflación en las ganancias futuras de las empresas, y en la consecuencia que tendrá eso en el valor de los activos. También pueden aparecer empresas que presenten estado de quiebra, como pasó con el exchange cripto FTX, que acaba de plantar bandera, dejando un tendal de gente arruinada. Y también se mira con inquietud qué pasará con Twitter o con Brasil.

Los desafíos locales

Y a nivel local el horizonte que viene es ciertamente inquietante. Massa volvió a insistir con un acuerdo de precios por 1.578 productos, con una estrategia que ya se hizo 1.000 veces desde asirios y caldeos y nunca funcionó. Y además hay una doble seca: sin lluvias, la cosecha de trigo ya se arruinó y están arrancando en falso las siembras de maíz y soja. Y con 14 cepos, no entra ni un solo dólar al país, y los que están en pesos se van, por lo que la seca de moneda extranjera no será sólo climática, sino también de inversores. En el canje que se hizo el jueves $810.129 millones que vencen en las próximas siete semanas quedaron sin canjear, están en manos privadas, esperan cobrar e irse del peso. Massa intentará seguir procrastinando, hará otra licitación el viernes 18 de noviembre y otra a fin de mes el lunes 28 de noviembre. Más otros dos llamados en diciembre: el 14 y el 28 de ese mes. El plan aguantar sigue en marcha. Pero esta primera suba del dólar es un alerta, y lo que viene puede ser un desafío aún más complicado.

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