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Día complicado para el mundo financiero

Apagan el incendio, pero el horizonte luce más oscuro

El BCRA logró juntar más reservas, pero los dólares financieros siguieron trepando

Con esa situación de reservas de corto, el mercado cambiario siguió con la misma tónica.
Con esa situación de reservas de corto, el mercado cambiario siguió con la misma tónica. Archivo.
01 julio de 2022

En otro día económico-financiero para alquilar balcones, mientras el feriado cambiario importador continúa, beneficiando ampliamente la suba de reservas de parte del Banco Central, con acciones y bonos más tranquilos, riesgo país en baja y dólares financieros libres volando (con el blue frenado), la comidilla del día fue un comentario del presidente Alberto Fernández, que salió a protestar porque el campo lanzó un paro para el próximo 13 de julio por la falta de gasoil, y lo paradójico fue que salió un técnico del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi, quien planteó que todo esto sucede porque tenemos un país con planificación nula, con estrategia nula”. 

La contundente respuesta del "General Mosconi" salió de la boca del economista Julián Rojo, quien explicó con claridad meridiana cuál es el eje de los gruesos errores de política económica que está desarrollado Argentina y que nos está colocando en una situación cada vez más comprometida. Sin ambigüedades, Rojo manifestó "Argentina pasa por un momento energético muy complejo, sobre todo en gasoil, algo en gas y también la situación tarifaria. En cuanto al gasoil dependemos de la importación porque la capacidad local refinadora está cercana al tope. El gasoil se mueve en línea con la actividad, porque es el principal insumo que mueve todo el transporte, carga, pasajeros, agro, etcétera. La mayoría de los países crecen respecto de la pandemia y no les falta gasoil, pero a Argentina sí le falta, y si les falta, los precios se acomodan a la demanda. El problema principal que tiene Argentina es un descalce de precios respecto de los internacionales y por ende un problema para importar, ya que nadie quiere traerlo a pérdida. No hay ningún incentivo a importar nada caro y venderlo barato, y el resultado no es otro que el desabastecimiento. La corrección tarifaria no es suficiente, hay que tomar varias medidas para arreglar el problema, con esto llegamos a un punto donde estamos al rojo energético vivo, y las cuentas también. Por eso el consenso es abandonar un sistema de subsidios a la oferta planos y regresivos, y el problema es que la segmentación es confusa, no se conoce demasiado y no se sabe cómo lo harán. El Gobierno cree que el 90% de la demanda pague tarifas inferiores a la inflación, por lo que a corto, y mediano plazo, las tarifas tienden a atrasarse, seguimos en el mismo lugar y eso es un problema. El gasoducto resolvería una parte del problema pero tampoco resolvería todo, ya que reduciría algo las importaciones. Lo importante a corto, es no dejar de proveer con gas a los centros de producción; hoy lo hacemos a precio muy alto de importación de modo coyuntural. Tenemos que ir avanzando con la provisión de gas local, aunque sea lentamente, pero avanzar frente a la importación. Para arreglar todo esto, lo primero es hacer un plan, la planificación es nula, la estrategia es nula, estar alejados del mundo nos pasa factura”. 

La detallada explicación de este experto en Energía pone en blanco sobre negro la dura pelea que realizó hace unos meses el ministro de Economía Martín Guzmán, quien le planteó al Presidente que había que normalizar las tarifas, pero esa idea fue rechazada de cuajo por la Secretaría de Energía, manejada por el kirchnerismo. En detalle, el subsecretario del sector Federico Basualdo se negó a seguir la instrucción del titular de Economía, por instrucciones directas del ala dura kirchnerista, Guzmán planteó que si no se hacía lo que pedía íbamos a terminar en un callejón sin salida, y que renunciaba a su cargo, Alberto lo calmó, pero hizo lo de siempre: usó la lapicera vik de su vicepresidente, le hizo caso, y esta semana terminamos bloqueando prácticamente toda la importación, generando un parate con repercusiones desconocidas para la economía argentina. Tanto que el presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), Mario Grinman, salió a decir que casi el 88% de lo que se importa es imprescindible para la producción nacional, estamos desesperados". Tanto que Juan Nápoli, titular del Banco de Valores, pronosticó que vamos a un período de "desabastecimiento, menor crecimiento, más inflación y más desempleo".

Críticas al campo

Sin embargo, en el "vamos viendo", mientras Alberto salió a culpar al campo de la actual situación por el paro proyectado para el 13 de julio diciendo "déjense de embromar y busquen una mejor solución". Con las importaciones prácticamente cerradas, el BCRA logró comprar ayer en el MULC US$ 536 millones (aunque en el balance final del día la suba de reservas fue de US$ 313 millones porque algunas importaciones elegidas se permitieron), y eso llegó además con otro artilugio contable que agiganta la peligrosa bomba de tiempo: la autoridad monetaria chupó de los bancos depósitos por $ 700.000 millones en Leliq al 52% anual. Con esto, entre la deuda del Banco Central y la deuda del Tesoro la deuda en pesos es billonaria, la mayoría ajustada por inflación o por tipo de cambio, y los inversores se inquietan cada vez más, sobre todo porque hoy comienza el segundo semestre, período de vacas flacas para Argentina, ya que las exportaciones del campo no son tan importantes.

Con esa situación de reservas de corto, el mercado cambiario siguió con la misma tónica. Se ajustaron los tipos de cambio oficiales, pero con un ritmo menos a la inflación (en todo junio el dólar mayorista subió 4,3%, contra una inflación que estaría en torno al 5,5% mensual, lo cual derivaría en una inflación en dólares, que es la principal enemiga de un superávit fiscal que lentamente se va achicando, y que es por el momento la única fuente genuina de financiamiento que le queda al país. Así, con los dólares oficiales en cámara lenta, el dólar blue cedió un peso tras la corrida de los últimos días, hasta $238,  pero los dólares financieros libres siguieron volando: el dólar Senebi saltó $3,28  hasta $255,70, el dólar MEP brincó $5,78 hasta $251,45 y el contado con liquidación subió $1,47 hasta $252,50. Por lo que la brecha entre el CCL y el mayorista escaló hasta el 101,6%, permitiendo el renacimiento de la patria financiera, con especuladores comprando abajo en el blue a $238, vendiendo en los dólares financieros libres y quedándose con pingües ganancias, gracias a una sucesión de cepos que el Gobierno coloca y no sabe administrar.

Repunte de los bonos

Con eso como fondo, además, siguieron apareciendo inversores de oportunidad y manos amigas comprando bonos para frenar la caída vertical de los títulos argentinos. Lo hacen en este momento especialmente porque el 9 de julio los bonos del canje tienen que pagar unos US$ 700 millones en intereses por el cupón semestral, y la chance es que cobren la renta, y luego desensillen, para seguir logrando ganancias financieras fáciles en Gobiernos que le dejan la puerta abierta a los que se mueven rápido en las finanzas, mientras les hace la vida imposible a las empresas que intentan producir y generar empleo genuino. El movimiento permitió que los bonos repuntaran 2%, con un volumen de negocios nada destacado, pero que fue suficiente como para que el riesgo país cediera en 85 unidades, hasta 2.374 puntos básicos.

Un mundo complejo

Todo esto se da en un mundo financiero que sigue muy complicado. Con tensiones crecientes entre la Unión Europea, Rusia, el G7, la OTAN y China. Tanto que la actividad económica global se va ralentizando, con la financista de Ark Innovation Cathie Wood afirmando que "la recesión ya está aquí". Todo lo cual generó una sucesión de problemas de pagos en algunas empresas, ideas de reperfilamientos de deudas, posibilidades de bancarrotas como las de Revlon, y un día muy pálido para las materias primas. Con eso, hubo una caída del 3,4% para el petróleo, los metales preciosos también estuvieron en descenso, los metales básicos se desinflaron más, los granos anotaron fuertes bajas tanto en Chicago como en Rosario, pero lo que más sufrió fue el mundo cripto: el Bitcoin se hundió 6,5% con caídas aún mayores en el resto del panel, con el Ethereum como el peor de todos.

Esto generó una baja generalizada en las bolsas del mundo. La Bolsa de Moscú se hundió 7,3%, hubo también achiques serios en los mercados asiáticos y del oeste europeo, mientras que Nueva York, San Pablo y México finalizaron con una baja promedio del 1,1%. En cambio, gracias al bloqueo y el asilamiento, el mercado bursátil local tuvo un día en positivo: con $1.118 millones operados en acciones y $3.642 millones en Cedears, hubo una suba del 0,4% en la Bolsa de Buenos Aires. Mientras que los ADRs argentinos en Nueva York anotaron suba del 1% al 4% para IRSA, Bioceres y Central Puerto, con bajas del 1 al 4,3% para Despegar, Banco Macro, Francés, Galicia, Mercado Libre, YPF, Cresud, Edenor y Pampa E.

¿Cómo pueden seguir las cosas ahora que arranca julio? El economista Luciano Laspina, de Juntos por el Cambio, denunció que "la emisión del BCRA para sostener los bonos viola su carta orgánica y le abre la puerta a una inflación de tres dígitos. En tres semanas compró $600.000 millones en bonos del Tesoro nacional en pesos, y eso es peligroso porque financia cualquier agujero fiscal, que va directo a precios". Los inversores en pleno temen a esa posibilidad, de ahí que los dólares financieros hayan escalado tanto, y que empiecen a aparecer contratos de dólar futuro con precios que plantean un cierre de año muy comprometido.

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