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"Fake market": se endeudan para frenar la corrida cambiaria

En una jugada muy costosa, que dejará una herencia durísima para el Presidente que viene, el Gobierno tomó más deuda ayer con China y quemó bonos y reservas para evitar que los dólares libres no pasen de $ 1000. Con tanto gasto, lo lograron, pero los bonos cedieron, el riesgo subió.

Ministerio de Economía
Ministerio de Economía
Luis Varela 19 octubre de 2023

A cuatro días de la primera vuelta de la elección presidencial, en medio de una aún más acentuada caída de depósitos en pesos y en dólares de los bancos argentinos, el Gobierno salió a quemar más naves para ver si de alguna manera puede conseguir el plan llegar al balotaje.

Ayer, mientras se realizaban más razias y más intervención en el mercado cambiario, Alberto Fernández anunció la ampliación de la posibilidad de usar otros US$ 6.500 millones del swap chino, por lo que con quema de bonos y de reservas el mercado local se aplastó: los dólares libres cedieron, los bonos retrocedieron, el riesgo país volvió a subir y la Bolsa porteña fue la peor de todas, en una jornada con marea roja bursátil global por tensión en Israel y tasas a 10 años más alta en 16 años en EE.UU.

Viento en contra

Sergio Massa
 

Un día después de que la Secretaría de Finanzas no pudo realizar la licitación revancha de bonos en pesos (¿no hubo interés de parte de los denominados creadores de mercado?), este enrarecido mercado argentino está influenciado además por un viento en contra internacional: la tensión en Israel hizo subir el precio del petróleo, trepó la onza de oro, hay inquietud por la inflación mundial y el T10 norteamericano se acerca al 5% anual, se ven tasas más altas por más tiempo y con eso hay presión en endeudados y en mercados emergentes.

Jugando este escenario global inquietante, con la velocidad del rayo, el BCRA activó el swap chino, haciendo crecer la deuda en US$ 6.500 millones, que serán usados para pagar lo que se debe de importaciones ya realizadas, y lo que reste se quemará para frenar como sea al dólar hasta la elección del domingo. Y ayer, de hecho, el BCRA se vio obligado a vender en el mercado otros US$ 60 millones (y encadenó su séptima rueda consecutiva con saldo negativo), y al final del día la autoridad monetaria confirmó que perdió otros US$ 193 millones en las reservas, todo para que los dólares libres se alejen de los $1.000 como sea.

Todo esto crea un "fake market", porque endeudándose a dos manos y quemando dólares y bonos a más no poder muestran que hicieron bajar algo los dólares libres. Pero la verdad de lo que muestran las estadísticas surgidas de parte del BCRA muestran que desde las PASO los inversores privados retiraron de los bancos casi US$ 780 millones en depósitos en dólares, mientras que los depósitos en pesos volvieron a los $15,6 billones, por lo que por numerales (tasa de interés) sin agregar un solo peso más, el stock de ese tipo de colocaciones debería estar en $17,9 billones, pero está $2,3 billones abajo, en una huída generalizada de inversores, que esperan una vertical devaluación ni bien quede definido quién será el Presidente que acceda a la Casa Rosada el 10 de diciembre.

Pero además, mientras perros y patrulleros acosan a los arbolitos en la city, el dólar delivery se encarece, supera los $ 1.000, y por el peligro de enfrentar los controles se amplía la brecha entre compra y venta a $50 de diferencia. Y, para peor, mientras el vice ministro Gabriel Rubinstein dice que la inflación está bajando, el propio Indec anunció que la canasta básica subió 12,2% en septiembre, por lo que una familia necesitó $319.422 por mes para no ser pobre, y que la canasta alimentaria subió 13,2% en septiembre, por lo que una familia necesitó $147.881 para no ser indigente.

Es cierto, la situación global no ayuda. Por los aumentos en materias primas y posiciones de cobertura ante la incertidumbre en Medio Oriente, las tasas largas de EE.UU. subieron un poco más y se siguen aplanando (las más largas se van acercando a las más cortas): ayer se pagó 5,5% anual a 1 año de plazo, 4,9% a 5 años, 4,9% a 10 años y 5% a 30 años. Estas son las tasas más altas desde 2007 y, en consecuencia, mientras Argentina aplasta al dólar en un momento de altísima inflación, en el exterior el dólar global saltó contra todas las monedas: subió 1,4% en México, 0,9% en Chile, 0,3% en Brasil, contra el euro y la libra, y 0,1% en China y Japón.

El swap de China 

El presidente Alberto Fernández, tuvo este martes el evento más importante de su viaje a China: el Foro de la Franja y la Ruta.
 

En una afirmación absolutamente de campaña, Massa dijo que la tasa que está cobrando China por este préstamo para pagarle compra de productos a los chinos es más baja que el que cobra el FMI, y casi la mitad de lo que costó el bono a 100 años de Macri. Y esta afirmación es falsa, porque en el momento en el que Macri tomó esa deuda en 2017, el bono a 100 años (AC17) pagó una tasa del 7,125% anual, el FMI cobraba en ese momento 3% anual y, además, en mayo de 2014, cuando nadie imaginaba que alguien como Macri podía ser Presidente, Cristina Fernández colocó el Bonar 2024 (AY24) por US$ 19.621 millones, pagando una tasa del 8,75% anual.

Pero más allá de esa certeza, el relato y la quema de bonos y reservas permitieron que ayer los dólares libres bajaran en todos los casos. El dólar blue se hundió $80 hasta $905, el Senebi bajó $11,50 hasta $955,88, el MEP cedió $1,47 hasta $885,25 y el contado con liquidación cayó $17,38 hasta $962,68. Por lo que la brecha entre el oficial y el blue fue del 146% y la del CCL con el mayorista fue del 175%.

Al mismo tiempo, con buen volumen operado, los bonos argentinos retrocedieron 0,4%, por lo que el riesgo país subió 15 unidades, hasta 2.390 puntos básicos. Y en esto la sacamos bastante barata porque hubo nuevas señales de que se viene una Fed más dura, con tasas largas en alza. Y están entrando en Wall Street balances mixtos. Ayer hubo malos números para Morgan Stanley, como pasó con Goldman Sachs, aunque JP Morgan, Bank of America y Citi entraron mejor que lo esperado. Y atención que después del cierre entraron bueno números de Netflix (que hacían subir el papel 10% tras el cierre) y cifras nubladas para Tesla, que retrocedía casi 2% cuando las luces ya estaban apagadas.

Las bolsas para abajo

mercados
 

Empiezan a aparecer en EE.UU. cada vez más analistas que ven que el aterrizaje suave será recesión para mediados de 2024, y que la Fed se las verá difíciles con la tasa de interés, sobre todo si la economía se plancha y la inflación sigue mordiendo. Todo eso determinó que ayer se produjera una dura baja en la Bolsa de Nueva York: el Dow bajó 1%, el S&P perdió 1,3% y el Nasdaq cayó 1,6%. Mientras que la Bolsa de San Pablo bajó 1,6% y la de México cedió 0,8%.

Pero el clima enrarecido local hizo que la Bolsa porteña fuera la peor de todas. Con $25.741 millones operados en acciones y $36.671 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires cayó 3%. Al tiempo que los ADR argentinos en Nueva York estuvieron mixtos, con subas del 2% al 5% para Telecom, Supervielle, TGS, Cresud e IRSA; pero con bajas del 1% al 3% para Loma Negra, Mercado Libre, Despegar, Macro, Francés, Galicia e YPF.

Las tensiones en Medio Oriente, con el presidente de EE.UU. respaldando la versión de Israel sobre los responsables del misil que cayó en un hospital en Gaza, provocando cientos de muertos. Y mientras Biden se paraba en un lugar, Putin y Xi Jinping se reunían, e Irán pedía un bloqueo petrolero para los israelíes. Con esto, el petróleo subió 1,8%, los metales preciosos y básicos estuvieron mixtos, en Chicago los granos subieron pero en Rosario casi no se opera porque todos esperan ver qué pasará el lunes 23, después de las urnas. Y lo distintivo es que las posiciones de cobertura no fueron a las cripto: hubo una nueva baja del 0,7% para el Bitcoin, con descensos de hasta el 1,9% en el resto de los valores de ese panel.

El marco electoral

Elecciones Massa Milei Bullrich
 

A partir de ahora estamos todos en ascuas. Todo dependerá de cómo salga el primer round en la elección del domingo. Y como no se ve gran chance de que haya ganador en primera vuelta, en el mercado se espera que haya un gran temblor durante cuatro semanas más, hasta el 19 de noviembre. Mientras tanto, en campaña, Massa dice que va a hacer un gobierno acordado con todos los partidos, pero en este momento, tomando deuda y quemando reservas no pareciera importarle sumergir a la economía frente a más tiempo de altísimo estrés.

Economistas de todas las corrientes insisten: el problema de Argentina es el déficit fiscal, no es su moneda, dolarizar no servirá para absolutamente nada. Y ayer, para cubrir ese gigantesco rojo fiscal y cuasifiscal que ya roza el 11% del PIB, Massa tomó más deuda: es decir, sigue haciendo lo que se hace desde hace décadas.

En cambio, si ganara un candidato que pueda cumplir con equilibrio fiscal, todo podría cambiar. Pero ese Presidente elegido debe tener apoyo en el Congreso, o sea los votos de diputados y senadores, es decir de las provincias, a las que se les debe recortar el dinero que se les envía desde el Gobierno central.

Mientras tanto, en otra ilusión para ver si se llega al balotaje, del mismo modo que se hizo en el segundo gobierno de Cristina Kirchner, el viceministro de Economía actual Rubinstein acaba de crear un Indec blue. La política económica es inundar todo de pesos para que haya actividad, ponerle tope a los precios. Y hoy mismo se realizará un piquete en la ruta 151 de la Patagonia, el camino que conecta al país con el Alto Valle, desde donde vienen las frutas de Rio Negro. Este bloqueo se hará porque por tope a los precios y suba de costos se está fundiendo un productor frutícola cada cuatro días.

En este contexto, esperando una devaluación de órdago ni bien se defina quién se hará cargo del Gobierno, una gigantesca masa de pesos se colocaron en fondos atados al dólar oficial en una masa de inversores que al final se encontraron con un embudo ya que los fondos de ese tipo ya empezaron a rechazar pedido. Ayer a última hora los bonos dollar linked rendían menos 40%, porque el mercado espera una devaluación del oficial, que puede llegar a ser del 50% o incluso del 100%, nadie sabe.

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