Nissan Argentina realizó su evento de kick off para lo que es el inicio de su año fiscal 2024, momento propicio para realizar un balance de lo logrado y echar un vistazo a lo que se viene en el corto plazo. Como era esperable, su presidente, Ricardo Flammini fue el maestro de ceremonias y luego se prestó a una rueda con algunos medios, entre los que estuvo El Economista Motor.
"Somos japoneses, somos pacientes, uno de nuestros objetivos es logar que la marca consiga comunicar consistentemente sus objetivos y ese posicionamiento que queremos que estamos logrando día a día", señaló en su introducción.
"Machete" en mano, el directivo hizo un breve pero minucioso detalle de cómo Nissan está atravesando este particular momento del país y el mundo con cambios políticos y económicos, y enseguida enfatizó: "Somos muy optimistas respecto a lo que viene".
"Por supuesto que queremos que este Gobierno le vaya bien porque si le va bien al Gobierno nos va a ir bien a todos y eso es fundamental", indicó, y definió a 2024 como "un año de muchos cambios que debemos transitar responsablemente".
¿Cuál es la foto que global ve la compañía? "El contexto global creo que en líneas generales ayuda, si bien en los precios de los commodities están un poco bajos, principalmente por la por la recesión de la cual China no termina de salir; Europa está bastante mejor después de cómo lo afectó la guerra entre entre Ucrania y Rusia, y Estados Unidos está consiguiendo desacelerar la inflación", dijo Flammini.
"Creo que hay un contexto global que termina haciendo que haya demanda de commodities, quizás los precios no sean los que tanto estamos necesitando en nuestra economía pero lo contrarrestamos con con la cantidad de exportaciones que el negocio del agro va a generar este año; eso seguramente va a hacer que tengamos un muy buen ingreso de dólares", estimó. "Todo esto deriva en expectativas positivas en nuestra industria porque vendemos pick-ups y sabemos qué bien le va al país cuando el campo está bien".
Respecto a cómo imaginaban que sería el arranque de la gestión de Javier Milei, el titular de Nissan admitió que esperaba una devaluación complementaria "para marzo o abril" que "por suerte no se dio", y consideró "exitoso" el crawling peg que lleva adelante el Gobierno.
Desde su óptica esto se refleja en que ya hay algunos bienes de consumo que no muestran aumentos de precios y que incluso están bajando, por lo que en ese rubro ya no hay inflación, aunque no se olvidó del impacto que tendrá la quita de subsidios y que es algo que recaerá en las tarifas de servicios.
"Otra cuestión es la caída de las tasas y eso es bueno también, porque a medida que las tasas empiecen a bajar y si todas las variables que mencioné convergen en algún momento, potencialmente podría salirse del cepo y sería bueno para lo que es el flujo de la economía. Nosotros estamos planificando con estas premisas aunque eso va a hacer que seguramente nuestra industria tenga una baja en el primer semestre, y luego algunos hablamos de una recuperación en forma de 'V' y otros como 'la pipa de Nike' pero todos coincidimos", comentó.
¿Qué mercado imagina Nissan para este año ante este escenario? Según el ejecutivo "debería estar en el orden de las 350.000 unidades", en un país que -a su juicio- "se merece una industria de 700 o 750.000 unidades anuales".
Así y todo, Nissan buscará seguir creciendo en market share, tal como lo viene haciendo: cerró 2023 con el 4,6% de participación (+0,8% respecto de 2022 pero -0,1% del récord de 2021) y con el objetivo de "lograr el 6% en el mediano plazo, no en 2024".
Su foco estará puesto fundamentalmente en la Frontier, la cual se produce en Santa Isabel, y cuya producción en 2023 se destinó en partes iguales al mercado interno y a la exportación, pero Flammini le dijo a este medio que la intención es que "al menos el 60% se exporte".
"Nuestra apuesta para crecer, además de las pick-ups, estará puesta en los B-SUV, en los C-SUV, y seguimos creyendo en los sedanes", esto último en menor medida porque a pesar de que la marca tiene Versa y Sentra, el directivo reconoció que no puede importar todo lo que quisiera por falta de divisas.
"Si vuelve la financiación lo que va a crecer es el segmento de los B-SUV porque se está desdoblando en una parte alta y una baja", reflexionó. Ahí está la actual Kicks y ya se confirmó que en 2025 se fabricará en Resende, Brasil la Nueva Kicks con motor turbo y ambas podrían convivir.
Lo que sí reconfirmó Flammini fue que en Santa Isabel se producirá una pick-up compacta inédita, en un nuevo proyecto compartido con Renault, aunque dijo que de momento no tiene más información para aportar, pero esto solo ya tiene su propio peso específico.
"Buscamos seguir creciendo responsablemente y transitando estos momentos de cambio; para eso tenemos que poner un pie en el día a día y el otro de acá a cuatro o cinco años como nuestra industria lo requiere", finalizó.
La carga impositiva y la falta de dólares
El capítulo más relevante tanto de la exposición como de la charla "mano a mano" pasó por el pedido para que haya una reforma impositiva. "La estructura impositiva que quedó en nuestra industria refiere más a un esquema en el que teníamos un desdoblamiento cambiario que a lo que tenemos hoy", cuestionó Flammini.
Admitió que los precios actuales de los autos están altos y puso el foco en la alta carga impositiva que hay sobre toda la cadena, pero al ser consultado sobre si creía que factible que el Impuesto PAIS (17,5%) se podría quitar reconoció que "no creo que lo saquen".
A pesar de las listas de precios, aseguró que "ahora la rentabilidad es malísima" y que lo que distorsionan las listas son los impuestos: "Del 75% que tienen, algo hay que sentarse a revisar".
"En el caso de los impuestos internos claramente fueron pensados para compensar la brecha que había entre el dólar oficial a $340 y un blue arriba de $1.000. Ahora con la devaluación y el dólar a $840 más el Impuesto PAIS, que ya llega casi a $1.000 y habiendo mantenido todos los impuestos, ahí es donde somos optimistas que en algún momento se analice", añadió.
El otro gran tema es regularizar los pagos con los proveedores externos, disponer de los dólares para afrontar el pago de importación de piezas, algo que se solucionó parcialmente accediendo al BOPREAL y asistiendo a algunos proveedores.
Cuando se le preguntó sobre qué decisión tomó la compañía respecto de esos bonos se excusó de responder, aunque admitió que la cotización que tienen actualmente "es mejor de las expectativas iniciales".
"Estamos apostando a que todo va a andar bien pero lo que pasó nos afectó a todas las terminales y a la cadena de valor mucho más, pero entre todos hemos tratado de mantener la producción", sostuvo, y recordó que la deuda en dólares del sector automotor al 10 de diciembre pasado fue de US$ 8.000 millones y que para dimensionarla hay que compararla con cualquier anuncio de inversión de un nuevo vehículo, el cual ronda los US$ 600 millones.
"Hoy para poder importar piezas o autos terminados, vamos con nuestros pesos y le compramos dólares al Banco Central; una vez nacionalizados, las piezas se pagan a 75 días y los autos terminados a 180 días, y eso es algo que también en algún momento se tendrá que revisar, y eso también va a ayudar a que haya por lo menos mayor disponibilidad", opinó.
