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El escándalo que puede costarle millones a la industria de los videojuegos

Las denuncias de Hellena Taylor y Amouranth desnudan el lado oscuro de los la industria gamer, los productores y los consumidores

El escándalo que puede costarle millones a la industria de los videojuegos
Pablo Planovsky 21 octubre de 2022

“Hola, soy Hellena Taylor, soy la voz de Bayonetta y me gustaría explicarte por qué no hago la voz en Bayonetta 3. La franquicia de Bayonetta recaudó US$ 450 millones, aproximadamente. Eso sin incluir el merchandising. Como actriz entrené 7 años. ¿Cuánto me ofrecieron para hacer la voz en este nuevo juego? US$ 4.000. Es un insulto para mí, para mi talento y todo lo que le di a estos juegos. Le pido a los fanáticos que boicoteen Bayonetta 3 y donen su dinero a la caridad. Solo quería un salario decente. Lo que me ofrecieron fue legal, pero inmoral”.

Así fue el video que publicó Hellena Taylor, la actriz que interpretó a Bayonetta, en dos juegos (o más, si se tiene en cuenta apariciones en otros títulos) de una de las franquicias más respetadas y premiadas en la industria gamer. 

El video, que ya acumula casi 10 millones de reproducciones, puede perjudicar el lanzamiento de la tercera parte de esta franquicia que es oro para Platinum Games, el desarrollador, y Nintendo. 

Uno de los mayores escándalos para la industria de los videojuegos este año también afecta al rubro de los actores. El mundo de los videojuegos no es algo nuevo para el talento de actores que prestan su voz a personajes virtuales. 

Hubo varios actores reconocidos en juegos: Ray Liotta lo hizo en Grand Theft Auto: Vice City, Rami Malek en Until Dawn y Martin Sheen en Mass Effect, por nombrar algunos de los casos en los que Hollywood desembarcó en los jueguitos. Pero, para los actores no tan reconocidos, el pago por el trabajo no parece bueno. 

A las denuncias de Taylor, se le sumaron las denuncias de otros actores. Sean Chiplock dijo que le pagaron menos de US$ 3.000 por hacer la voz de varios personajes en The Legend Of Zelda: Breath Of The Wild, el multipremiado y exitoso juego de Nintendo. Aunque no acusó a ninguna empresa de manera directa, Bryan Dechart dijo que le pagaron apenas US$ 4.000 por trabajar en un juego de alto presupuesto sin actores sindicalizados (y todos los indicios apuntan a Red Dead Redemption 2 o Cyberpunk 2077).

En un “contrataque” contra las denuncias de Taylor, Bloomberg publicó una nota en la que documentos de Platinum Games sugieren que la empresa que trabaja en conjunto con Nintendo le ofreció US$ 15.000 a la actriz por volver a interpretar al personaje en Bayonetta 3.

Cuando algunos periodistas más confirmaron la documentación del informe de Bloomberg, la actriz respondió que son mentiras hechas por Platinum. El productor ejecutivo de Bayonetta 3, Hideki Kamiya, sin referirse a la actriz dijo que “Triste y deplorable actitud sobre la mentira. Es todo lo que puedo decir por ahora”.

Los actores de voz son importantes en la industria de los videojuegos. Cuando David Hayter, la voz del personaje creado por Hideo Kojima, fue reemplazado por Kiefer Sutherland en Metal Gear Solid V, los fans cuestionaron la decisión de casting y hasta en The Game Awards hubo aplausos cuando Jade Raymond, una de las creadoras top de videojuegos, dijo en medio de la ceremonia “¿Quién puede imaginar Metal Gear sin la voz de David Hayter?”.

Cosplay, e-sports y streamers

Por Argentina Game Show, el evento anual que reúne a varias empresas de videojuegos para mostrar las últimas novedades en el mercado local (y este año lo hacen del 21 al 23 de octubre en Costa Salguero), han pasado actores como Troy Baker (la voz de Joel en The Last Of Us, y protagonista de BioShock Infinite, entre otros títulos), Carolina Ravassa (Sombra en Overwatch) y Temuera Morrison (Boba Fett, tanto en cine como en videojuegos). Una particularidad del evento este año es que no hay nombres de voice-actors populares entre los gamers para promocionar el evento. 

Sí, en cambio, se profundizaron los espacios para los concursos de cosplay, influencers de los jueguitos como Coscu, y eventos de competición donde está, por ejemplo, el grupo apadrinado por Kun Agüero, KRÜ Sports. Ninguno de esos pilares es menor para una industria que mueve millones a través de todos ellos. 

A veces, mezclando todos en una sola personalidad. No todo es bueno cuando se mezclan esas pasiones gamer: esta semana la streamer estadounidense Kaitlyn Siragusa (Amouranth) denunció maltrato y abuso psicológico de su marido, que la amenazaba para que ella continuara produciendo cierto tipo de contenido en redes. 

El matrimonio de la streamer había sido mantenido en secreto (y desmentido) por ella misma antes, pero ahora denuncia que estaba bajo una mordaza legal que su pareja había perpetrado para “no arruinar el modelo de negocios”.

Internas en la industria

Antes de Argentina Game Show y todos los eventos similares que se replican por todo el mundo, el mayor evento de la industria gamer era la E3. La Electronic Entertainment Expo nació en 1995 y se hizo de manera ininterrumpida hasta el año 2019. Ahí se presentaban no solo los avances de las mayores franquicias de videojuegos, sino también era el escenario donde las empresas más grandes (Nintendo, Sony y Microsoft) presentaban sus nuevas consolas. Pero, aunque anunciaron el regreso para 2023, la E3 fue desvaneciéndose en los últimos años.

Por un lado, las empresas mostraban trailers o avances de sus juegos que, por el desarrollo que tienen esos productos en la industria, muchas veces estaban lejos de lo que resultaba el producto definitivo que llegaba a las manos de los compradores. Se puede pensar que “mentían” con los avances o, en el mejor de los casos, que prometían mucho más de lo que podían lograr. 

Las fechas de la E3 obligaban a los desarrolladores a presentar novedades de sus títulos más esperados, pero ese apuro se empezó a terminar cuando los productores descubrieron que no era inteligente centralizar todo en un evento multitudinario cuando podían hacerlo por internet, cuando ellos quisieran y controlando todos los aspectos de la presentación. Nintendo y Sony fueron los primeros en “bajarse” del modelo de la E3.

Por otro lado, el mundo tampoco era el mismo en 2019 que en 1995 o 2005. Los gamers no tienen que esperar a una revelación importante sobre sus juegos favoritos en un evento presencial cuando existen las redes sociales. 

Geoff Keighley, el empresario detrás de The Game Awards, inició otra empresa (conocida como Summer Games Fest) donde presentaba en un show online los avances de algunos juegos de alto presupuesto muy esperados. 

Muchos notaron la similitud en el formato con la E3, y no faltaron los memes que pensaban la movida de Keighley como un intento por quedarse con el poder de convención de la E3.

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