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El caso Gypsy-Rose Blanchard y cómo el true crime fascina al público

La historia verdadera de la chica que fue prácticamente esclavizada por su madre y logró zafar, convenciendo a su novio de matarla llenó la opinión pública cuando, después de ocho años de prisión, recuperó su libertad hace dos semanas.

La liberación de Blanchard es el nuevo comienzo de un torbellino mediático que ha venido causando interés y morbo en el caso desde hace ya varios años
La liberación de Blanchard es el nuevo comienzo de un torbellino mediático que ha venido causando interés y morbo en el caso desde hace ya varios años .
Sebastián Tabany 21 enero de 2024

El 28 de diciembre, Gypsy-Rose Blanchard, de 32, fue puesta en libertad después de estar ocho años presa en una cárcel de Missouri bajo el cargo de haber instigado a la muerte de su mamá, Dee Dee, ocasionada por su novio de entonces.

La liberación de Blanchard es el nuevo comienzo de un torbellino mediático que ha venido causando interés y morbo en el caso desde hace ya varios años. Comenzó en un artículo en BuzzFeed de 2016, una serie documental de HBO en 2017, y siguió con The Act, una miniserie de Hulu (acá se la podía ver por Lionsgate+ hasta el mes pasado cuando cerró la plataforma) con Patricia Arquette como la madre y Joey King (Tren Bala) como la hija. Pero desde que Gypsy-Rose (su nuevo nombre legal al cual le agregó el "-Rose" y el apellido Anderson) es una mujer libre, ella misma se encargó de promocionar su historia, de ir a cuanto talk show la convoquen y de vender el nuevo docudrama Confesiones de Prisión: Gypsy-Rose Blanchard, una miniserie de seis capítulos que Lifetime estrena en Latinoamérica este jueves a las 00:40 hs (medianoche del miércoles).

El género true crime, que en las librerías de Estados Unidos tiene su propia sección, siempre ha sido popular. Hollywood Babylon, de Kenneth Anger publicado en 1965 cuenta las historias perversas de sexo y droga desde 1900 hasta 1950. La fascinación por los mafiosos de la época de la Ley Seca como Al Capone y las fotos de los muertos en tiroteos entre las bandas rivales poblaban los diarios, algo que el cine se hizo eco creando tangencialmente un género nuevo, el film noir, las historias urbanas de detectives con un antihéroe siendo, generalmente, víctima de una femme fatale con motivos non sanctos. 

80 años después, el true crime floreció aún más con los reality shows y los docudrama. Uno de los éxitos más rotundos de la televisión por cable fue The E! True Hollywood Story, emitida en 1996 y que duró 19 temporadas. 

Las ficcionalizaciones también estuvieron a la orden del día con incontables telefilms sobre casos policiales y ahora, las plataformas parecen haberle dado una bocanada de reconocimiento a un subgénero que siempre menor, melodramático y de explotación. La miniserie American Crime Story creadas por Ryan Murphy para el canal FX es un ejemplo de ellos, como también el éxito de Dahmer (también de Murphy) para Netflix y la miríada oferta en plataformas de documentales sobre asesinos seriales. La pandemia fue un catalizador de esto convirtiendo el true crime en algo viral (canales de YouTube sobre asesinos seriales hay cientos). ¿Se acuerdan de Tiger King, el éxito arrollador durante la cuarentena?

Gypsy-Rose Blanchard tenía 24 cuando fue sentenciada a 10 años por su participación en el brutal asesinato de su madre. Al final cumplió sólo ocho años. La baja de la condena se debió principalmente a un factor atenuante: la vida de horribles y extraños abusos a los que Dee Dee la había sometido. Desde la infancia de Gypsy, Dee Dee afirmaba que su hija padecía distrofia muscular y otras enfermedades debilitantes que la obligaban a utilizar constantemente una silla de ruedas, una sonda de alimentación y a someterse a una serie de cirugías dolorosas e innecesarias. 

  • Por este caso, mucha gente se enteró que existía algo que se llamaba síndrome de Münchausen por poderes, una forma de maltrato infantil, que es cuando un adulto regularmente inventa síntomas falsos o causa síntomas verdaderos para que parezca que el niño esta enfermo. Aunque a Dee Dee nunca le diagnosticaron formalmente el síndrome, se infiere que padecía este trastorno por los relatos de su hija. 

Dee Dee, divorciada del padre de su hija desde que era un bebé, además, infantilizó a Gypsy mintiendo sobre su edad y afirmando que tenía una discapacidad de desarrollo y que tenía la mente de una niña pequeña. 

Gypsy recibió sólo una educación de segundo grado y continuó siendo infantilizada como niña mucho después de la pubertad. 

  • Para justificarse, Dee Dee, una enfermera de profesión, afirmó que el huracán Katrina destruyó la historia clínica de su hija. Y también aprovechó un plan del gobierno para los afectados por el huracán para que lograr que le den el boleto de propiedad de su casa. Al día de hoy, la casa, situada en Springfield, Missouri, sigue en pie y es objeto de peregrinación de fans del true crime y de cazadores de fantasmas. 

Aunque su madre restringió su acceso al mundo exterior, Gypsy se metia en internet donde conoció a Nicholas Godejohn, de 23 años, con quien comenzó una relación a distancia. Gypsy tenía entonces 22 años, pero hablaba y actuaba como una niña adolescente. Aunque legalmente era mayor de edad, su madre había obtenido poder sobre ella; controlaba casi todos los aspectos de la vida de Gypsy y rara vez le permitía salir de casa.

Gypsy también ha alegado abuso sexual a manos de su abuelo, quien también presuntamente abusó sexualmente de Dee Dee. La salida para Gypysy de la familia disfuncional que le tocara en suerte fue convencer a Godejohn de que asesinar a su madre era la única manera de poder ser verdaderamente libre. Godejohn ahora cumple cadena perpetua sin libertad condicional por ser el autor material del asesinato.

La fascinación del público por el caso de Gypsy es interesante. Ahora, durante el tour mediático que realiza se la ve saludable y no parece haberle afectado estar ocho años presa. También, los medios la comparan con varios otros casos, especialmente el de Britney Spears. Si bien el caso de la cantante no implica actos de violencia ni un homicidio, hay mucho paralelismo entre las vidas de las dos. Ambas lucharon durante años para liberarse de padres controladores y familias extremadamente disfuncionales, así también contra sistema legal (y, en el caso de Gypsy, médico) que no sólo no reconoció por completo el peligro en el que se encontraban, sino que contribuyó activamente a su victimización. También las dos fueron objeto de admiración y apoyo (#FreeBritney, por ejemplo) a medida que se iban conociendo detalles de sus vidas. 

La diferencia radica en que Britney era una estrella infantil de Disney, una artista exitosa desde temprana edad. Gypy es...¿Qué es? No se sabe. Si bien ambas tuvieron poco o nada influencia sobre sus vidas de jóvenes y recién ahora se puede decir que tienen el control y está reinventándose después de que sus infancias hayan sido robadas. Britney tiene los recursos para hacer lo que quiera, Gypsy no. Quizás esa omnipresencia se deba a que ahora adulta y libre, tenga que salir a ganarse el pan y sin una educación formal y habiendo estado 8 años tras las rejas, la posibilidad de reinserción laboral es complicada. El tour mediático es ganancia económica. Cómo la utiliza, se verá. 

Hay también algo performático en las entrevista que da Gypsy. Se habla de su rehabilitación exitosa, como si además de haber sobrevivido a la experiencia traumática, el haber estado en la cárcel la haya ayudado. Esto resulta una gran propaganda para los que se paran del lado del derecho y creen que la reclusión no debe ser punitivista sino rehabilitatoria para vivir en sociedad. 

Los fanáticos de Gypsy la ven como una justiciera y una sobreviviente. Sí, fue una víctima pero como dijo la revista Vox "también lo fue Godejohn; Es mucho más difícil valorar a la persona que posee el arma homicida que a quien le instó a usarla, pero ambos, al final, son culpables. Hay partes de la historia de Blanchard-Anderson que nunca encajarán perfectamente en el tipo de narrativa de supervivencia de los reality shows en la que los medios actualmente parecen ansiosos por ubicarla".

¿Quién es Gypsy-Rose Blanchard Anderson ahora? No se sabe. Sí se sabe por lo qué pasó. No se sabe qué quiere y ni a lo que aspira. ¿Una luchadora en una ONG? ¿Una estrella de reality show? ¿Una anónima a quien en unos años ya nadie la va a recordar? Nadie lo sabe. Y mientras ella siga jugando el juego mediático, quizás ella tampoco sepa quién es por el momento. 

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  • Confesiones de Prisión: Gypsy-Rose Blanchard. Miniserie de seis episodios, con el estreno de dos episodios cada emisión.
  • Miércoles 17 de enero a la medianoche, 00:40 hs del jueves, por Lifetime. 
  • Disponible en VOD post estreno en lineal

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