El Economista - 70 años
Versión digital

vie 26 Abr

BUE 19°C
Historia de la fundación

Bariloche celebró ayer su 120° aniversario

La fundación formal de Bariloche data del 3 de mayo de 1902, pero hay registros previos

Bariloche proviene de una deformación del término Vuriloche, que significa gente distinta o diferente de atrás o del otro lado de la montaña.
Bariloche proviene de una deformación del término Vuriloche, que significa gente distinta o diferente de atrás o del otro lado de la montaña.
03 mayo de 2022

San Carlos de Bariloche creció de manera exponencial desde fines del Siglo XIX hasta nuestros días para convertirse, hoy, en uno de los centros de turismo más importantes del país y del mundo.

La fundación formal de Bariloche data del 3 de mayo de 1902 cuando, por medio de un decreto presidencial, se da carácter oficial de fundación al asentamiento, pero años antes, en 1895, Carlos Wiederhold ya había instalado en la zona el primer almacén de ramos generales, y fue precisamente impuesto el nombre de Carlos en homenaje a ese pionero.

Por esos años, merodean por la zona los famosos ladrones  norteamericanos Sundance Kid y Butch Cassidy.

En tanto, el nombre de Bariloche proviene de una deformación del término Vuriloche, que significa gente distinta o diferente de atrás o del otro lado de la montaña, denominación que recibían los indígenas que habitaron los valles del sector oriental de la Cordillera de Los Andes, antes del ingreso de los mapuches.

Wiederholdt fue un comerciante alemán iniciador de la actividad comercial en la zona y, para ello, construye su primera casa-comercio donde se formaría el pueblo de San Carlos de Bariloche. 

Comienza, a partir de esto, un fluido enlace entre Puerto Montt y el inmigrante alemán que exportará lana, cuero, papas, quesos, manteca y otros productos a Europa, particularmente a Alemania.

Por entonces, en 1897 había unos 14 pobladores diseminados alrededor del lago Nahuel Huapi siendo su actividad principal la agricultura y la ganadería. La bodega de lanas se asentaba en lo que tiempo después sería la ciudad de Bariloche, junto a ella se encontraban unas cinco casas construidas con madera de ciprés y cohiues rodeadas de unos pocos ranchos diseminados entre maitenes y cipreses.

Fue a fines de ese verano de 1902 que llegan hasta el lago Nahuel Huapi, provenientes de Buenos Aires, los primeros visitantes que se autodenominan turistas. Son las familias de la alta sociedad como los Aarón Anchorena, Carlos Lamarca y Esteban Lavallol.

“Se puede decir que allí comenzó a transformarse Bariloche en una ciudad turística, porque hasta ese momento era una zona agro ganadera, cuyos productos eran exportados a Europa, vía Chile”, señaló el intendente de Bariloche, Gustavo Gennuso.

La reciente nevada que vistió de blanco a la ciudad, el retorno de los vuelos directos con Brasil y la amplia oferta de los centros invernales permiten augurar una prometedora temporada invernal para Bariloche

Alrededor del lago Nahuel Huapi los pobladores se dedicaban a la agricultura y la ganadería y junto a lo que hoy es la ciudad de Bariloche crecía el poblado, entre casas y ranchos de madera de ciprés y cohiues.

Más adelante, también comenzaron a funcionar los aserraderos, herrerías y tambos, además de comenzar un incipiente intercambio con otras poblaciones de la zona, como Viedma y Carmen de Patagones.

Cuando a partir del 1900 se acerca una nueva corriente migratoria, esta vez desde Suiza, queda conformada la identidad heterogénea de la población zonal (presente hasta el día de hoy), en donde convivían y desarrollaban su vida, sus familias y sus culturas tanto chilotes, alemanes y suizos como indígenas.

Después, comienzan a abrirse las rutas de llegada a la ciudad hasta que en 1913 se termina de construir el primer camino para autos, gracias a la visita del expresidente norteamericano, Theodore Roosvelt y en 1912 se produce el primer arribo en avión a Bariloche, que partió el día anterior desde San Isidro, en la provincia de Buenos Aires, e hizo escalas en Bahía Blanca, Río Colorado y Cipolleti.

En 1934, con la llegada del ferrocarril culminó un largo período de aislamiento y rápidamente el tiempo de los pioneros fue quedando atrás y se incorporaron rápidamente los más modernos adelantos.

Por esta misma época se iniciaron los deportes invernales como actividad recreativa vecinal. La primera competencia de esquí tuvo lugar en el Cerro Otto y participaron una docena de deportistas.

En 1936 gracias a la inspiración de Ezequiel Bustillo, y con la dirección profesional del arquitecto Alejandro Bustillo en colaboración con su discípulo, el arquitecto De Estrada, se realizan importantes obras como el Templo Mayor, el Centro Cívico, el Hotel Llao Llao, la capilla San Eduardo, el edificio de la Intendencia del Parque Nacional, la Hostería Nacional de la Isla Victoria y la estación del Ferrocarril, el Hospital Zonal. Comenzándose así a consolidar la vocación turística de la ciudad que ayer celebró 120 años.

En esta nota

LEÉ TAMBIÉN


Lee también

MÁS NOTAS

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés