La carrera presidencial de Estados Unidos cambió por completo. Lo que hasta hace poco iba a ser un cómodo triunfo de Donald Trump frente a Joe Biden, se transformó en una elección competitiva a partir de la candidatura de Kamala Harris. Según el promedio de encuestas sobre intención de voto que publica el sitio Real Clear Politics, Harris aventaja a Trump en el total de votos a nivel nacional. Pero el ex presidente sigue prevaleciendo en los distritos clave por lo que las proyecciones para el Colegio Electoral lo siguen favoreciendo aunque por una diferencia cada vez menor.
La irrupción de Harris hizo que Trump volviese a utilizar un lenguaje muy agresivo y confrontativo, que si bien sirve para consolidar a los votantes propios, ahuyenta a los independientes. También Harris se vio fortalecida por la selección del vice que siempre es considera una prueba del criterio del candidato presidencial a la hora de tomar decisiones. Y en l electorado fue mejor recibida la incorporación de Tim Walz a la fórmula demócrata que la de JD Vance a la republicana.
- La próxima semana habrá otro hito en la campaña que será la Convención Demócrata que se realizará en Chicago. Ahí se buscará mostrar un partido fuertemente cohesionado detrás de su candidato como hicieron los republicanos el mes pasado en Milwaukee.
Pero más allá de las estrategias de campaña, el contexto del país, y la percepción que de él tengan los ciudadanos, en particular sobre la marcha de la economía, será el factor decisivo.
En este momento, se asiste a un proceso de desinflación que seguirá en los próximos meses, por lo que la suba de precios tendrá menos peso en la decisión de los votantes. Este miércoles se conoció que el índice de precios al consumidor descendió un nuevo escalón y subió 2,9%en julio frente al 3% al que lo había hecho en junio.
La preocupación por la inflación dejará paso a una mayor por el aumento de la desocupación que se viene observando en los últimos indicadores laborales. Eso es consecuencia de un enfriamiento de la economía, pero lejos de una recesión que algunos economistas pronosticaban.
Para el mercado, según surge de la cotización de los bonos, la inflación se ubicará en 2,2% el año que viene. Así como la inflación traería buenas noticias para el Gobierno, lo contrario ocurriría con el empleo. Antes de las elecciones se conocerán dos datos mensuales de inflación y tres del mercado laboral, pero las tendencias son claras.
A pesa r de eso, Trump intentará que en la campaña se siga hablando de la inflación, pero sin hacer referencias a que está descendiendo sino apuntando a la suba de los precios en los últimos cuatro años. Comparará los precios actuales de muchos productos con los existentes al momento en el que asumió Biden. Trump es adicto a las exageraciones, y en discurso pronunciado esta semana sostuvo, por ejemplo, que el precio de la panceta se había quintuplicado desde que Biden llegó al Gobierno y que los productos de almacén están ahora 70% más caros. Pero en un artículo de Greg Ip en The Wall Street Journal se aclara que los incrementos fueron de 18% y 21% respectivamente. Pero aunque esas cifras no se correspondan con la verdad, Trump insistirá con ellas.
En los últimos años, la mayoría de la sociedad estadounidense desaprobaba la gestión de Biden y en particular en el terreno de la economía. Muchos analistas consideran que Biden recibe peores notas que las que se merece. Pero ese es el dato y ahora Harris deberá hacer equilibrio para defender la actual gestión, pero dejando en claro también que con ella empieza una nueva etapa.
Antes de las elecciones, en septiembre, la Reserva Federal decidiría un recorte de la tasa de interés. Será bien recibida por los mercados y constituiría un hecho poco habitual adoptar una medida relevante de política monetaria en plena campaña electoral. Es probable que Trump, que es un crítico de Jerome Powell pese a haberlo propuesto para el cargo, diga que ese paso se demoró mucho y que darlo en este contexto tiene un alto contenido político porque crearáun clima favorable para la candidata demócrata.
Pero Harris enfrenta un desafío adicional en los siete estados considerados decisivos porque no tienen un comportamiento electoral definido (Arizona, Carolina del Norte, Michigan, Wisconsin, Pensilvania, Georgia y Nevada). En ellos viven 61.000.000 de personas y sus PIB sumados equivalen al de Alemania. Una reciente nota de Bloomberg señala que, en promedio, el ingreso per cápita en esos estados creció 4,2% en el período 2019/2003 mientras que en el resto del país lo hizo al 6,3%. Y que sólo Arizona y Carolina del Norte estuvieron por encima del promedio nacional mientras que los otros cinco estuvieron por debajo. La economía anduvo peor justo donde Harris necesitaría obtener más votos.
