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Contraofensiva ucraniana en Kursk: ¿a qué apuesta Kiev?

Desde hace más de 10 días, varias brigadas ucranianas lideran una sorprendente incursión relámpago en la región rusa de Kursk. Así, aunque Kiev no apuesta a dominar el territorio a largo plazo, intenta demostrarle a Moscú (y también a sus aliados) que aún tiene algo para decir.

Contraofensiva ucraniana en Kursk: ¿a qué apuesta Kiev?
Damián Cichero 15 agosto de 2024

Como consecuencia de la carrera presidencial en Estados Unidos y de la guerra en la Franja de Gaza, el conflicto entre Ucrania y Rusia ha dejado de estar en el centro de atención.

Sin embargo, la guerra, que en febrero cumplirá tres años, ha dado un importante giro en las últimas semanas: desde hace al menos 10 días, tropas ucranianas dominan unos 1.150 kilómetros cuadrados en la región de Kursk.

La incursión relámpago ucraniana representa el mayor ataque contra territorio soberano ruso desde la Segunda Guerra Mundial y ha obligado al Kremlin a reforzar sus defensas fronterizas, además de enviar fuerzas adicionales para repelerlo.

Específicamente, esta incursión se inició el 6 de agosto cuando miles de soldados atravesaron la frontera occidental de Rusia y, poco a poco, ganaron más metros en el campo de batalla. 

La realidad es que Kiev no tiene ni los recursos ni la intención de controlar el territorio, sino que busca utilizarlo para distraer a las fuerzas rusas de la región oriental ucraniana del Donbás. En este sentido, el objetivo es obligar a Rusia a redesplegar algunas de sus unidades del Donbás hacia Kursk. 

Rusia, que invadió Ucrania en febrero de 2022, actualmente controla el 18% del territorio de su país vecino y lo cierto es que debería tener suficientes reservas para responder al ataque sin retirar tropas de la línea del frente ucraniano. No obstante, hasta ahora, unos 180.000 civiles rusos están siendo evacuados de regiones cercanas a la frontera. 

Con esta estrategia, Volodímir Zelenski también se enfrenta al riesgo de debilitar las defensas de Kiev en su propio territorio. 

Incluso, diversas fuentes alertan que, desde que Ucrania lanzó la ofensiva de Kursk, las cosas han empeorado en su parte del frente: Ivan Sekach, portavoz de la 110ª Brigada Mecanizada de Ucrania, que actualmente está desplegada en el distrito de Pokrovsk, en la región de Donetsk, alertó que "hemos estado recibiendo incluso menos munición que antes y los rusos están empujando".

Más allá de las tácticas, también es cierto que la incursión de Kursk ha elevado la moral ucraniana en un momento en el que muchas encuestas muestran que, después de casi tres años de guerra, cada vez más ucranianos están dispuestos a las conversaciones de paz, aunque eso implique ceder territorio. 

Resulta igual de cierto que, a medida que se acercan las elecciones en Estados Unidos, y ante las altas probabilidades de que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca, es probable que Zelenski se esté jugando sus últimas cartas antes de perder el apoyo de Washington en el actual conflicto. 

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Volodímir Zelenski y Joe Biden

Ganadores y perdedores 

En diálogo con El Economista, Federico Bauckhage, profesor de la UCA y secretario de Redacción en el Instituto de Seguridad Internacional y Asuntos Estratégicos del CARI, consideró que "el ataque a Ucrania de territorio ruso sí es trascendente, pero no es determinante para el curso de la guerra".

Para Bauckhage, el ataque "es trascendente porque es la primera vez que se produce una ofensiva a gran escala dentro del territorio ruso. Hasta ahora, lo que había sucedido eran algunas incursiones menores de bandas armadas para generar un poco de inestabilidad en la frontera, pero esta es una invasión propiamente con varias brigadas". 

Consultado sobre qué gana Kiev con la incursión, el especialista comentó que "es un episodio embarazoso para Rusia, pero no es raro que hayan penetrado con facilidad porque era un territorio que no estaba particularmente bien defendido, ya que las tropas que estaban en esa zona eran de pobre calidad".

"Pero a Ucrania realmente le está yendo mal en la guerra, el resto de los frentes se están perdiendo, lo que nos hace preguntarnos ¿por qué van a gastar hombres que pueden estar utilizándose en otras partes del frente?", agregó.

En este sentido, explicó que, más allá del valor propagandístico, el ataque parece no tener una gran importancia estratégica, aunque podría haber algunas razones que lo explicarían. 

"La primera y principal era encontrar un punto blando para poder ocupar territorio ruso y obtener alguna ficha de cambio para futuras negociaciones. ¿Por qué? Porque es cada vez más evidente, incluso para los acérrimos propagandistas occidentales, que la guerra está perdida. No solo Ucrania no va a recuperar los territorios ocupados por Rusia, sino que, por lo contrario, los ucranianos están a la defensiva y están perdiendo territorio de manera no muy rápida, pero inexorable en la región del Donbás", detalló Bauckhage.  

Según el entrevistado, es probable que Kiev le quiera dar señales a Occidente de que la guerra no está perdida para seguir recibiendo ayuda.

"Pero lo que me parece más razonable es que están tratando de capturar algo que les puede servir de ficha de cambio en futuras negociaciones: nosotros les devolvemos esto, a cambio de que ustedes nos devuelvan o no nos saquen tanto", insistió. 

Aunque hay varias opciones, Bauckhage dijo que Kiev seguramente esté apuntando a la ciudad de Sudzha, en donde se encuentra el gasoducto Urengoy-Pomary-Uzhhorod, que todavía lleva gas de Rusia a Europa.

"Esa podría ser una moneda de cambio, no solamente para amenazar a la propia Rusia, sino también para amenazar a los aliados europeos", agregó. 

Bauckhage también observó que "en esa dirección se encuentra la planta nuclear de Kursk. Es bastante ambicioso pensar que van a poder penetrar a semejante tamaño, ya que se encuentra a unos 40 km de donde se hallan las tropas ucranianas. Pero, si lo logran, no hace falta necesariamente que ocupen la planta nuclear, ya que pueden ponerla al alcance de su artillería y así amenazar a Moscú con destruirla".

No obstante, la opción más viable para Bauckhage es que sea una acción de distracción para tratar de aliviar el frente en el Donbás, aunque esto parece estar fracasando, porque Rusia tiene aparentemente reservas suficientes para montar una defensa allí sin descuidar su ofensiva en Ucrania. 

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