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La letra chica aparecerá cuando el temor discipline

El Gobierno intervino y logró bajar al blue, pero los dólares financieros volvieron a subir. Y lo grave es que el BCRA perdió una millonada de reservas.

Sergio Massa
Sergio Massa
Luis Varela 05 agosto de 2022

El miércoles por la noche, luego de una asunción que pareció más presidencial que de la simple integración de un triple cargo ministerial, la extensa sucesión de titulares que lanzó Sergio Massa fue seguida con atención por analistas locales y de todas partes. La impresión inicial, en el anochecer del discurso, fue que el rumbo elegido es el correcto, pero en ninguna proposición se encontró letra chica, detalles, cómo hará para concretar algo, y eso pesó duramente en los negocios de ayer.

En términos generales, la frase que más llamó la atención en un día que arrancó bien pero que luego se fue desinflando lentamente tuvo que ver con lo sucedido con el ex ministro de Economía, Martín Guzmán, en noviembre de 2020. En aquel momento, hubo una corrida cambiaria más acentuada que la anotada el mes pasado, con el dólar alcanzando un precio de $195 en ese momento (un valor que al día de hoy estaría en la zona de los $412) y el miedo que generó ese desequilibrio obligó al ministro que había puesto Cristina por consejo del Nobel Stiglitz a realizar un ajuste de proporciones, que logró poner las variables en caja, haciendo que el valor del billete verde se desplomara hasta $139 en los cinco meses siguientes, con una caída del 28,7%.

Luego, como todos sabemos, el país se fue encaminando hacia las Paso de 2021, el FdT perdió, Cristina Kirchner culpó por la derrota a Guzmán por su excesivo ajuste, y ordenó realizar un "plan platita", Guzmán algo resistió pero la vicepresidenta terminó diciéndole al ministro sin ambigüedades que "vos estás ahí porque yo gano elecciones". Y allá fueron, repartiendo fondos a cuatro manos, regalando cocinas, termotanques y cuanto electrodoméstico pudieron, con un gasto que les permitió recuperar algún terreno, pero que igualmente finalizó en una elección legislativa en la que terminaron derrotados, perdiendo el control de la Cámara de Diputados. 

Por supuesto, ese plan platita inundó el mercado local de dinero, sin que la inversión y la producción reaccionaran en línea con el aumento de liquidez, y detrás de esa errónea decisión de política económica se desató un proceso inflacionario y una generalizada desconfianza en la población, que llevó al contado con liquidación a saltar por los aires. Por no poder realizar los ajustes que pretendía, Guzmán dio un portazo, fue nombrada Batakis, el mercado no les creyó, y el dólar subió $100 en un mes, con el CCL volando hasta un récord nominal histórico de $340 hace apenas una semana, en un proceso que llevó a Cristina a aceptar algo que había rechazado hace un mes, cuando nombró a Batakis: "Está bien, pongamos a Massa, tiene más espaldas políticas para enfrentar este problema, para que no nos lleve puestos".

Los cuestionamientos

Sin embargo, no tardaron mucho los analistas para desmadejar la sucesión de enunciados sin letra chica definida que planteó Massa en su discurso inaugural. Bancos de Inversión como Goldman Sachs y JP Morgan sentenciaron que “las medidas anunciadas son decepcionantes y no constituyen un plan global y coherente para reequilibrar la economía”. Al mismo tiempo, con una dura predicción, Bloomberg señaló que la Argentina: "casi no tiene efectivo para evitar la devaluación". La calificadora Moody's proyectó un bajo apoyo para el gobierno argentino ante la asunción de Massa. Y, más preciso, el ex ministro de economía Alfonso Prat Gay sentenció: "hubo muy poca consistencia, tanto que el anuncio de suba de tarifas también es humo, porque casi nadie consume 400 kw/h, por lo que ni saben lo que anunciaron".

Es más, el economista Lucas Sartorio (de la Universidad Torcuato Di Tella) planteó que "el esquema de segmentación corregido que anunciaron tampoco arreglará el tema de los subsidios. El Gobierno comete muchos errores. El tema energético debería arreglarse con una buena política social, vía impuestos a los que más tienen y transferencia a los que no tienen. Con costos reales, la gente cuidaría los consumos y se evitaría una sucesión de problemas. La segmentación es un parche, que va a tener que volver a ser corregido por otro parche y otro parche más. Si no corrigen lo que anunciaron, es evidente que el programa va a volver a naufragar".

Y ayer la tendencia de los números financieros arrancaron estudiando un poco lo que se había dicho, pero cuando se llegó a la conclusión que esto es más de lo mismo, ajuste a los privados, tope a planes y a contrataciones nuevas, pero sin aplicar ningún recorte al gasto público y sin la eliminación de algún impuesto concreto, la corriente de salida volvió a la carga.

Dos de los anuncios centrales de Massa tuvieron que ver con la expectativa de fomentar las exportaciones del agro, la minería, la pesca y la energía, pero sin definir de ninguna manera el tipo de cambio que se les ofrecería a esos sectores para que fueran inducidos a comenzar a liquidar divisas. Y al mismo tiempo también se describió que irían contra las empresas que sobre o sub facturaron operaciones de comercio exterior, sin iniciar anuncios concretos sobre el tema, aunque Massa dijo que en los próximos días se irán tomando decisiones.

Rechazo a la devaluación

Llamó la atención, por ejemplo, que el nuevo ministro rechazara de plano una devaluación, cuando en el último año el tipo de cambio oficial se retrasó 30 puntos contra la inflación, encareciendo las exportaciones en dólares y aplastando el superávit comercial. Frente a eso, el economista Orlando Ferreres señaló que "con el tipo de cambio actual es difícil que la exportación pueda crecer; si no lo suben fuerte (un 20% al menos) será difícil que liquiden. Ninguno de los sectores involucrados sabe qué tipos de cambio les darán a los exportadores. Y mucho menos se conoce que garantías se les dará a hipotéticos fondos de inversión para conseguir un puente. En suma, los anuncios de Massa no tienen letra chica y hay que ver si puede cumplirlos".

Desde la órbita de la Aduana, dirigida ahora por Guillermo Michel se comentó que hay en la mira 722 empresas que hicieron 1.3000 operaciones facturando mal y vaciando al BCRA, detallándose además que investigan a unos 240 funcionarios de la Aduana y del BCRA que no controlaron correctamente el contrabando (sin que se sepa si fue por error o por alguna decisión interesada). La situación es que este nombramiento de Massa le permitió al Gobierno ganar tiempo hasta ahora, pudieron bajarle la fiebre al dólar, pero habrá que ver qué ocurrirá en las próximas semanas y, sobre todo, saber qué decidirá Cristina Kirchner cuando se aproxime el tiempo electoral, ya que hay chance de que también vaya contra Massa o que pida otro plan platita. Solo que ahora no hay un driver como el acuerdo con el FMI para apagar otro fogonazo cambiario.

Los dólares para arriba

Con todo eso, la situación financiera de ayer fue particularmente grave. Con ayuda de intervención oficial lograron apagar el precio que más les importa, el del dólar blue, pero los dólares financieros libres siguieron subiendo, en un mundo inquieto ahora también entre China y EE.UU. por la visita de Pelosi a Taiwán, que a la postre derivó en que en el exterior el dólar bajara contra todas las monedas: ayer cedió 1,4% en Brasil, 0,9% en Chile, 0,7% contra el euro y el yen, 0,6% en México y 0,1% contra la libra.

Pero en Buenos Aires el dólar blue bajó 7 centavos hasta $291, pero el Senebi subió $3,71 hasta $292,67, el MEP subió $3,45 hasta $284,47 y el contado con liquidación subió $2,05 hasta $289,60. Por lo que la brecha entre el dólar oficial y el blue fue del 108% y del CCL con el mayorista fue del 118%. Y medidos en pesos, el peso siguió cayendo contra otras monedas: el euro subió 1,25 hasta 135,90, la libra subió 53 centavos hasta 161,38 y el real subió 32 centavos hasta 25,41.

Y si se quiere lo más grave del caso es que este movimiento del dólar no fue mayor por intervención del Gobierno, que gastó dólares en el mercado de cambios, pero que también debió entregar reservas por importaciones y otros pasos. Y el resultado fue inquietante: el Banco Central perdió ayer reservas por US$ 486 millones, perforando el piso que hay desde que el Fondo nos presta DEG. Y por si eso no fuera suficiente, la autoridad monetaria chupó ayer de los bancos nada menos que $996.269 millones en Leliq cortas al 60% anual. Y el jueves que viene Massa tiene que enfrentar la primera licitación de deuda de un mes en el que tiene que conseguir $600.000 millones para pagar vencimientos de bonos en pesos, y en septiembre tiene que obtener más de $ 1 billón, en una barrera que se pondrá muy cuesta arriba, sobre todo si quiere cumplir con la promesa de no emisión y de no pedirle adelantos al Banco Central, como dijo el miércoles.

Bolsas mixtas en el mundo

En suma, la situación no es para nada sencilla. Los bonos argentinos evolucionaron muy dispares, ultra selectivos, y el riesgo país terminó rebotando 44 unidades hasta 2.438 puntos básicos. Y esto se da en un mundo que está como en animación suspendida. La Bolsa de Nueva York terminó ayer mixta, con el Nasdaq 0,4% arriba pero el Dow 0,3% abajo. Mientras que la Bolsa de San Pablo subió 2%, pero la de México cedió 0,2%.

En la Bolsa de Buenos Aires la canción siguió siendo la misma: inversión mínima en papeles locales y casi todo a firmas extranjeras. Ayer, con $1.830 millones operados en acciones y $11.255 millones en Cedears, la Bolsa  terminó con una suba del 0,1%. Pero lo que cantó la verdad fueron los ADR argentinos que cotizan en Nueva York: hubo un día excepcional, con suba del 16% para Mercado Libre (por su balance), pero el resto de los papeles argentinos anotó bajas en dólares de hasta el 3,7%, con Edenor, Macro, Francés, Central Puerto, Galicia, YPF, TGS, Loma Negra, Cresud y Supervielle como las más perjudicadas.

Y entre los commodities hubo baja del 2,8% para el petróleo: WTI a US$ 88,34 y Brent a US$ 93,90 (los temores a una recesión asustan). Los metales preciosos siguen subiendo: el oro ganó 1,5% y la onza de plata mejoró 0,6%. Los metales básicos actuaron mixtos: el aluminio subió 1%, el cobre ganó 0,5% y el níquel bajó 1,2%.

En Chicago se anotó un salto del 3,6% para la soja, alza del 2,4% para el trigo y mejora del 1,9% para el maíz. En Rosario también se vio un salto del 6,2% para la soja, suba del 5,9% para el maíz y baja del 0,4% para el trigo.

Y por último se registró una baja del 4,5% para el Bitcoin, con mermas menores para el resto de las criptomonedas.

Por supuesto, dos días no son suficientes para que ningún ministro de Economía pueda arreglar el desbarajuste que se fue generando a lo largo de años de malas políticas económicas. Y hay que darle a Massa el tiempo suficiente como para que vaya realizando correcciones.

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