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Hay más desconfianza en el mercado y se despertó el dólar

Hubo una fuerte demanda de todos los dólares, que saltaron, con récord para el MEP y el CCL. Bajaron los bonos y creció el riesgo país.

Tras el canje de Massa, los inversores que esperaban mantenerse en pesos hasta junio empezaron a cambiar sus posiciones.
Tras el canje de Massa, los inversores que esperaban mantenerse en pesos hasta junio empezaron a cambiar sus posiciones.
Luis Varela 09 marzo de 2023

Con una reacción si se quiere retardada, el mercado financiero argentino reaccionó con fuerza ayer al mega canje de bonos en pesos lanzado por Sergio Massa el lunes a última hora, con la idea de limpiar deuda por $ 9,1 billones que vencen hasta fines de julio y pasárselo íntegramente al Gobierno que asuma en diciembre próximo, para que sea pagado en 2024 o 2025, con ajustes de tipo de cambio o indexados con rendimientos extras.

Todo el mercado local sabía perfectamente que casi el 70% de esos papeles con vencimiento muy corto está en manos de organismos públicos (esencialmente la Anses, Banco Central y otras entidades menores) y que también se encuentran en poder de los bancos privados y de las compañías de seguros, que se manejan encerradas en un sistema de pesos ultravigilados por la Afip, del que todos esos organismos no pueden salir. Sin embargo, el 30% de esos bonos, un monto de unos $ 2,7 billones (equivalente a US$ 7.200 millones) está en manos de inversores privados, que están resueltos a bajarse de ese tren antes de las PASO, por lo que tienen programado no participar del canje que cerrará Massa el lunes próximo.

La medida, que fue presentada como voluntaria por Massa, colocó una luz amarilla en los inversores, que aceleraron sus movimientos, acortando depósitos a plazo fijo, colocándolos en fondos money market o dinero a un día, con la idea de bajarse del tren, irse, y mirar desde afuera las primarias y la elección presidencial.

La advertencia del canje confirmó a los inversores que Massa no encuentra manera de reprogramar los pagos con vencimientos posteriores a las PASO y, en consecuencia, los dólares financieros anotaron dos fuertes subas sucesivas, tanto que hubo acortamiento de depósitos, un fuerte salto para el dólar blue y cotizaciones récord  para los dólares financieros MEP y contado con liquidación. Al tiempo que los bonos volvieron a bajar, el riesgo país subió nuevamente hasta casi 2.100 puntos, y solo con la Bolsa aguantando el chubasco, porque son valores privados, desconectados directamente del Estado.

Este temblor vino acompañado por un fuerte viento de frente de los mercados externos. Este viernes sale el dato de empleo general norteamericano, el martes se difundirá el IPC, y todos esos datos podrán terminar empinando a la Fed en la suba de tasa corta que hará el 22 de marzo, para ver si logra aplacar una inflación que sigue siendo renuente a la baja.

Por los datos que se van viendo, el mercado norteamericano anticipa una recesión cada vez más probable y en consecuencia la tasa corta explota, mientras que la tasa más larga se mantiene estable. Ayer hubo una inversión en las curvas de rendimiento, con niveles más altos en los plazos más cercanos y menores en los lejanos: se pagó 5,3% anual a 1 año de plazo, 4,4% a 5 años, 4% a 10 años y 3,8% a 30 años. Lo contradictorio de este movimiento, respecto de lo que pasaba hasta ahora, es que esta suba en la tasa corta no entonó el dólar a nivel global, sino que lo debilitó. Ayer en el exterior el dólar subió 0,1% contra el euro y el yen, pero bajó 0,1% contra la libra y el chileno, 0,2% contra el yuan, 0,7% en México y cayó 1% en Brasil.

El dólar en Argentina

Y mientras eso sucedía, con un mercado argentino que sigue mostrando una inflación que se empina cada vez más (se espera 6% para febrero y 7% para marzo, con el Indec difundiendo el dato de febrero el martes próximo), los inversores decidieron huir del peso y salir a comprar dólares a cualquier valor. Así, ayer el dólar blue saltó $7 hasta $378, el dólar Qatar subió 64 centavos hasta $414,44, el Senebi brincó $6,64 hasta $382,75, el MEP saltó $5,89  hasta $372,86 y el contado con liquidación subió $5,07 hasta $379,04. Por lo que la brecha entre oficial y blue volvió al 83% y la del CCL con el mayorista saltó hasta el 90%.

Y lo más distintivo del caso es que esta corrida cambiaria, que no cesa desde julio del año pasado, no puso ser parada ni con la mayor intervención del Banco Central a lo largo de las últimas trece ruedas. La autoridad monetaria vendió en el Mulc US$ 66 millones y al final del día Reconquista 266 perdió US$ 54 millones de sus reservas (con el directorio del organismo esperando con urgencia los DEG que traerá Rubinstein de Washington). Y mientras dejó clavada la tasa de los plazos fijos en el 75% anual, chupó depósitos de los bancos por otros $16.575 millones en Notaliqs a seis meses.

Fuentes oficiales afirmaron que hoy se conocerá como quedaron las nuevas metas con el FMI, que sería contemplativo por la fuerte sequía que soporta Argentina. Pero, de todos modos, parece que el organismo de crédito le pediría al BCRA no intervenir más en el mercado del dólar, continuar con la meta fiscal y lo que cambiaría de manera drástica es la asistencia con DEG, ya que el año pasado le entregó al país DEG por un monto superior a los vencimientos que el país tuvo que pagarle, pero este año la situación sería la inversa, con DEG inferiores a lo que se debe pagar.

El impacto de la sequía

Además de eso, Eugenio de Bary -Tesorero y Miembro de la Comisión Directiva de CREA (organismo integrado por unos  2.000 productores agropecuarios) salió a advertir que la condición de la sequía se ha agravado y que se está aumentando la pérdida de exportaciones de granos que podrá tener Argentina este año: "En el cierre de de febrero emitimos un informe diciendo que se perderían ventas externas por unos US$ 20.000 millones, pero ahora re calculamos que ese bache puede llegar a ser de US$ 25.000 millones".

Esa condición, la demora que todavía hay en la agenda para que comiencen a aparecer las liquidaciones de divisas de este año, y la reprogramación de una deuda gigantesca que quiere hacer este Gobierno para tener las manos libres en la campaña electoral hicieron que ayer los bonos argentinos perdieran otro 1,3%, por lo que el riesgo país saltó ayer otras 54 unidades, hasta 2.098 puntos básicos, cuando hace apenas un mes estaba 300 puntos más abajo, en 1.795 puntos básicos.

Los papeles privados, en tanto, están desarrollando otro recorrido. Wall Street espera el dato de empleo, el IPC norteamericano y ver si Powell subirá la tasa corta en un cuarto de punto o en medio, por lo que los principales índices de la Bolsa de Nueva York están sin tendencia, indecisos. Ayer el Dow Jones industrial bajó 0,2%, el S&P subió 0,1% y el tecnológico Nasdaq mejoró 0,4%. Al tiempo que la Bolsa de San Pablo subió 2,1% y la de México subió 0,6%.

A nivel local, el día bursátil fue positivo en pesos pero malo medido en dólares. Con $4.429 millones operados en acciones y $7.741 millones en Cedear, hubo una suba del 1,4% en la Bolsa de Buenos Aires. Mientras que los ADR argentinos en Nueva York tuvieron subas del 1% al 4,8% para Francés, Macro, Galicia, Supervielle, Loma Negra e YPF; con baja del 1% al 2,3% para Edenor y Mercado Libre.

Commodities tranquilas

Colgadas de esa realidad, con todo el mundo esperando el joystick de Powell, las commodities estuvieron ayer muy aplacadas. Hubo baja del 1,3% para el petróleo. Los metales preciosos cerraron sin variantes. Los metales básicos actuaron mixtos. En Chicago el maíz cayó 1,2%, con el resto de los granos quietos. Y en Rosario el maíz también bajó 1,3%, con el sorgo y la soja también para abajo. Y, de fondo, las criptomonedas tampoco se salvaron: hubo una baja del 0,9% para el bitcoin con bajas de hasta el 3% para el resto de los valores del panel.

La situación es muy confusa. La desconfianza se ha desatado. El viento externo en contra se agudiza. Los asesores financieros siguen recomendándoles a sus clientes colocarse en posiciones muy cortas, en pesos, a tasa de interés, pero activar todo tipo de estrategias para dolarizar carteras para superar una puja política que nadie sabe qué resultado puede llegar a tener.

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