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De mayor a menor: la esperanza es lo primero que se pierde

Los mercados globales arrancaron con subas y terminaron con bajas. El dólar bajó en la región. Los bonos mejoraron, el riesgo cedió. Pero la Bolsa estuvo débil.

Ni bien aparece un dato alentador, surgen compras, pero luego surgen datos que plantean más suba de tasas y todo se apaga.
Ni bien aparece un dato alentador, surgen compras, pero luego surgen datos que plantean más suba de tasas y todo se apaga. Archivo
Luis Varela 21 octubre de 2022

La inflación mundial y la persistente suba de tasa de interés para intentar frenarla, en general sin bajar el gasto público en casi ninguna parte, está sumergiendo a los mercados de todas partes en una tendencia en el que las ganancias de las empresas siguen existiendo, pero se achican, apuntan a achicarse más, y en todas partes de espera un año 2023 con condiciones todavía más difíciles y complejas que las de 2022.

En general, como la mayoría de los estados contables trimestrales que se van presentando en los distintos circos bursátiles siguen llegando en positivo (con números más chicos pero en verde), se repite más o menos la misma tendencia en todas partes: las ruedas arrancan con valores de pre-mercado positivos, que se van apagando con el correr del día y de ese modo, contrariando a una frase de la curiosa y desobediente Pandora, en este caso "la esperanza es lo primero que se pierde".

Hay pesimismo generalizando (exacerbado por la invasión de Rusia a Ucrania y por las tensiones económica y políticas en China) y los cortes de energía en Europa pone a algunos países al límite, tanto que la noticia si se quiere más destacada de ayer fue la notable renuncia de la primera ministra británica Liz Truss, que tuvo que abandonar su cargo tras apenas 44 días en el cargo, lo que significa la menor duración en la historia de los gobiernos ingleses, un récord que cronistas bautizaron tristemente como "la argentinización" de Gran Bretaña, utilizando a nuestro país como adjetivo negativo ya instalado.

Los datos de EE.UU.

Y el movimiento de mayor a menor se repitió en muchos mercados, con algunos condimentos que marcaron leves diferencias. Con estados contables que no venían tan mal, la Bolsa de Nueva York arrancó el día con una suba cercana al 1%, pero un mal balance de Tesla más datos que muestran que el empleo en EE.UU. sigue muy firme plantean que la Fed seguirá enarbolando su tasa de interés y eso actuó como interruptor para que las líneas verdes se convirtieran en rojas y los cierres fueran otra vez negativos.

Esencialmente, los pedidos de ayuda por desempleo que hubo en EE.UU. volvieron a bajar. La semana pasada habían llegado a 226.000 y con el fuerte encarecimiento del crédito todos esperaban que esta semana fuera mayor, pero no: se difundió que los reclamos de asistencia fueron esta semana de sólo 214.000. Esto ocurre a pesar de que la tasa hipotecaria se ha duplicado del 3,5% al 7% anual, ya se siente un ambiente recesivo en el sector viviendas, pero la economía en general sigue sostenida.

Inmediatamente, como ese dato refleja que la actividad general todavía no muestra un freno, los analistas de Wall Street sostienen que en noviembre y en diciembre, la Fed subirá la tasa corta en 75 puntos básicos, por lo que la llevará del 3,25% actual hasta un hipotético 4,5%. Y por las tasas largas actuales: se pagó 4,7% anual a 1 año, 4,5% a 5 años y 4,2% a 10 años y a 30 años.

El dólar cedió

Pero a pesar del incremento de estas tasas, hubo una sorpresa: el súper dólar no subió, sino que cedió contra casi todas las monedas, a excepción del yen, con Japón sumergido en una recesión de más de un año, con tasa casi 0%, por lo que la paridad superó los 150 yenes por dólar, su valor más alto en 32 años. En el balance del día, en el exterior el dólar subió 0,2% contra el yen, no cambió contra la libra y bajó 0,1% contra el euro, 0,3% en México, 0,6% en Chile y 1,3% en Brasil.

De ese modo, sobresale que el dólar subió en toda América latina. ¿Por qué pudo suceder eso? Sucede que a pesar de haber un dólar tan alto, el valor de las commodities sigue muy alto, a contramano de lo que pasó en otros períodos. Ayer hubo una suba del 0,3% para el petróleo. Los metales preciosos actuaron mixtos y los básicos estuvieron en alza. Los granos estuvieron muy firmes en Chicago, no así en Rosario, un mercado muy castigado por la sequía. Y las criptomonedas siguen navegando en un zig zag, sin hundirse pero sin despegar: ayer el bitcoin bajó 1%, con estocada aún mayor para el cardano tras nuevas declaraciones controvertidas de Musk.

Y así como el dólar cedió en Brasil, México y Chile, también lo hizo en Argentina. Un día después de la pasable licitación del miércoles, ayer se desarrolló la licitación revancha, en la que hubo doce ofertas y tomaron otro $ 4.560 millones. De ese monto, el 91% fue en una letra del Tesoro nacional en pesos a descuento con vencimiento 28 de febrero de 2023 (s28f3 - reapertura) y el 9% en una letra del Tesoro nacional en pesos ajustada por CER a descuento vencimiento 19 de mayo de 2023 (x19y3 - reapertura). Con eso, el dólar blue bajó $1 hasta $291, el Senebi se hundió $5,64 hasta $299,55, el MEP bajó $1,34 hasta $291,07 y el contado con liquidación subió 40 centavos hasta $303,37 pesos. Por lo que la brecha entre el oficial y el blue fue del 82% y la del CCL con el mayorista fue del 98%.

Y esto se dio con una particularidad: tras el intento del Banco Central de intentar rematar sus monedas, como si fuera un chatarrero, las tasas de las Leliq y los plazos fijos siguieron en el 75% anual. La autoridad monetaria recibió fondos del BID y las reservas subieron en US$ 704 millones. Pero hubo una mancha más que sigue oscureciendo al tigre: con una bola de nieve que crece sin parar, la autoridad monetaria chupó ayer de los bancos depósitos por otros $ 800.842 millones en Leliq cortas, preocupante.

El dato llegó con otro elemento desalentador. Luego del uso de dólar soja a lo largo de todo septiembre, se esperaba que la exportación del mes volara y que el país lograra un buen salto en superávit comercial. Y, sorpresivamente, la exportación bajó de US$ 7.537 millones de agosto a US$ 7.407 millones de septiembre, al tiempo que por las mil barreras que están aplicando la importación bajó de US$ 7.837 millones de agosto a US$  6.993 M en septiembre, por lo que el mes tuvo un superávit de US$ 414, tras tres meses con déficit. Pero octubre, noviembre y diciembre no tendrán la oleada de venta de soja por lo que como supuesto el último trimestre puede llegar a ser todo deficitario.

Mejora en bonos

Así y todo, como la licitación del miércoles tuvo más captación de fondos que los necesarios, el mercado de bonos mejoró algo, con una suba promedio del 0,6%. Por lo que el riesgo país de la Argentina logró bajar ayer en 15 unidades, colocándose en 2.798 puntos básicos, pero con casi un tercio de lo negociado operado en el GD30, que fue justamente el que alimentó la leve suba del dólar fuga.

En cuanto a papeles privados, hubo otra rueda en baja en la bolsa de Nueva York: el Dow achicó 0,3%, el Nasdaq perdió 0,6% y el S&P bajó 0,8%. Mientras que la bolsa de México pudo mejorar 0,2% y lo sorpresivo del día fue la suba del 0,8% en la Bolsa de San Pablo, con un dato para tener en cuenta: de manera inesperada, Lula da Silva, que venía cómodo en las encuestas, salió a decir que la elección "está muy reñida" y que Bolsonaro está ganando puntos, y varios analistas afirman que el final está abierto.

En el mercado bursátil local, con $1.516 millones operados en acciones y $3.599 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires cedió otro 0,3%. Mientras que los ADR argentinos que cotizan en Nueva York mostró subas del 1% al 2,2% para Galicia y Bioceres, con bajas del 1% al 1,8% para Telecom, IRSA, Despegar y Central Puerto.

Las condiciones políticas

¿Qué ven los analistas por delante? Ayer hubo dos datos de dos consultoras que son muy tenidas en cuenta y las dos mostraron indicadores muy llamativos. Alejandro Catterberg de Poliarquía dijo que realizaron un sondeo especial y encontraron que el 40% de la gente cree que el país va a estar peor dentro de tres años. Y Lucas Romero, de Synopsis, advirtió que durante el primer semestre de este año las medidas de fuerza de la CGT contra el Gobierno fueron las menores en quince años. O sea, hoy estamos mal con los grandes gremios apoyando. 

Y el gran tema es que, si en diciembre de 2023 llega a tomar el poder un partido no peronista, es posible que el aparato sindical muestre los dientes. Y, además de recibir un lio monumental, con una deuda impagable, formada por el pasivo que ya había al final del Gobierno de Macri, más toda la deuda que se acumuló en este mandato, lo que puede esperarse a partir de 2024 no parece nada halagüeño, de ahí que la confianza, y la esperanza, sigan siendo los bienes más escasos de Argentina.

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