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Analistas optimistas esperando conocer los índices de inflación

El dólar bajó en todo el mundo, mientras que en Argentina sigue subiendo.

Ayer fue otro día alcista para las acciones y los bonos argentinos también mejoraron
Ayer fue otro día alcista para las acciones y los bonos argentinos también mejoraron
Luis Varela 12 enero de 2023

A la espera de los índices de inflación de diciembre y de todo el 2002 que se conocerán hoy tanto en Argentina como en EE.UU., el mercado internacional tuvo una reacción bifurcada respecto de lo que pasó en la plaza financiera local. En el exterior el dólar volvió a bajar contra casi todas las monedas, mientras que en Argentina los 15 dólares de Alberto volvieron a subir, con récord histórico para el blue. Wall Street volvió a subir y tanto las acciones como los bonos argentinos también tuvieron importantes alzas. Los bonos hasta el mejor nivel en siete meses. Las acciones hasta el nivel que tenían antes de que Cristina nombrara a Alberto como candidato.

El rally alcista

Tanto aquí como en el exterior la situación es de efervescencia pura, con los analistas muy optimistas, pletóricos de sonrisas, aunque mirándose a los ojos, para ver si lo que está ocurriendo puede llegar a ser duradero, o si todo puede cambiar en un santiamén. El actual "rush" vertical de los titulos argentinos explotó desde que Cristina, condenada, dijo que este año no va a ser candidata a nada. Y en Nueva York el serrucho de los índices rompió hacia arriba el viernes pasado, ni bien se conoció que el empleo norteamericano está bajando, pero que la economía sigue sostenida, y que la recesión que viene de manera indefectible puede significar un aterrizaje suave y no mucho más que eso.

Pero más allá de lo que haya pasado hasta el cierre de ayer los datos de inflación que se difunden hoy son los que definirán la semana. En EE.UU. diferentes bancos de inversión esperan un IPC mensual norteamericano negativo (o sea leve deflación), por lo que la expectativa es que la variación anual esté bien por debajo del 7,1% anual que se marcó en noviembre, posiblemente en la zona del 6,5%. Y en la Argentina, tras la medición del 5,8% mensual que marcó en centro de estadísticas de la CABA para diciembre, el grueso de los expertos supone que puede volver a darse un IPC del Indec parecido al de noviembre, ya que el interior del país no tiene tantos edificios, alquileres, expensas, restaurantes y hoteles como la Ciudad de Buenos Aires, que son los sectores que marcaron los mayores aumentos del cierre del año pasado.

Aguardando los balances  

Pero la difusión de los índices de inflación no será el único indicador que marcará la dirección de los índices bursátiles. El viernes llegan los balances trimestrales, con los bancos encabezando. Estarán los números de JP Morgan, Bank of America, Wells Fargo, Citibank, Morgan Stanley y Black Rock en la punta de la grilla, cuyas acciones reinan en el índice Dow Jones. En general los analistas esperan que los estados contables lleguen con menos ganancias, algo que no pasa desde el tercer trimestre de 2020, y eso también afectará la dirección de las cotizaciones.

O sea, de la inflación y de los balances que vayan apareciendo va a ir surgiendo la tendencia que viene. Por ahora, no se sabe si como certeza o como expresión de deseo, se espera hasta hoy una condición muy optimista. Y esto plantea que dentro de tres semanas el titular de la Reserva Federal, Jerome Powell, se convierta en una paloma, y que ejecute una suba de la tasa de solo 25 puntos básicos. Si Powell fuera efectivamente una paloma, la tasa corta iría hasta 4,75% anual, a pesar de que varios representantes de la Fed vienen pidiendo llevarla al 5%.

En suma, los miles de inversores que operan en el mercado parecen esperar que la economía de EE.UU. vaya a una recesión leve, una especie de aterrizaje suave. Por lo que ayer las tasas más largas norteamericanas estuvieron ayer tranquilas: se pagó 4,8% anual a 1 año, 3,7% a 5 años, 3,6% a 10 años y 3,7% a 30 años. Y esos valores, con una inflación que por ahora se viene mostrando bastante más alta, con un súper dólar que se adelantó mucho en los últimos tiempos, volvió a marcar una rueda negativa para el billete verde: ayer en el exterior el dólar subió 0,2% contra el yen, no cambió contra la libra, pero bajó 0,1% contra el yuan, 0,2% contra el euro, 0,3% en Chile, 0,4% en Brasil y 0,6% en México. Y analistas internacionales advierten que en algún momento la tasa corta de la Fed dejará de subir, empezará a normalizarse, y allí sobrevendrá una debilidad aún mayor para el billete verde, marcado un nuevo ciclo en todos los mercados, con sostén para las materias primas, ya que China se abrió y la mayor demanda de commodities del mundo abrió los ojos de nuevo.

El mercado local a contramano

A contramano de lo que pasa en el exterior, en Argentina la condición cambiaria fue completamente distinta. En principio, hay cierta inquietud porque el mercado brasileño se tranquilizó pero Brasilia está militarizada porque hay más amenazas de presión opositora a Lula. Los analistas locales quieren ver qué mide Lavagna y qué balances presentan las empresas. Pero lo que predomina en el mercado local es un total rechazo al peso argentino: todos saben que el Gobierno no deja de emitir, que esta situación de postergación de los problemas para que nada explote son asignaturas pendientes que tarde o temprano se pagarán. Y por eso ayer volvieron a subir los 15 dólares de Alberto.

El economista Ariel Coremberg (CEMA y Universidad de San Andrés) planteó que "Massa, igual que sus antecesores, tiene el mismo esquema antiinflacionario: trabar precios y frenar al dólar. El problema es que la inercia inflacionaria y el déficit fiscal siguen abiertos; las empresas públicas pierden por año más de US$ 7.000 millones. Todo eso se financia con emisión, y como los argentinos repudian al peso, el dólar oficial atrasa pero el dólar de mercado sigue subiendo".

Y exactamente eso fue lo que sucedió ayer: el dólar blue saltó $2  hasta un récord histórico de $359, pero a media rueda se negoció a $360 y en el interior a $363. Mientras que el dólar Qatar subió 20 centavos hasta $376,42, el Senebi trepó $19,13 hasta $353,35, el MEP subió $1,83 hasta $327,70 y el contado con liquidación saltó $3,20 hasta $336,24. Por lo que la brecha entre el oficial y el blue volvió al 91% y la del CCL con el mayorista llegó otra vez al 86%. Y esto se dio con el peso cayendo contra otras monedas: medidas en pesos, el euro oficial subió 64 centavos hasta $194,36, la libra subió 28 centavos hasta $219,52 y el real subió 22 centavos hasta $34,89.

Mínima compra del BCRA

El BCRA compró US$ 4 millones en el mercado de cambios y las reservas en definitiva subieron en US$ 9 millones, pero esto se dio con las tasas de interés clavadas en 75% anual tanto para las Leliq como para los plazos fijos (sin importar lo que pueda decir hoy el Indec) y además la autoridad monetaria chupó de los bancos $3.200 millones con Leliq a seis meses y $22.050 millones en Notaliq a 180 días.

Pero más allá de estas condiciones disímiles en cuanto a la dirección de los dólares, las sonrisas de los operadores se aplacaron un tanto, con todos girando la cabeza, cuando vieron que ayer se concretó una nueva suba del petróleo y sobre todo para el gas, y el cobre, por reapertura de China y por la expectativa de un aterrizaje suave, sin recesión profunda, en EE.UU. Esto, por supuesto, genera algún nervio, hace que los optimistas se miren con el rabillo del ojo. Ya que la firmeza de los commodities puede mantener alta la inflación norteamericana, y eso podría poner a Powell en posición halcón. Y esa alternativa pone a todos los especuladores en un punto de indecisión.

Las commodities, mixtas

¿Qué puede pasar? No todos los commodities burbujearon ayer. Es cierto que hubo una suba del 2,5% para el petróleo. Pero los metales preciosos estuvieron sin fuerza. Los metales básicos actuaron en una suerte de desquicio, muy alterados. En Chicago todos los granos anotaron aumentos, mientras que en Rosario subió fuerte la soja pero hubo bajas para el maíz y el girasol. Y con la sospecha de que los bancos centrales pueden equivocarse, ya que pueden empezar a aparecer quiebras en diferentes sectores, las criptomonedas volvieron a resurgir: hubo una nueva suba del 0,7% para el Bitcoin, con aumentos selectivas de hasta el 3% en el resto de los valores de ese panel. Todo ese cuadro de situación determinó que la Bolsa de Nueva York saltara ayer de nuevo: el Dow mejoró 0,8%, el S&P subió 1,3% y el Nasdaq brincó 1,8%. Al tiempo que la Bolsa de San Pablo subió 1,3% y la de México ganó 1,6%.

Los títulos locales

Conocida toda la foto internacional, la condición de los títulos argentinos muestra una realidad completamente aparte, con subas muy sólidas tanto para los bonos como para las acciones, con valores sobre todo consistentes en papeles privados porque allí el volumen operado está creciendo: son fondos de privados que están ingresando. ¿Por qué? Esencialmente se plantea como gran motor al trade electoral: "Con Cristina fuera de juego, sin chance para nadie del oficialismo, lo más probable es que el Gobierno cambie de color hacia una posición más pro mercado", repiten en los centros de análisis. Pero el que coronó esa especulación fue nada menos que Pablo Moyano (el líder de los camioneros) que sigue su lucha contra Kicillof. Dijo: "El gobernador de la provincia de Buenos Aires quiere quitarle la personería jurídica al gremio y el nuevo asesor del Presidente quiere hacer una reforma laboral: el peronismo se volvió un cambalache".

Semejante frase fue música para los especuladores que creen que el trade electoral puede seguir otro tranco, hasta que Massa no pueda renovar la deuda, pronto. El miércoles próximo ya tiene una licitación, debe renegociar títulos por $13 billones antes de las urnas. Y en el BCRA el agujero de Leliq ya se acerca a los $11 billones creciendo a una tasa anualizada imposible de pagar. De ahí que el blue se despegue, y con el Gobierno interviniendo con bonos, mantiene los dólares financieros un poco aplastados, pero eso es crema chantilly para el mercado: hacen rulos, bucles y cambios de posición inimaginables con los $32 de diferencia que hay entre el blue y el MEP.

Con todo eso, a pesar de que los especialistas creen que no podrán bajar la brecha del 90% actual ("más bien subirá", repiten), ven al dólar libre firme, viajando hacia $400 o más. 

Pero igualmente, como los precios de los bonos y de las acciones aún tienen precios bajos, no tanto como antes, la compra de papeles continúa. Así los bonos subieron ayer otro 2,4%, por lo que el riesgo país bajó ayer otras 61 unidades, hasta 1.996 puntos, el menor nivel en soete meses, perforando el piso de 2.000 puntos. Hoy un bono brasileño a 10 años promete una tasa a finish del 12,5% anual y un papel similar argentino ya está en 28%, muy por debajo que el alocado 50% que había cuando Cristina le frenaba a Guzmán un ajuste mucho más leve que el que hoy le tiene que soportar a Massa.

Y mientras el intendente de Hurlingham Juan Zavaleta rompe con la Cámpora, echando funcionarios, y Máximo Kirchner ordenando que todos los de su ala le renuncien a esa faceta peronista, la Bolsa porteña directamente fue una fiesta. Con gran volumen, $5.007 millones operados en acciones y $4.310 millones en Cedears, hubo un salto del 4,2% en la Bolsa de Buenos Aires. Y entre los ADR argentinos que se transan en Nueva York hubo suba en bloque del 1% al 9% para Francés, Pampa E, Galicia, Telecom, Supervielle, Macro, Loma Negra, Edenor, Bioceres, Central Puerto, YPF y Cresud; con baja del 1,7% para TGS.

Con esto, los bonos acaban de subir de US$ 18 a US$ 30 por cada 100 de valor nominal. Y el S&P MerVal en dólares está en su mejor nivel desde agosto de 2019, después de que Cristina nombró a Alberto como candidato a Presidente. 

En el anochecer de un día agitado, con precios que llenaron los bolsillos de varios, empezó a surgir la gran pregunta: ¿es hora de tomar ganancias? Medida en dólares la Bolsa acaba de subir 170% en 27 meses. Los bonos saltaron 66% en dólares en seis meses. Se viene un vencimiento de deuda impagable. Y en esto, como siempre, la ambición le gana a la prudencia: muchos ven que las materias primas seguirán sostenida, sin mirar el daño de la sequía a nivel local. Y saben que para la deuda vendrá una reestructuración: pero aún están convencidos de que defaulteados y todo, nuevamente, pueden ir de US$ 30 a US$ 50, y eso hace que los inversores agresivos sigan sin decir basta.

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