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Vitalik Buterin está preocupado por Ethereum

Las criptos no reemplazan al dólar y muchos se preguntan cuál es su “raison d'être”

A pesar de Robert Kiyosaki, el dólar sigue firme como reserva de valor. La experiencia de Vitalik Buterin con Ethereum muestra que el des-control de las blockchains puede ser contraproducente.

Vitalik Buterin en la tapa de la revista Time.
Vitalik Buterin en la tapa de la revista Time.

¿Estamos viendo el fin del dólar? Eso es lo que se preguntó Robert Kiyosaki, autor del famoso libro “Padre Rico, Padre Pobre” en un tweet donde comenta que Arabia Saudita acordó venderle petróleo a China utilizando como moneda de intercambio a la moneda de ese país. Explica que Estados Unidos está perdiendo poder mundial debido a las políticas de la Reserva Federal.

La realidad es que el hecho de que la transacción se haga en yuanes chinos no implica nada, lo importante es en qué moneda se guarden los ahorros. Los árabes podrían vender esos yuanes por dólares y China, que tiene una política de mantener un yuan devaluado, probablemente compraría esos dólares. Es esa la razón por la que el país asiático tiene una de las tenencias más grandes del mundo denominada en bonos del Tesoro de Estados Unidos.

Es importante recordar eso a los bitcoiners, lo importante no es la moneda de intercambio sino en qué se guarden los ahorros en última instancia. En otro tweet, Kiyosaki resalta ese punto. Dice que la intención de la Fed es que la inflación, que apareció con fuerza recientemente, pague la deuda que tiene el gobierno de ese país. Un análisis minucioso mostraría que tal “deuda” no es más que la oferta neta de dinero y que en realidad no hay nada que pagar, pero eso es otro tema. Aquel autor nacido en Hawaii dice que habría que stockearse de “papel higiénico, productos enlatados, comida congelada, oro, plata y Bitcoin”.

Pareciera que al menos en lo que respecta a la moneda digital más conocida pocos son los que están tomando su consejo. El Bitcoin cotiza aproximadamente 35% por debajo de lo que lo hacía hace 3 meses. Kiyosaki señala en un tercer tweet cuyo título es “Bitcoin y guerra” que “13% de los ucranianos, 12% de los rusos y 8% de los americanos tienen criptos”. No aclara a cuál cripto se refiere, y esperemos que no incluya a las stablecoins. 

En ese mismo tweet el autor explica que las monedas digitales descentralizadas le están dando a los ahorristas un refugio más seguro que el dinero “falso” de los gobiernos. Habría que preguntarse entonces por qué las criptos muestran sus cotizaciones denominadas en dólares, que es una moneda emitida por un gobierno.

David Stein, autor del libro y el podcast “Money for the rest of us”, le responde a Kiyosaki explicando que la dominancia del dólar estadounidense se encuentra muy firme. Según ese autor, el 60% de todas las reservas internacionales están denominadas en aquella moneda y un mismo porcentaje es el que representan los depósitos bancarios y los préstamos corporativos en moneda extranjera.

No, el dólar está lejos de ser reemplazado por el Bitcoin u otra moneda digital a gran escala. El valor de una moneda nacional está definido por lo que el sector privado tiene que hacer para obtenerla del emisor (el Gobierno) en el margen. Esa es la fuente de la estabilidad de las monedas nacionales y es esa la razón por la que Bitcoin o similares alternativas descentralizadas nunca podrán eliminar su volatilidad intrínseca.

El sueño original de los bitcoiners de tener un dinero equivalente al dólar pero que no fuera manejado por una autoridad central está cada vez más descartado. Es por ello que en redes como Ethereum el mayor crecimiento observado es el de las stablecoins en dólares, que vinculan su valor al de esa moneda nacional.

El fundador de esa red, Vitalik Buterin, fue el personaje de tapa en la revista Time debido a una extensa entrevista que le hicieron en Denver, donde se realizó la reunión anual de los adeptos a esa red. Lo más importante que dijo el joven programador, de origen ruso pero que vivió gran parte de su vida en Canadá, fue que le molestaba algunos usos que se le estaba dando a la red, como por ejemplo el club de los “Bored Apes” (monos aburridos), una serie de Tokens no Fungibles por los que millonarios como Jimmy Fallon y Paris Hilton pagan cuantiosas sumas para pertenecer. 

Su intención es que la blockchain pudiera servir para tener sistemas de votación más transparentes, una mejor programación urbana, sistemas de Ingreso Básico Universal, etcétera, y ese es el problema de la descentralización: uno no puede controlar el destino de su creación, y sino pregúntenle a Satoshi Nakamoto.

La mayor preocupación de Buterin es el tiempo que está llevando a esa red el paso al Proof of Stake. Recordemos que Ethereum hoy usa Proof of Work como sistema de validación de transacciones (el mismo que Bitcoin) lo cual implica un alto consumo de energía que satura la red elevando el costo de las transacciones y los tiempos para que se confirmen. Eso estaría generando que algunos usuarios se muden de red a alternativas que nacieron como Proof of Stake. Es una carrera interesante que nadie sabe quién ganará.

Pero no solo la pregunta es quién ganará esta carrera sino si los sistemas descentralizados tienen realmente “raison d'être” (razón de ser). El hecho de que no haya una autoridad central que los dirija los hace lentos para incorporar cambios y, como le pasó a Vitalik con Ethereum, nadie sabe cuál será el destino que puedan tener. 

¿Imaginan a un país o una empresa grande sujetando su futuro al de una red que nadie controla? Tal vez surjan alternativas centralizadas manejadas por empresas tecnológicas como Google o Facebook que atraigan más a los usuarios en cuestiones como, por ejemplo, el Metaverso.

Para lo que es el dinero, las monedas digitales de los gobiernos conocidas como CBDC no parecen detener su marcha y, como expliqué, no serán reemplazadas por las criptos. Son cuestiones que iremos dilucidando con el tiempo y que será divertido seguir de cerca. Algunos bitcoiners ya anticipan que el tiempo mostrará que la idea de Vitalik de usar las redes descentralizadas para algo más que una especie de “oro digital” no tiene mucho sentido. Es algo que, por ahora, nadie lo sabe.

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