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El Gobierno usa parches, pero sin empleo la pobreza crece

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Luis Varela 01 octubre de 2020

Por Luis Varela

Sin dudas, la pandemia del Covid-19 está poniendo a la actividad económica mundial al borde de la peor crisis de la historia: ya hay más de un millón de muertos y con una parálisis inusitada la pérdida de empleos a nivel global es pavorosa. Y, dentro de esos, los números de Argentina siguen alarmando: el país ya tiene más de 750.000 contagiados y el número de muertos roza las 17.000 personas.

La enfermedad golpea a todos los países pero en  Argentina está impactando de manera más violenta, esencialmente porque desde hace años venimos utilizando el mismo método para enfrentar problemas: cada vez que aparecen personas sin empleo, terminan siendo acomodadas en el sector público, y para mantener al empleo estatal es necesario aplicar cada vez una mayor presión impositiva, y con todo eso el sistema terminó estallando.

Con el correr de las décadas las movidas sociales en este sentido se fueron profundizando y las familias fueron instrumentando diferentes formas para defenderse. Se sabe, cada vez que hay un cuello de botella, primero se deja de pagar la deuda, se hace un default con quita de capital o intereses. Se devalúa el peso. Y se termina colocando todo tipo de impuestos, que siempre son por única vez, y al final quedan para siempre.

Y, tal como hizo Cristina Kirchner en su segundo mandato y Macri en su turno, el actual presidente Alberto Fernández acaba de realizar lo mismo: quita de intereses y postergación en la deuda, más impuestos, más devaluación, sólo que esta vez el impacto es más fuerte y notorio porque todo el problema, en un país sin reservas, llegó con la pandemia a cuestas.

Consciente de que el problema es enorme y, sobre todo, empezando a entender que lo que viene va a ser todavía peor, el Gobierno está haciendo diferentes movimientos para ver si puede arreglar las cosas. Y, tal como hicieron Cristina o Macri, lo que aplica la actual administración es más parches, tratando de bajar la fiebre pero sin dar muestras de pretender atacar la enfermedad, con lo cual está generando entre la población un nivel de desconfianza que profundiza todavía más el problema.

Con eso, ayer se conocieron los datos de pobreza en indigencia: datos oficiales, del Indec, por lo que el Gobierno no puede culpar a los medios de esta noticia. Puntualmente, de manera dramática, la herencia de los gobierno anteriores y las malas políticas económicas actuales, más la pandemia y la cuarentena, convirtieron a Argentina en un país con 40,9% de pobres. Y la pesadilla es todavía peor si se entiende que la indigencia ya supera el 10% de la población. Y, con el riesgo de un futuro quemado, se observa que los chicos de 0 a 14 años tienen nada menos que el 56% de pobreza.

Frente a esto, sin retroceder un solo centímetro, empecinado, el Gobierno sigue castigando a los que pueden lograr que todo esto se de vuelta: castiga con más impuestos a las empresas, mantiene una ley laboral que impide contratar gente nueva y la desocupación va dejando cada vez a más gente mendigando en las calles, durmiendo en las veredas.

Mientras eso sucede, el Gobierno anuncias aumentos escalonados para empleados estatales, sin entender que lo que necesita la gente es trabajo. El gobernador Kicillof postergó ayer la liberación de tierras tomadas en Guernica, y en uno de sus últimos recorridos, la gente lo llamaba desde lejos, se acercó a un alambrado y escuchó: no pedían planeas, le decían "Gobernador, necesitamos trabajo".

Con eso como fondo, la cantidad de ahorristas que todavía tienen alguna capacidad de ahorro, persiste en sacar su dinero de los bancos. Y, con eso, ayer el sistema financiero tuvo el peor día de la gestión de Fernández en pérdida de reservas en el Banco Central. La autoridad monetaria perdió en 24 horas nada menos que US$ 370 millones, en una combinación de pago de bonos que no lograron las cláusulas de acción colectiva, gente retirando sus depósitos de sus cuentas y gasto del Central para impedir que el dólar se siguiera disparando.

https://twitter.com/cbuteler/status/1311425432277921793

¿Qué hace el Presidente en este conexto? Se reúne con las agrupaciones del campo, ofreciéndoles hacer una baja de tres puntos en las retenciones a los granos y la carne, para que liquiden antes, y que con ello el BCRA tenga más espaldas. Un parche, ya que el problema no es ese, sino la generación de empleo: el Presidente no logra convencer a las pymes que contraten gente nueva. Las leyes laborales frenan la decisión de contratar, porque a la hora de despedir, si las cosas no funcionan, no se puede dejar a gente afuera, no se pueden ajustar alquileres, no se puede desalojar, todas medidas en contra de la confianza para la inversión y el desarrollo.

Además, en una movida que generó mucha desconfianza en un gran arco de la sociedad, el Presidente dio otro paso en su distanciamiento con Estados Unidos y Europa. Realizó un zoom con el Presidente de China, Xi Jinping, charló 40 minutos, acordó hacer obra pública financiada y administrada por los chinos, a cambio de convertir al swap que tiene el BCRA en dinero líquido.

Así, ayer, con toda esta intervención, los dólares financieros libres cedieron algo, pero el blue volvió a subir, y los dólares oficiales continuaron con su cansino crawling peg, que a lo largo de setiembre terminó con un claro atraso en el tipo de cambio. Ya que con los mayoristas presionando por subas, se les conceden aumentos de hasta el 7%, la inflación terminará el mes por arriba del 3,5%, y el dólar oficial subió 2,9%, muy lejos del 16,4% que creció en el mes el dólar fuga, del 14,3% que creció el dólar MEP y del 8,9% que trepó el dólar blue.

Ayer, después de un patético debate entre los dos candidatos a presidente que tiene Estados Unidos, reflejando la notable decadencia que está mostrando ese país, en el exterior el dólar subió 0,1% contra el euro y en Chile, pero bajó 0,2% en Brasil y contra el yen, cedió 0,5% contra la libra y cayó 1,5% en México.

Y en Argentina el dólar ahorro subió 62 centavos hasta $133,02, el oficial subió 38 centavos hasta $80,62, el blue subió $1 hasta $147 y el mayorista subió 6 centavos hasta $76,18. El Banco Central perdió US$ 370 millones de las reservas y se quedó con US$ 41.381 millones de dólares. El dólar MEP bajó 10 centavos hasta $139 y el contado con liquidación cayó $2,05 hasta $146,45.  Por lo que la brecha entre el dólar oficial y el blue fue del 82,3% y la del CCL y el mayorista fue del 92,2%. Y, medidos en pesos, la libra subió 49 centavos hasta 98,41, el real subió 7 centavos hasta 13,58 y el euro bajó 7 centavos hasta 89,30.

Con esos números en el mercado de cambios, los titulos públicos argentinos siguieron débiles, y el riesgo país cedió apenas hasta 1.300 puntos básicos, seis veces lo que miden los países vecinos de la región, que tuvieron en algunos casos pandemias peores a las que está sufriendo Argentina.

En cuanto a los papeles privados, la mediocridad se sigue viendo en  Argentina, y Wall street sigue enarbolado, a pesar de un debate grosero entre Donald Trump y Joe Biden. Los índices de la Bolsa de Nueva York subieron 1% promedio. Y las bolsas de la región anotaron subas del orden del 1%. Pero en Buenos Aires la situación fue bien diferente.

El índice Merval operó con más volumen, $1.162 millones, y los precios anotaron una caída del 2,2%. Aunque en Nueva York los ADR argentinos repuntaron en dólares, con YPF destacándose como único papel que sigue bajando. Aunque hubo un informe de un banco internacional, Bank of America, que advirtió que los títulos argentinos tienen castigo en exceso. Quizás piensen que los miembros del FMI llegan el lunes, y que puede haber algo de oxígeno para bajar otra vez la fiebre, en una historia que Argentina repite desde hace años y años.

Ayer se vio también una mejora en la venta de autos, pero septiembre igual fue el peor setiembre de los últimos 18 años. Muchos tenedores de dólares compran autos nuevos con dólares billete, pero la compra de ocasión no llega ni siquiera a mejorar los pobres números de septiembre del año pasado, que ya había sido muy malo, después del resultado de las PASO del 11 de agosto.

De ese modo, las commodities terminan setiembre con altísima volatilidad, pendientes del virus, de las vacunas, y de quién se quedará con la Casa Blanca el 3 de noviembre, con China haciendo un gran reclamo porque tanto Trump como Biden culpan a Pekín de todos los males.

Así, el petróleo logró mejorar algo ayer, los metales preciosos estuvieron débiles, al igual que las criptomonedas. Los metales básicos estuvieron mixtos. Y los granos estuvieron débiles en Chicago, pero en Rosario volaron: la soja subió 10,8%, el maíz tuvo un alza del 3,4% y el trigo trepó 3,2%. Eso seguramente traerá más dólares al BCRA, para aguantar un poco, pero de ninguna manera permitirá que las pymes empiecen a darle trabajo a millones de argentinos que necesitan encarecidamente un empleo.

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