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Tablero geopolítico

¿Y China?

El silencio y tibio apoyo de Beijing a Putin muestra que, en principio, dicha alianza está muy lejos de ser una coalición total

Vladimir Putin y Xi Jinping
Vladimir Putin y Xi Jinping .
Bruno Fanelli 14 marzo de 2022

Con la atención puesta en la guerra de Ucrania y en sus principales actores, mucho se ha discutido acerca de Vladimir Putin, Joe Biden y el futuro de la OTAN. Pero menos se ha hablado acerca del otro polo del sistema internacional: China.

El lugar que ocupa China en este conflicto habla a los gritos acerca del funcionamiento del sistema internacional actual. Para empezar, comenzamos a dilucidar los límites de la alianza de Moscú y Beijing. 

En el día de ayer, oficiales de EE.UU. anunciaron que Rusia solicitó asistencia militar a China, lo cual la diplomacia china negó. Esto prueba el alcance de dicha alianza de manera brutal: ayudar a Rusia equivaldría enfrentarse a EE.UU. 

El silencio y tibio apoyo de Beijing a Putin nos muestra que, en principio, dicha alianza está muy lejos de ser una coalición total en la que Xi está gustoso de acompañar en todas sus acciones a Putin. 

Entonces, ¿dónde reside el interés de China? China ha basado su política exterior de hace ya muchas décadas en perseguir el crecimiento económico por sobre metas geopolíticas. Sin abandonar su búsqueda por recuperar Taiwán, que la enfrenta a EE.UU., llevó a cabo una política exitosísima de atracción de inversiones que, aunada al control interno y teniendo como principal socio comercial a EE.UU., consiguió uno de los despegues económicos más importantes de la historia. 

Esta orientación de Beijing comenzó a cambiar en la última década. Ayudada por los recursos que su bonanza económica le permitía, China comenzó a modernizar sus Fuerzas Armadas y perseguir políticas más ambiciosas en el área del Asia-Pacífico. Esto motivó a la administración de Barack Obama a balancear militarmente a China en dicha área. Ya con Donald Trump, se persiguió la separación de las economías, ambas muy imbricadas en sus cadenas de valores. Esa política fue continuada por Biden. 

Y esto nos lleva al meollo de la cuestión, que aplica tanto a Rusia, como a China o Estados Unidos. En el sistema internacional actual, globalización mediante, es imposible perseguir ambiciones geopolíticas contra otras potencias sin pagar un inmenso costo económico. La gigante batería de sanciones que sufre hoy Moscú da cuenta de ello, al igual que el creciente desacoplamiento de las economías chinas y estadounidenses, con un costo de miles de millones para ambos.

En función de esto, el interés chino en apoyar militarmente a Putin y salvarlo económicamente no es particularmente fuerte y así lo ha demostrado ser hasta ahora. 

Por supuesto, puede llegar el momento que un conflicto escale en Europa de forma tal que EE.UU. se vea directamente implicado, generando un momento propicio para que China busque alcanzar sus objetivos en el Pacífico, especialmente recuperando Taiwán. 

Esto ha sido el análisis de distintos especialistas al comenzar la guerra en Ucrania. Pero por supuesto, la historia nos enseña que apostar todo en el tablero geopolítico sin prestar atención al económico-comercial puede llevar más a la derrota que a la gloria. 

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