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Entrevista

Oliver Stuenkel: “Una versión brasileña del 6 de enero es probable si Bolsonaro pierde las elecciones”

Oliver Stuenkel, profesor asociado de la Escuela de Relaciones Internacionales en la FGV de San Pablo, analizó la gestión del líder de ultraderecha y sus posibilidades de cara a las próximas elecciones

Oliver Stuenkel
Oliver Stuenkel .
20 febrero de 2022

Por Damián Cichero

El 2022 podría marcar un antes y un después en la historia de Brasil. Aunque ni Lula da Silva ni Jair Bolsonaro oficializaron sus candidaturas, todo parece indicar que se enfrentarán en los comicios presidenciales pautados para octubre.

Debido a su mala gestión de la pandemia y diversos problemas económicos, como la alta inflación, la popularidad de Bolsonaro está en su nivel más bajo desde que llegó al poder y todo hace indicar que será derrotado por Lula.

En una entrevista exclusiva con El Economista, Oliver Stuenkel, politólogo y profesor asociado de la Escuela de Relaciones Internacionales en la FGV de San Pablo, analizó la gestión del líder de ultraderecha y cuáles son sus posibilidades de cara a las próximas elecciones. 

¿Cuál es su opinión sobre la política exterior de Bolsonaro? Parece estar aislado como consecuencia de su escepticismo por el cambio climático y la pandemia del coronavirus.

Para Bolsonaro, la política exterior tiene un papel fundamental en la movilización de una parte de su alianza electoral. Esta alianza está formada por tres grupos: el primero, que votó por Bolsonaro porque prometió una política liberal. El segundo, que exigía más seguridad y por eso Bolsonaro incluyó muchos militares en su gobierno. Y uno tercero de conservadores que querían mayor énfasis en temas como la religión y que también apoya a Bolsonaro por algunas de sus ideas autoritarias. Obviamente, existe una tensión muy grande entre estos grupos porque, mientras que uno esperaba una apertura económica que está muy conectada con la participación en grupos multilaterales, otro es antiglobalista y quiere aproximarse a otros países por temas ideológicos, como es el caso del vínculo con Donald Trump. En este sentido, Bolsonaro se aproximó a Israel, Hungría y Polonia, gobiernos que comparten de alguna manera sus ideas. Esto obviamente generó mucha tensión entre estos grupos y también con el grupo de los militares, que querían una política menos volátil. Muchas cosas que han pasado no fueron el producto de falta de planeamiento, sino de una estrategia muy clara. Su postura de rechazo hacia cualquier tentativa de trabajar con otros países para combatir el cambio climático era una medida muy importante para el tercer grupo, que no cree que exista el calentamiento global. La política exterior ha sido una extensión fundamental de la relación que Bolsonaro mantiene con sus electores. Justamente, está aislado porque los antiglobalistas no cooperan. Los vínculos entre Trump, Bolsonaro y Viktor Orbán es un tipo de cooperación que presupone un ambiente sin instituciones internacionales, ni alianzas formales ni reglas claras. Trump podía comportarse de esa manera porque el resto del mundo igualmente tenía que mantener algún tipo de relación con EE.UU. Sin embargo, el problema es que Bolsonaro hizo exactamente lo mismo, pero Brasil es mucho menos indispensable que EE.UU. para el resto del mundo. Por ello, durante su reciente viaje a Europa, solo había un mandatario europeo dispuesto a reunirse con él, que es Orbán y que también está aislado. 

¿Cuál era el verdadero objetivo del viaje de Bolsonaro a Rusia y fue positivo para él?

Fue un viaje motivado por consideraciones electorales. El año pasado, Lula da Silva viajó a Europa y utilizó su amplia red internacional para reforzar su campaña electoral. Además, él sabe que Occidente apoya abiertamente su vuelta al poder, ya que Brasil hoy no es un actor con el que se pueda cooperar. Bolsonaro quería mostrarles a sus seguidores que él no estaba aislado, pero no pudo demostrarlo con presidentes de América Latina, Oriente o Africa. El quería probar que podía reunirse con jefes de países ricos o europeos, pero nadie estaba dispuesto. Los únicos dos que sí lo estuvieron fueron Rusia y Hungría. Con Polonia también hubo varios intentos, pero no logró concretarlo porque el gobierno polaco no quería recibirlo. Técnicamente no hacía falta una reunión con Putin en Moscú en este momento, aunque existe una relación estratégica importante entre ambos países que justificaba el encuentro. Se podría cuestionar el momento en que la cumbre se realizó (por la crisis con Ucrania), aunque en realidad la fecha se había definido en noviembre. Creo que lo más preocupante fue la declaración de Bolsonaro de mostrarse “solidario” con Rusia en este momento de tensión. Eso fue totalmente innecesario. Para Putin ya fue excelente recibir a Bolsonaro en esta situación y no hacía falta nada más. Estas declaraciones causaron malestar en EE.UU. y varios países europeos, empeorando aún más las ya malas relaciones. Es cierto que Brasil le compra fertilizantes a Rusia, pero eso no ameritaba un encuentro presidencial. Fueron dos viajes para movilizar a sus seguidores, ya que tanto Putin como Orbán son dos líderes que inspiran a los electores de Bolsonaro por ser hombres fuertes. En el caso de Orbán, también es antiglobalista, lo que lo hace más parecido a Bolsonaro. 

¿Cuál fue el desempeño de Bolsonaro en la región? Sus principales objetivos eran sacar a Maduro del poder en Venezuela y modernizar el Mercosur, pero no lo logró.

Respecto al tema de Venezuela, Bolsonaro estuvo en Washington y el Gobierno de Trump le preguntó si Brasil estaría dispuesto a apoyar las amenazas norteamericanas. Desde mi punto de vista, no había una intención real de EE.UU. de invadir Venezuela, pero querían un apoyo retórico. Bolsonaro dijo que sí, pero los generales, pertenecientes al grupo dos que mencionaba antes, le dijeron que no, porque consideraban que esto crearía un precedente y Brasil podría ser el próximo objetivo. Justamente, uno de los objetivos estratégicos de Brasil es reducir la presencia de potencias extracontinentales en América del Sur. Los generales brasileños prefieren que Maduro siga en el poder antes que tener tropas de EE.UU. en Venezuela. Por otra parte, todos los presidentes de Brasil tienen un ministerio de Relaciones Exteriores con personal muy calificado. El problema de Bolsonaro fue que él identificó a este ministerio como el lugar más “infectado” de globalistas y por eso su primer canciller tuvo como principal misión reducir la influencia de este ministerio. Esto hizo muy difícil articular una respuesta en la región, ya que las personas mejor calificadas del ministerio fueron enviadas a los consulados para, literalmente, sellar pasaportes. Otro de los problemas fue que el primer grupo, el de los liberales, querían abrir la economía brasileña y modernizar el Mercosur. Ser como un nuevo Chile. Pero nunca hubo una estrategia clara hacia América del Sur, porque para Bolsonaro la política exterior es una herramienta para influenciar la opinión pública. Sus ataques a Argentina y Venezuela tienen una visión cortoplacista y, desde el resto de los países de la región, esto se interpretó como que con Brasil se pueden resolver problemas puntuales, pero no hay una iniciativa seria de cooperación. La relación con Argentina terminó siendo contaminada por la tentación permanente de Bolsonaro de utilizarla como un ejemplo de país que va en camino de ser como Venezuela, lo cual forma parte de su narrativa contra la oposición y el PT. A esto se suma que públicamente respaldó a Mauricio Macri en las elecciones de 2019, cuando todos le recomendaban que no lo hiciera. Así, Brasil abandonó por completo sus intenciones de convertirse en un líder regional. 

Aunque Lula da Silva no confirmó su candidatura para las elecciones de octubre, todos los sondeos lo dan como ganador. ¿Ya está definida la elección?

Todavía estamos muy lejos de las elecciones y mucho puede pasar en el medio. En los últimos años, tuvimos comicios muy dramáticos: en 2014 un candidato murió en un accidente de avión y en 2018 hubo un atentado contra Bolsonaro. Existen varios factores que dificultan nuestra capacidad de prever. Lo que sí podemos decir es que la llamada “tercera vía” tiene muy pocas chances de ganar protagonismo. Hay un grupo muy grande al que no le gusta ni Lula ni Bolsonaro, pero no comparten una visión común. Entonces será “Bolsonaro vs. Lula”. Lo más probable es una victoria de Lula, aunque Bolsonaro tiene la ventaja de estar en el poder. El papel del Gobierno en la economía es muy importante, por lo que Bolsonaro podría hacer un poco de “magia” aumentado mucho los gastos públicos para ganar votos. Además, tiene un gran porcentaje del electorado que votará por él en cualquier circunstancia. Su plan es llegar a la segunda vuelta y después esperar que los moderados voten por él, porque no quieren que el PT vuelva al poder.

Si gana Lula, ¿podría Bolsonaro seguir los pasos de Trump y no reconocer su derrota? ¿Se podría vivir en Brasil una situación similar al ataque al Capitolio de EE.UU. el 6 de enero de 2021? 

Podría ocurrir un escenario como el del 6 de enero. Las chances de que Bolsonaro acepte el resultado son muy pequeñas. La gran pregunta es cómo se comportarán las FF.AA., la policía militar de cada estado y los seguidores de Bolsonaro. Una versión brasileña del 6 de enero es probable, aunque esto dependerá en gran medida de la capacidad de Lula de establecer un diálogo con diferentes grupos, como las FF.AA., el agronegocio, los conservadores. Si él consigue proyectarse como centrista, el riesgo de violencia poselectoral será menor. Hay que recordar que Bolsonaro defendió a los atacantes del Capitolio. Además, cuando se reunió con Jake Sullivan, el asesor de Seguridad de Joe Biden, le dijo que creía que había habido fraude en EE.UU. Lo que más me preocupa es que el ejemplo de Trump demuestra que iniciar estas situaciones tiene recompensa porque te permite mantener el control sobre una parte del electorado. Un año después del ataque, Trump controla su partido, el cual probablemente controle el Congreso a partir de noviembre, y él tiene una chance real de volver al poder. El ejemplo de EE.UU. es preocupante para Brasil porque es un incentivo para no aceptar el resultado. 

3 FRASES DESTACADAS

Todavía estamos muy lejos de las elecciones y mucho puede pasar en el medio. En los últimos años, tuvimos comicios muy dramáticos: en 2014 un candidato murió en un accidente de avión y en 2018 hubo un atentado contra Bolsonaro. Lo más probable es una victoria de Lula, aunque Bolsonaro tiene la ventaja de estar en el poder.

El año pasado, Lula da Silva viajó a Europa y utilizó su amplia red internacional para reforzar su campaña electoral. Bolsonaro quería mostrarles a sus seguidores que él no estaba aislado y probar que podía reunirse con jefes de países ricos o europeos, pero nadie estaba dispuesto. Los únicos dos fueron Rusia y Hungría.

Podría ocurrir un escenario como el del 6 de enero en Estados Unidos. Las chances de que Bolsonaro acepte el resultado son muy pequeñas. La gran pregunta es cómo se comportarán las FF.AA., la policía militar de cada estado y los seguidores de Bolsonaro. Hay que recordar que Bolsonaro defendió a los atacantes del Capitolio.

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